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Un camino al bienestar interior

 

ACTUAR EN EL MUNDO

Permanecer con vida en el mundo, vida biológica primero y luego vida subjetiva; conservar las adquisiciones, materiales o simbólicas y conseguir otras en el futuro; hacer realidad nuestro proyecto vital, exige proyectar y ejecutar ciertas acciones, lo que se llama comúnmente actuar en el mundo.

Para analizar mejor la acción humana sobre el mundo, en especial el mundo de la vida, definimos una unidad que llamaremos “situación”: vérselas con el mundo es, entonces, resolver situaciones.

Al resolver situaciones buscamos básicamente mantener sin mengua un estado de cosas propias y también ajenas, un cúmulo de posesiones materiales o simbólicas o aumentar de alguna manera ese capital.

Resolver situaciones exige expresar conductas, tanto conductas manifiestas y concretas en el mundo objetivo, como conductas internas, simbólicas, virtuales, proyectivas, en el medio subjetivo. Las conductas internas, deliberativas, pueden o no convertirse en conductas concretas. Las conductas podrán ser intencionales, surgidas de la voluntad, la deliberación y decisión de la persona o involuntarias, como las conductas reflejas.

La ejecución de conductas intencionales, principalmente concretas, va acompañada de un proceso de evaluación (que también es una forma de conducta, interna en este caso), que modifica o mantiene el curso de la acción proyectada a fin de conseguir las metas. El proceso de evaluación nos va diciendo, microsegundo a microsegundo, si nos acercamos o nos alejamos de la meta. Otras funciones intelectivas, de mayor nivel de integración, ponen a nuestra disposición posibles “planes B”.

Si durante el proceso de ejecución nos acercamos a la meta surgirán sentimientos de agrado, de satisfacción y de moderado placer. Si nos alejamos de la meta, lo cual representa una amenaza para nosotros, aparecerán sentimientos de desagrado, de insatisfacción y de moderado displacer. Esto último motiva el recurrir a alteraciones del curso previsto de la acción hasta visualizar de nuevo, vía imaginación, una resolución exitosa de la situación.

Estos sentimientos de agrado o desagrado se caracterizan como emociones, es decir, sentimos un particular estado de lo interno, que nos “posee” y al que llamamos emoción (el miedo es uno de esos estados posibles, la euforia es otro). Las emociones tienen varias funciones, entre ellas la de focalizar las energías tanto físicas como intelectuales a fin de conseguir la meta, otra es la de comunicar el estado de nuestra interioridad al mundo exterior, generalmente a otras personas.

Muchas veces la situación se resuelve por medio de conductas estereotipadas y convencionales (“siempre se hizo así”). Llamamos hábitos a estas conductas, también conductas habituales y actitudes.

En la resolución de situaciones interviene el tiempo: puede ser al proyectar una acción futura; evaluar lo hecho un tiempo atrás, estar preparando una intervención o estar ejecutando esa intervención. En todos los casos aparecen sentimientos de agrado o desagrado, producto de evaluaciones particulares y globales, que modifican la acción presente o futura o clasifican el hecho como bueno o malo si ya se produjo.

Concluida la resolución, a la vista de los resultados, que pueden estar proyectados y tener efectos en varios planos existenciales (materiales y morales por ejemplo, concretos o simbólicos), aparecerán sentimientos emocionales que se extienden en una línea que va desde lo placentero en alguna de sus variedades y niveles de energía, hasta lo displacentero, en alguna de sus variedades y niveles de energía. Si hemos conseguido un éxito, sentiremos gratificación; si hemos fracasado; sentimientos de desagrado, de displacer.

Recordemos que el bienestar subjetivo se compone de buenas sensaciones, de una sucesión de emociones de tipo positivas, gratificantes.

Si durante la ejecución de las acciones aparecen sentimientos de malestar, de desagrado y al finalizar no hemos tenido éxito, es decir hemos perdido algo, principalmente en el campo de lo simbólico, el período de vida se rotulará como de malestar. Si las cosas se han desarrollado con signo contrario, habremos pasado o estaremos en un período de bienestar interno.

