porque contar cuentos

¿Que es un cuentacuentos?Fue la primera pregunta que me hice al comenzar esta historia…Un cuentacuentos, es para mí, un instrumento motivador de lectoresUn Reencantador de lectura, marca la diferencia entre leer por necesidad y leer por amor…Actúa, además, como una herramienta de intercambio por medio de la oralidad…Y logré entender el significado cuando tenía la misión de contar un cuento de Pablo Neruda…“…para mi Neruda era un tema complicado. Cuando era niña lo conocí a través de mi padre. El tenía muchos libros del poeta, y unos cassettes. Yo los veía tan llenos de letras y la voz de Pablo tampoco me era grata. Era más grato ver a mi papá recitándole a mi mamá.… Mas tarde aprendí como conquistaba Pablo por medio de sus poemas. Y mucho más: aprendí a viajar con la palabra a sentir aromas, colores… Esto fue, gracias a un taller de cuentos que realicé en la universidad, donde el profesor tenía algo que mi papá no me transmitió. Mi padre sólo se lucia con mamá. El profesor en cambio trataba de hacerme ver mas allá de las letras, llegar a los sentimientos…Estaba más enamorado que Pablo Neruda de sus propias palabras, así que ahí me reencontré con el poeta y lo valoré… Pero ¿como podía contar cuentos a niños sobre Pablo Neruda, si yo lo vine a entender ya grande?..., Pues bien para eso están los maestros y sus buenos datos. Fue así como descubrí el libro “Neftalí el niño de la lluvia”, de Jorge Díaz. A eso le sume mi deseo de saber por qué Pablo escribía… Investigando encontré unas cartas del poeta y entonces uní diversas historias que me enamoraron de él…,El resultado fueron: los cuentos y el intercambio¿Como me fui de la mano de Neruda contando cuentos?:Neftalí creció con su mamadre. Ella era una mujer muy buena, por ello, nunca le pudo decir madrastra… En la pobreza que ellos vivían, la mamadre se encargaba de que todo fuera útil, y transformaba lo que tenían en algo mágico y provechoso. Con mucha inteligencia y perseverancia. De esta forma, los sacos de la Molinera de la Unión de Temuco eran mágicamente manteles, sábanas, cortinas, y por supuesto los calzoncillos del niño. Las letras eran para él unos símbolos llamativos y siempre los estaba viendo en toda su casa, sobretodo en sus calzones. Así es como el pequeño fue hilando letras, La Uni…, Mooo liN,El era un niño curioso y siempre estaba investigando, escuchaba atentamente la lectura del único libro que leía su padre: la Biblia, y en él se quedaban las palabras con ritmo, las cueles bailaban en el pozo...Él las gritaba fuerte ¡¡¡¡Zacarías!!!! Y el pozo se las devolvía saltando con un ias, ias ias… La comunicación era algo vital para él. Fue así como descubrió que podía hablar con su papá por los rieles del tren. Si uno coloca el oído en ellos, se puede escuchar declaraciones de amor, peleas, gritos, algún muerto….Pero lo que marcó al niño fue un regalo, Un día él jugaba el patio de su casa en Temuco que, como todos los patios, tenía una cerca grande de madera, él conocía todos sus rincones, pues ahí rescataba tesoros, bichitos, piñas semillas, y muchas cosas mas, pero aquel día el niño se sentía extraño, observado, algo lo distraía del juego. Miro a su alrededor y fue cuando descubrió un agujero…Y del agujero salió una mano, frágil y pequeña, que lentamente se abría, y le entregaba un regalo…Una pequeñita ovejita de lana, algo destruida pero un tesoro hermoso… La tomo y corrió… al otro día la manito le ofreció un lápiz de cera verde, el tímidamente volvió a coger el regalo y a huir velozmente… sentía vergüenza y no sabía que hacer… El quería dar las gracias y entregarle algo a cambio… Pasó un buen rato y se dio valor para ir a ver quien era la dueña de esta mano, ¡Sí!, por que él sospechaba que era niña…Se demoró tanto en decidir que cuando por fin se atrevió a mirar por aquel agujero, ya no había nadie. Fue varias veces a dejar una piña…pero nunca pudo saber quién le dio este valioso regalo…Aquel acto lo había dejado pensandoFue entonces cuando lo supo.Esa tarde el niño tomo