"NO TE HARAS IMAGENES DELANTE DE MI" (SEGUNDA PARTE)

"No te harás imágenes delante de mí."(EXODO 20; 5 )SEGUNDA PARTEEl amor celoso de Dios: En Éxodo 20:5 y también en Éxodo 34:14 Dios se identifica como un Dios celoso. "Porque no te has de inclinar á dios ajeno; que Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es" (Éxodo 34:14). Esto no se refiere a un celo vicioso, sino al celo que nace de proteger una relación de amor (una relación de amor verdadero). Este celo es el fruto del amor conyugal y se manifiesta principalmente en la relación matrimonial.La relación matrimonial exige una lealtad y una fidelidad absolutas. Es por ello que el adulterio es uno de los pecados más graves, porque se trata del quebrantamiento de la relación más íntima que existe sobre la faz de la tierra. El adulterio no solo es el quebrantamiento de los votos y los compromisos y las promesas del matrimonio, sino que significa la destrucción de una relación de amor.Es en este contexto que la Biblia se refiere a Dios como un Dios "celoso". El celo de Dios está directamente relacionado con su amor por su pueblo, es una manifestación de amor. En la Biblia Dios habla de sí mismo como "casado" con su pueblo y nos dice que tiene celo por mantener la pureza y la fidelidad que existe entre Él y ellos. A menudo se refiere a Dios como "el esposo" o "el marido" y a los creyentes como su esposa.A través del Antiguo Testamento encontramos la figura de Dios como el esposo y a Israel como su esposa. Israel es caracterizado como su "esposa adúltera", es decir culpable del adulterio espiritual por haberse contaminado con los ídolos de los pueblos paganos. El amor celoso de Dios exigía de los israelitas una lealtad y una fidelidad absolutas, es decir un amor puro, un amor de entrega total al Señor. Los israelitas en su mayoría no le ofrecieron a Dios esta clase de amor.En el Nuevo Testamento encontramos el uso de la misma figura para ilustrar la responsabilidad de los creyentes ante su Señor. Pablo dice en 2 Cor.11:2 "Pues que os celo con celo de Dios; porque os he desposado á un marido, para presentaros como una virgen pura á Cristo". Y también en relación con el peligro de los ídolos les advierte en 1 Cor.10:22: "¿O provocaremos á celo al Señor? ¿Somos más fuertes que él?Entonces, cualquier compromiso o contaminación con los ídolos de este mundo, sea en sentido religioso, material o sensual provoca a celos al Señor. Su amor celoso es un amor soberano y omnipotente que busca el bienestar espiritual de los suyos, de "los santos", "los apartados". Este amor celoso de Dios es más fuerte que nosotros y jamás será frustrado ni desilusionado en sus propósitos. No permitirá que ningún rival ocupe nuestros afectos, ni tampoco que seamos contaminados por ningún ídolo."Adúlteros y adúlteras, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad con Dios? Cualquiera pues que quisiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿Pensáis que la Escritura dice sin causa: Que el espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?" (Santiago 4:4-5)En otras palabras Dios nos ama tanto que su intenso deseo para nuestro bienestar solo puede ser comparado a un "anhelo celoso". Nos ama tanto que no se dará por vencido; por lo tanto, la infidelidad o la falta de amor en nosotros le provocarán a celos. La amistad del mundo es considerada como una enemistad en contra de Él. El amor de Dios no es indulgente, débil, ni indiferente ante el pecado. En su amor santo, Dios aborrece cualquier cosa que haga daño a sus elegidos.¿Qué significa tener a Dios como nuestro Dios?En sentido positivo significa que Dios nos quiere a nosotros, quiere nuestros corazones. Si Dios tiene el corazón de uno, entonces tiene a la persona completa. Dios no estará contento con menos que esto. Nos quiere a nosotros y exige que le amemos de todo corazón, cuando un hombre preguntó a Cristo: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento grande en la ley? Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente" (Mateo 22:36-37). Aquí está encerrado todo lo que significa tener a Dios como nuestro Dios.Para tener a Jehová como nuestro Dios tenemos que escogerlo, reconociendo su soberanía y su señorío sobre nosotros; en palabras del Nuevo Testamento, tenemos que pertenecer a Él. La unión con El comienza con el arrepentimiento del pecado y la sumisión de nuestros corazones al señorío de Cristo. Al arrepentirnos de nuestros pecados y entregarnos a Cristo, renunciamos para siempre a todos nuestros ídolos y todos los dioses ajenos de cualquier tipo o clase que sean. Significa que entregamos nuestros corazones al Señor para servirle, como el apóstol Pablo dijo a los tesalonicenses: "y cómo os convertisteis de los ídolos á Dios, para servir al Dios vivo y verdadero"(1 Tesalonicenses 1:9).El amor para con Dios no es simplemente una emoción, un afecto bueno o algo sentimental. Es un amor inteligente basado en conocimiento y producido por el Espíritu Santo. En Prov.23:26 Dios dice: "Dame hijo mío, tu corazón". No es posible ser convertidos a Dios a menos que sea "de todo corazón"; es decir, solo hasta que nuestros afectos y nuestro amor hayan sido conquistados por El.La conversión que no llega hasta el corazón es falsa. Cristo vino no solo para "ganar" nuestro amor, sino para enseñarnos a amar verdaderamente. "Nosotros le amamos á él, porque él nos amó primero" (1 Juan 4:19). Cristo es el mensajero del amor, el maestro del amor, el que vino a revelar y a manifestar el amor de Dios. Todos aquellos que conocen el amor de Dios en Cristo, se sienten impulsados a amar a Dios.En una ocasión Cristo preguntó a Pedro si en verdad le amaba. También Cristo dijo a la iglesia de Éfeso: "tengo algo contra ti, Porque has dejado tu primer amor".Pregunto ahora ¿Ama usted a Dios? Le pregunto si ¿lo ama con toda su mente, su corazón y sus fuerzas? Muchos serán condenados en el día del juicio por no haber amado a Dios. Es por esto que el apóstol Pablo escribió: "El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema (maldito, condenado al infierno). Maranatha" (1 Corintios 16:22).Después de haber estudiado los dos primeros mandamientos de Dios. ¿Qué es lo que más le ha impresionado sobre este estudio? ¿Qué cambios mira usted que sean necesarios en su vidas? ¿Le causa temor los diez mandamientos?
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