El conjunto de conductas que somos capaces de producir expresan una cierta capacidad de gestión del mundo de la vida. Esta capacidad de gestión tiene consecuencias para uno mismo como para los demás. Un tipo de consecuencias son los sentimientos que aparecen antes, durante y después de la resolución de situaciones.

En la elaboración, ejecución y evaluación (evaluación tanto sincrónica como diacrónica) de nuestras acciones sobre el mundo intervienen componentes cognitivos en una importante proporción, además de habilidades y capacidades físicas. De modo que, en referencia al tema que nos ocupa y desde la persona hacia el mundo, en cada momento de la biografía de una persona, la capacidad de gestión (amplia o escasa) y los sentimientos que acompañan esa gestión (de agrado o desagrado), dependen de una cierta configuración del saber que la persona tiene sobre las cosas del mundo. Si esos saberes, esa red de creencias (es un sistema de creencias), producen en nosotros metas y modos de conseguir esas metas, “permitidos” de alguna manera por el estado de cosas instituido en el mundo, obtendremos éxitos; de allí buenas sensaciones y al fin bienestar. Si el conjunto de supuestos sobre el mundo que yo he consolidado en mi interior, al momento de expresar conductas, posee fallas, incongruencias y disfunciones con el presentarse del mundo a mi acción, los resultados no serán los esperados: malas sensaciones, al fin: malestar.

Hasta aquí podemos ver que el bienestar subjetivo depende, en su aspecto operativo e instrumental, de un cierto conjunto de creencias, de saberes sobre la realidad, tanto sobre la realidad objetiva como subjetiva.

Detallemos un poco más las cosas. Si hacemos abstracción de las habilidades y capacidades concretas (físicas, como capacidad de correr a cierta velocidad) diremos que en la resolución de una situación, a la hora de expresar conductas concretas y también internas, los aspectos cognitivos se hacen presentes al menos de tres modos: a) una cierta capacidad instrumental de gestión, formada por el conjunto de saberes prácticos que me permiten modificar el mundo (tanto el mundo objetivo como mi mundo subjetivo). Llamaremos a esta capacidad “el potencial de factura”; b) un conjunto de aspiraciones referidas “a mí mismo”, desde conservar lo presente (elementos y cosas materiales o simbólicas) como conseguir estados y cosas que considero necesarias , lo llamaremos “El yo mundano”; y c) un conjunto de supuestos sobre la realidad, creencias de amplio rango, de corte teórico, contestaciones a preguntas del tipo ¿qué es la vida y cuál es su sentido?; ¿qué soy yo entre los demás?; ¿Qué es ser responsable? etc.,lo llamaremos “La cosmovisión”.

Si al gestionar la realidad, tanto interna como externa, aparecen malas sensaciones, sensaciones de displacer, debemos concluir que alguno o todos los sectores de tipo cognitivo que hacemos intervenir en la elaboración, ejecución y evaluación de las conductas son los responsables.

Por último y en vistas a iniciar un camino de transformación interior, adoptaremos un criterio general: hay un modo de gestionar la realidad, adecuado a nuestra particular biografía y circunstancia, que produce sólo buenas sensaciones o, a lo sumo, malas sensaciones manejables.

 

TRABAJANDO EN LA SUBJETIVIDAD

Entonces, el trabajo de superación personal estará destinado a: a) dotar a las tres estructuras cognitivas de contenidos convenientes y b) homogeneizar y conectar esos contenidos en una superestructura llamada “proyecto vital”. De modo que, al poner a operar esa red de creencias en el mundo, en relación con los demás o conmigo mismo, sólo obtengamos buenas sensaciones.

Esto exigirá reexaminar esa red de creencias y las conductas que expresamos a partir de ellas y los hábitos que hemos consolidado a lo largo de la vida, como así también enterarnos cómo funciona nuestro cuerpo (soma); cuáles son los modos de reaccionar que él tiene; cómo interactúa el soma con el mundo intelectivo; cómo influyen las emociones en los procesos de deliberación y decisión de la conductas intencionales, etc, (varios etc.). El criterio sería: con el tiempo poder discernir en el medio subjetivo secciones, partes, relaciones jerárquicas, etc. con la misma claridad con que lo hacemos cuando se trata de nuestro cuerpo físico. Un ejemplo: cuando sentimos hambre, no decimos “todo” mi ser siente hambre. Circunscribimos el desequilibrio a una sección de nuestro cuerpo, el sistema digestivo, y actuamos en consecuencia (hubo un momento en la infancia en el cual no sabíamos qué parte de nuestro ser era la afectada). Cuando decimos “estoy pensando”, ¿qué parte de mi “piensa”? ¿Todo mi ser piensa? ¿Pensamos “nosotros” o el pensamiento “nos posee”?.

Como se ve, este es un trabajo estrictamente personal, ya que nadie puede intervenir en nuestra subjetividad como lo haría un albañil para remodelar nuestra casa. Sin embrago, a pesar de la especificidad y unicidad de cada ser humano, se pueden establecer pautas y criterios comunes por los que guiarse. Aunque amplios, no por ello menos efectivos a la hora de buscar congeniar con el mundo y el prójimo.

Esas notas comunes pueden ser principios tomados de diferentes tradiciones de pensamiento o hipótesis reconstruidas por la experiencia personal a partir de las sugerencias de autoridades intelectuales o de las lecturas del fondo de experiencias que la humanidad ha conseguido hasta hoy.

Suponer que de toda experiencia, de toda resolución de una situación, aunque el resultado haya sido adverso a nuestros intereses, podemos extraer algo positivo, es un principio operativo (“No hay mal que por bien no venga”, según la expresión popular); aprender a manejar la agencia emocional es una hipótesis operativa reconstruida a partir del saber científico de hoy; actuar con bondad y compasión hacia las futuras generaciones es una creencia que podemos reconstruir en nuestro sistema de creencias a partir de lo expuesto en varios sistemas de creencias religiosos.

El trabajo con y en nuestro mundo subjetivo entonces apuntará a intervenir de varios modos: a) remodelar, e incrementar si hiciera falta, nuestra capacidad de gestión práctica del mundo (el potencial de factura). Se adquirirán nuevos hábitos y otros se dejarán de lado; se desarrollarán nuevas habilidades; b) establecer y considerar apetencias y aspiraciones, tanto concretas como simbólicas, más realistas y ecuánimes (el yo mundano). Se dejarán de lado algunas aspiraciones y se visualizarán otras; c) revisar y asumir valores y principios rectores adecuados a lo propio y que apunten a una vinculación funcional con el mundo (la cosmovisión). Se redefinirán algunas situaciones hasta significarlas de un modo adecuado. d) y por último a conectar todo bajo un cierto proyecto vital (alojado en la cosmovisión). Nos incluiremos en el mundo como sujetos operantes junto a otros sujetos operantes que buscan lo mismo que yo, con los cuales negociaremos las mejores soluciones a los conflictos. Todo esto a la luz del siguiente criterio: en cada nuevo caso de gestión del mundo, además de la mejor resolución, se han de obtener sensaciones placenteras, gratificantes, para todos los intervinientes.

 

ACCIONES PRÁCTICAS

El trabajo que exige este camino posible de superación personal se concreta primero en una decisión: “de hoy en adelante me pondré con firmeza a trabajar en dirección de un mayor conocimiento de mi mismo y de cómo superar mis malos hábitos”, “Quemar las naves” como se dice. Luego en la adopción de un modo de trabajo práctico: dividir el día en dos partes: una zona de reflexión (escritura, 20 a 30 minutos, lugar retirado, silencio, a solas con uno mismo, “preguntar-se” y “contestar-se”) y una zona de prácticas y experimentación (y también de observación): el resto del día. En las primeras épocas, hasta consolidar el hábito, es necesario hacerlo todos los días. Es muy importante llevar un registro escrito de las reflexiones. A este proceso se le conoce como textualizar el pensamiento.

La meta es múltiple: incentivar e incorporar una sana preocupación por las cosas internas: cambiar algunos hábitos; realzar algunas buenas costumbres adormecidas en nuestro interior; “congeniar” con mis aspiraciones más profundas y con los proyectos de los que me rodean (personas cercanas y lejanas), en suma, establecer con el tiempo nuevos hábitos (ya que sin ellos la vida no es posible), unos hábitos que nos devuelvan buenas sensaciones y produzcan cada vez más armonía en el entorno vital donde nos movemos.

Se trata, en suma, de poner en escena un proceso de maduración y superación personal parecido al que nos obliga la vida por el solo hecho de vivirla, pero esta vez decidimos llevar adelante ese proceso de una manera sistemática, deliberada y consciente, crítica y racionalmente controlado.

 

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Beneficios de la terapia con mandalas

Los talleres de Mandalas son como un “espacio en blanco” en tu rutina diaria, que por su duración te aseguran un beneficio.
Un espacio en el que tu mente desconecta durante horas y deja paso para que el subconsciente actúe allí donde debe hacerlo. Es un tiempo que dedicas realmente a ti mismo y tu equilibrio interior.
La terapia con Mandalas es “inteligente” pues trabaja aquellas zonas de tu interior que necesitan ayuda y que otras terapias no han conseguido sanar. En cada persona es diferente por lo cual, aunque el beneficio es seguro, los resultados no son predecibles, pues trabajando con Mandalas, quien manda es tu subconsciente y actuará allí donde mas lo necesites que no siempre es donde tu consciencia cree.

 

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LAS ETIQUETAS

Muchas veces usamos las palabras para identificar, valorar o clasificar; es decir, las usamos como etiquetas.

La palabra representa la realidad, pero no es la realidad en sí. Ésto hace que al usarlas para etiquetar, creamos una realidad virtual.

Dicen que las palabras tienen el poder de agradar o herir. En realidad ese poder se lo damos nosotros, pues el sonido (base de la palabra) es neutro; pero éste es otro tema.

Permítanme relatarles una historia en la cual podemos observar el gran poder de las palabras, cuando aún no nos hemos dado cuenta que la realidad de ese poder se encuentra en nosotros.

“Un niño de 9 años se acerca a la mesa del profesor y le comenta:


- Maestro, no sé hacer este ejercicio.

El ejercicio ponía:
Escribe en plural las siguientes palabras
Niña, perro, gata, mesa y silla.

- Sí lo sabes hacer, porque lo dimos ayer. Y los ejercicios los realizastes bien. Léelo de nuevo.


El alumno, silabeando un poco, relee el ejercicio. Vuelve a mirar al profesor y le dice:


- No lo sé hacer.


- ¿Por qué? –Le pregunta el profesor.


- Porque soy hiperactivo y muy torpe.


- Y yo te he dicho, que sí lo sabes hacer.


El alumno se queda mirando al profesor, mientras piensa: ¿Qué maestro me ha tocado este curso?, no se entera que soy torpe y los torpes no sabemos hacer las cosas, nos tienen que ayudar siempre.


- Bueno Antonio, -le dice el maestro-, ¿Qué palabra no entiendes? Vuelve a leer el enunciado.


- Escribe… -Comienza el alumno.


- Espera, ¿sabes lo qué es escribir?


Vuelve a aparecer la expresión anterior en la cara de Antonio. Una expresión que se podría interpretar: “Ya tengo 9 años, cómo no voy a saber lo qué es escribir”.


- Pues claro que lo sé. –responde convincente.


El mismo proceso se repite con “palabras” y “siguiente”. El profesor se ha guardado “el As”, para la última jugada.


- ¿Y plural, te acuerdas?


El alumno duda.


- Esta es la única palabra que aún no conoces bien. Pero las otras las conocías perfectamente.


Recuerdan el significado de singular y plurar.


- ¡Eso es lo que hay que hacer!, ¡si éso es facilísimo! –responde Antonio como quién encuentra un tesoro perdido.


- Sí, pero tú no lo puedes hacer porque eres muy torpe. –Le recuerda el maestro.


Entre profesor y alumno surge una sonrisa de complicidad.


El alumno coge su cuaderno para volver a su sitio, con la cara radiante de felicidad como si le hubieran hecho un regalo.


El profesor lo detiene.


- Antonio, tú no eres hiperactivo, eres un niño que tiene hiperactividad. Hay niños altos, bajos, delgados, gordos… Tú, eres Antonio y tu hiperactividad hace que tengas que releer los ejercicios más que tus compañeros.

A mí me gustaría volar como los pájaros, pero no tengo alas. Pero el Ser Humano ha inventado el avión, y sin ser pájaro puedo volar. Eso sí, me cuesta dinero.

Al día siguiente el alumno vuelve a la mesa del profesor y le dice: Maestro no entiendo bien lo que me piden en este ejercicio.


- ¡Estás hecho un campeón! –Le comenta el maestro.


Y la sonrisa de complicidad vuelve a aparecer en sus rostros.”

La sonrisa del alumno surgía al haber roto inconscientemente una etiqueta mental limitante.


La sonrisa del maestro surgió porque sabía que había roto una etiqueta que podría haber acompañado a ese alumno de por vida. Una etiqueta que hubiera limitado su aprendizaje, quizás hasta el borde de la apatía por el estudio. Había conseguido que se ilusionara por aprender. Su aprendizaje sería, por ahora, lento como el avanzar de un caracol. Pero, bueno; no todos podemos ser liebres

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OTRA EXPERIENCIA CON LA SANACION CON EL VACIO CUANTICO

En mi ciudad de Uruapan, Mich. México, los días 20, 21 y 22 de diciembre del año pasado, se organizó una feria de terapias alternativas.
Fui invitado y llevé conmigo a la Señora Silvia Baez quien conoce la técnica de sanación.
Fue un evento exitoso para nosotros, ya que la gente llegaba una tras de otra y los comentarios eran positivos hacia la técnica. Eran sanaciones gratuitas y aún así la gente nos daba propinas, no me quejo, me fue bien hablando de propinas que la gente con gusto me daba después de recibir las sanaciones.
Asi nos fuimos dando a conocer en mi ciudad.
Incluso tuvimos personas que fueron los 3 días consecutivos para recibir más sanaciones, lo que habla bien de la técnica.
El viernes 22 por la tarde, ya cuando el evento estaba llegando a su fin, cerca de las 7:30 de la tarde ya no quedaban mesas de masaje, asi que la Sra. Baez atendía a la gente sentada y un servidor los atendía en la mesa de masaje.
Se presentó una joven madre con una niña de 5 años aproximadamente, nos pidió una sanación. Asi que quedó esperando su turno.
La Señora Silvia atendió a su niña primero sentadita. Todo transcurrió sin novedad.
Ahora era el turno de la joven madre y de nuevo la Sra. Baez le atendió.
Me encontraba atendiendo a una persona acostada mientras veía a la Sra. Baez y su paciente sentada.
En eso ocurrió.
Vi cómo la joven abrió los ojos exageradamente llevándose las manos a la altura de su rostro mientras intentaba respirar aire forzadamente, como si estuviera ahogándose.
Respiraba con jadeos fuertes mientras comenzaba a llorar.
De inmediato la Sra. Silvia la abrazó mientras le decía que se calmara. Yo dejé mi lugar y me puse frente a la chica a seguir enviándole energía. Estaba a un metro de ella mientras veía en su rostro cómo jadeaba y lloraba.
De momento si me sorprendió y me asustó, pero sabía que necesitaba seguir con la sanación.
El tiempo se nos hizo una eternidad para que la chica entrara en un periodo de sosiego.
Aún ella temblorosa, llorosa y visiblemente emocionada dijo:
-"No es posible, que gozo"
...¿¿¿???
A la vista de la gente que se quedó observando el hecho y ante nuestra asombro ella nos relataba que pudo ver cómo una luz bajo hacía ella e ingresó en su cuerpo.
Esto le provocaría un estado de éxtasis tal que nos decía que era mucho el gozo, la felicidad y lo hermoso que reaccionó de esa forma.
Se despidió de nosotros agradecida y aún temblando de emoción de que nunca ella había sentido algo así.... fue un regalo.
No fue la Sra. Silvia, no fui yo. Fue este tipo de energía con una vibración tan elevada la que provocó esta experiencia en esta chica.
Dicho con otras palabras fue un regalo de Dios para ella.
Para los místicos y esotéricos este tipo de manifestación se llama "rapto místico" en donde los dones o manifestaciones de la divinidad eran tan intensos que provocan un descontrol físico y emocional.
La más conocida es Santa Teresa de Jesús.
Es increíble ver como la sanación con el vacío cuántico nos da sorpresas positivas, pues nunca se sabe que se podrá presentar durante las sanaciones, eso si, siempre serán manifestaciones divinas y en ningún momento algo de bajo astral o mundano.
Esto es garantizado.
Es gratificante ser puente de este tipo de curaciones, ya que no es mi energía, ni es la energía del paciente, es la energía divina que llega directamente de la fuente la que nos sana, nos protege y nos da regalos insospechados.
¿Qué sorpresas te esperan a ti?
Aprende ser un puente, sé parte de la fórmula y descubre lo que la Sanación con el Vacío Cuántico tiene para ti.
Un gran abrazo con cariño

Suyo: Enrique Salazar Andrade

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Qué es un mandala?

Mandala es una palabra que en sánscrito quiere decir "círculo sagrado". Se utiliza para meditar, concentrar energía, equilibrar los desordenes producidos por diferentes factores, que alteran y desestabilizan. Permiten recobrar el equilibrio, el conocimiento de uno mismo, el sosiego y la calma interna necesarios para vivir en armonía.
El mandala es un símbolo circular (o de otras formas geométricas, casi siempre concéntricas) que se encuentra desde el comienzo de la humanidad. Las diferentes culturas coinciden en que conduce hacia el camino de la unidad del ser.
Los mandalas en la historia de la humanidad:
Desde siempre los mandalas han sido utilizados en diferentes culturas a lo largo de los siglos. En el antiguo egipto se utilizaban mandalas, los cuales aparecen grabados en las pirámides. En Asia encontramos el Jing y el Jang, mandala muy representativo de esta cultura. Si observamos con detenimiento, curiosamente, son en las culturas más antiguas dónde más se han utilizado: símbolos celtas, mayas, incas, indúes, etc.

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Desde una caja de zapatos...

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Me indigna la desigualdad, me indigna la guerra, me indignan tantas cosas que a diario pasan en este mundo; pero este mundo no está muy lejos, está aquí, en mi habitación; en mi corazón.
Alex Dei dice que un viaje de 10,000 kms comienza con el primer paso.
¡Les invito, les insto, les llamo con urgencia a comenzar por nosotros mismos.!
Gracias por los medios que tenemos para poder acceder a estos ejemplos de vida.
Tomemos la enseñanza y... practiquemos!
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EL REGALO DE LA LIBERTAD

IV. El regalo de la libertad
(Del Libro de Texto de Un Curso en Milagros)

1. Si lo que la Voluntad de Dios dispone para ti es paz y dicha absolutas, y eso no es lo único que experimentas, es que te estás negando a reconocer Su Voluntad. 2Su Voluntad no fluctúa, pues es eternamente inmutable. 3Cuando no estás en paz ello se debe únicamente a que no crees que estás en Él. 4Mas Él es el Todo de todo. 5Su paz es absoluta y tú no puedes sino estar incluido en ella. 6Sus leyes te gobiernan porque lo gobiernan todo. 7No puedes excluirte a ti mismo de Sus leyes, si bien puedes desobedecerlas. 8Si lo haces, no obstante, y sólo en ese caso, te sentirás solo y desamparado porque te estarás negando todo.
2. He venido como una luz a un mundo que en verdad se niega todo a sí mismo. 2Hace eso simplemente al desasociarse de todo. 3Dicho mundo es, por lo tanto, una ilusión de aislamiento que se mantiene vigente por miedo a la misma soledad que es su ilusión: 4Os dije que estaría con vosotros siempre, incluso hasta el fin del mundo. 5Por eso es por lo que soy la luz del mundo: 6Si estoy contigo en la soledad del mundo, la soledad desaparece. 7No puedes mantener la ilusión de soledad si no estás solo. 8Mi propósito, pues, sigue siendo vencer el mundo. 9Yo no lo ataco, pero mi luz no puede sino desvanecerlo por razón de lo que es. 10La luz no ataca a la oscuridad, pero la desvanece con su fulgor. 11Si mi luz va contigo a todas partes, tú desvaneces la oscuridad conmigo. 12La luz se vuelve nuestra, y ya no puedes morar en la oscuridad tal como la oscuridad no puede morar allí donde tú vas. 13Acordarte de mí es acordarte de ti mismo, así como de Aquel que me envió a, ti.
3. Estabas en las tinieblas hasta que una parte de la Filiación decidió acatar completamente la Voluntad de Dios. 2Una vez que esto se logró, todos lo lograron perfectamente. 3¿De qué otra manera sino habría podido lograrse perfectamente? 4Mi misión consistió simplemente en unir la voluntad de la Filiación con la Voluntad del Padre al ser yo mismo consciente de la Voluntad del Padre. 5Ésta es la conciencia que vine a impartirte, y el problema que tienes en aceptarla es el problema de este mundo. 6Eliminarlo es la salvación, y en ese sentido yo soy la salvación del mundo. 7El mundo, por lo tanto, no puede sino aborrecerme y rechazarme, ya que el mundo es la creencia de que el amor es imposible. 8Si aceptases el hecho de que yo estoy contigo estarías negando al mundo y aceptando a Dios. 9Mi voluntad es la Suya, y tu decisión de escucharme es la decisión de escuchar Su Voz y de hacer Su Voluntad. 10De la misma manera en que Dios me envió a ti, yo te enviaré a otros. 11E iré a ellos contigo, para que podamos enseñarles paz y unión.
4. ¿No crees que el mundo tiene tanta necesidad de paz como tú? 2¿No te gustaría dársela en la misma medida en que tú deseas recibirla? 3Pues a menos que se la des, no la recibirás. 4Si quieres recibirla de mí, tienes que darla. 5La curación no procede de nadie más. 6Tienes que aceptar dirección interna. 7La dirección que recibas no puede sino ser lo que quieres, pues, de lo contrario, no tendría sentido para ti. 8Por eso es por lo que la curación es una empresa de colaboración. 9Yo puedo decirte lo que tienes que hacer, pero tú tienes que colaborar teniendo fe en que yo sé lo que debes hacer. 10Sólo entonces decidirá tu mente seguirme. 11Sin esta decisión no podrías curar porque ello supondría que habrías decidido en contra de la curación, y este rechazo de lo que yo he decidido para ti impediría la curación.
5. La curación es un reflejo de nuestra voluntad conjunta. 2Esto resulta obvio cuando se examina el propósito de la curación. 3La curación es la manera de superar la separación. 4La separación se supera mediante la unión. 5No se puede superar separando. 6La decisión de unirse tiene que ser inequívoca, o, de lo contrario, la mente misma estaría dividida e incompleta. 7Tu mente es el medio por el cual determinas tu propia condición, ya que la mente es el mecanismo de decisión. 8Es el poder mediante el que te separas o te unes, y, consecuentemente, experimentas dolor o alegría. 9Mi decisión no puede imperar sobre la tuya porque la tuya es tan poderosa como la mía. 10De no ser así, los Hijos de Dios no gozarían de perfecta igualdad. 11No hay nada que nuestra voluntad conjunta no pueda lograr, pero la mía sola no puede ayudarte. 12Tu voluntad, es tan libre como la mía, y ni siquiera Dios Mismo se opondría a ella. 13Yo no puedo disponer lo que Dios no dispone. 14Puedo ofrecerte mi fuerza para hacer que la tuya sea invencible, pero no puedo oponerme a tu decisión sin rivalizar con ella y, consecuentemente, sin violar lo que la Voluntad de Dios ha dispuesto para ti
6. Nada que Dios creó puede oponerse a tu decisión, de la misma manera en que nada que Dios creó puede oponerse a Su Voluntad. 2Dios le dio a tu voluntad el poder que ella posee, y yo no puedo sino respetarlo en honor de Su poder. 3Si quieres ser como yo, te ayudaré, pues sé que somos iguales. 4Si quieres ser diferente, aguardaré hasta que cambies de parecer. 5Yo puedo enseñarte, pero tú tienes que elegir seguir mis enseñanzas. 6¿Cómo podría ser de otra manera, si el Reino de Dios es libertad? 7Nadie puede aprender lo que es la libertad si está sometido a cualquier clase de tiranía, y la perfecta igualdad de todos los Hijos de Dios no se podría reconocer si una mente ejerciese dominio sobre otra. 8Los Hijos de Dios gozan de perfecta igualdad en lo que respecta a su voluntad, por ser todos ellos la Voluntad del Padre. 9Ésta es la única lección que vine a enseñar.
7. Si tu voluntad no fuese la mía tampoco podría ser la de nuestro Padre. 2Esto significaría que habrías aprisionado la tuya, y que no le has permitido ser libre. 3Solo no puedes hacer nada porque solo no eres nada. 4Yo no soy nada sin el Padre y tú no eres nada sin mí porque al negar al Padre te niegas a ti mismo. 5Siempre me acordaré de ti, y en el hecho de que me acuerde de ti radica el que tú te acuerdes de ti mismo. 6En nuestro mutuo recuerdo radica nuestro recuerdo de Dios. 7Y en ese recuerdo radica tu libertad porque tu libertad está en Él. 8Únete, pues, a mí en alabanza de Él y de ti que fuiste creado por Él. 9Éste es nuestro regalo de gratitud hacia Él, que Él a Su vez compartirá con todas Sus creaciones, a las que da por igual todo lo que es aceptable para Él. 10Por ser aceptable para Él, es el regalo de la libertad, que es lo que Su Voluntad dispone para todos Sus Hijos. 11Al ofrecer libertad te liberarás.
8. La libertad es el único regalo que les puedes ofrecer a los Hijos de Dios, ya que es el reconocimiento de lo que ellos son y de lo que Él es. 2La libertad es creación porque es amor. 3No amas a quien tratas de aprisionar. 4Por lo tanto, cuando tratas de aprisionar a alguien, incluyéndote a ti mismo, no le amas y no te puedes identificar con él. 5Cuando te aprisionas a ti mismo pierdes de vista tu verdadera identificación conmigo y con el Padre. 6Tu identificación es con el Padre y con el Hijo. 7Es imposible que te identifiques con uno y no con el otro. 8Si eres parte de uno, eres parte del otro, ya que ambos son uno. 9La Santísima Trinidad es santa porque es Una. 10Si te excluyes a ti mismo de esta unión, estás percibiendo a la Santísima Trinidad como desunida. 11Tú no puedes sino estar incluido en ella porque la Santísima Trinidad lo es todo. 12A menos que ocupes el lugar que te corresponde en Ella y cumplas la función que por ser parte de Ella te corresponde llevar a cabo, la Santísima Trinidad estará tan desposeída como tú. 13Ninguna de Sus partes puede estar aprisionada si es que su verdad ha de conocerse.

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