el lápiz verde, y comenzó a escribir…Él también quería participar de este intercambio gratuito, dar sin conocer al otro, dar sin esperar nada a cambio, así lo escribe en su carta… “regalar palabras, al solitario, al preso, al viejo, a los niños, a los enamorados, al que sufre, el enfermo, al soldado, al presidente, al universitario…”.El regalaba palabras al mundo, maravillosas palabras que nunca dejan de existir, tal vez sin saber que regalaba mucho más que eso…Comprendió el valor del intercambio, y lo asumió como una forma de vida… eso es lo que mueve a un cuentero…Y Es eso lo que a mí me mueve: regalar historias….Y quizás, tampoco sabemos bien los cuenteros lo que provocamos en los otros con nuestras historias,A veces uno queda en silencio, o viajando, en otras riéndose sin parar… uno no sabe si de la historia o de sí mismo…Lo que sí me ha quedado claro, es que luego del regalo, viene la transformación inevitable…Un cuento de una madre a un hijo, se transforma en un gran abrazo, un sueño tranquilo con la eterna sonrisa… el cambio interno, y el abrazo directo al almaUn buen cuento de mi profesor, se traspasaba a mi mente y a mi hacer, unía los conocimientos con el deseo de saber más… me invitaba a descubrir, a crear… a cuestionarLos cuentos de mi abuela, me transportaban al campo, al olor y calor de la cocina a leña, a la luz tenue y los grillos, al patrón y los caballos, a la cosecha y a dormir bajo las estrellasY de mi abuela puedo decir que en su pueblo no había escuela. Leer y escribir era algo inútil, pues el pueblito estaba lejos en un lugar donde no pasaba nada. Sólo en las fogatas ella escuchaba historias y las actuaba… Había una maestra que enseñaba todos los años lo mismo… Hasta que un día escuchó la historia de don José, el portero del prostíbulo… (Cuento de Jorge Bucay)El portero del prostíbuloJorge BucayNo había en el pueblo un oficio peor conceptuado y peor pago que el de portero del prostíbulo. Pero ¿qué otra cosa podría hacer aquel hombre?De hecho, nunca había aprendido a leer ni a escribir, no tenía ninguna otra actividad ni oficio. En realidad, era su puesto porque su padre había sido portero de ese prostíbulo y también antes, el padre de su padre.Un día, el viejo propietario murió y se hizo cargo del prostíbulo un joven con inquietudes, creativo y emprendedor. El joven decidió modernizar el negocio.Modificó las habitaciones y después citó al personal para darle nuevas instrucciones.Al portero, le dijo: A partir de hoy usted, además de estar en la puerta, me va a preparar una planilla semanal. Allí anotará usted la cantidad de parejas que entran día por día. A una de cada cinco, le preguntará cómo fueron atendidas y qué corregirían del lugar. Y una vez por semana, me presentará esa planilla con los comentarios que usted crea convenientes.El hombre tembló, nunca le había faltado disposición al trabajo pero.....Me encantaría satisfacerlo, señor - balbuceó - pero yo... yo no sé leer ni escribir.¡Ah! ¡Cuánto lo siento! Como usted comprenderá, yo no puedo pagar a otra persona para que haga esto y tampoco puedo esperar hasta que usted aprenda a escribir, por lo tanto...Pero señor, usted no me puede despedir, yo trabajé en esto toda mi vida, también mi padre y mi abuelo...No lo dejó terminar.Mire, yo comprendo, pero no puedo hacer nada por usted. Lógicamente le vamos a dar una indemnización, esto es, una cantidad de dinero para que tenga hasta que encuentre otra cosa. Así que, lo siento. Que tenga suerte.Y sin más, se dio vuelta y se fue.El hombre sintió que el mundo se derrumbaba. Nunca había pensado que podría llegar a encontrarse en esa situación. Llegó a sí casa, por primera vez desocupado. ¿Qué hacer?Recordó que a veces en el prostíbulo, cuando se rompía una cama o se arruinaba una pata de un ropero, él, con un martillo y clavos se las ingeniaba para hacer un arreglo sencillo y provisorio. Pensó que esta podría ser una ocupación transitoria hasta que alguien le ofreciera un empleo.Buscó por toda la casa las herramientas que necesitaba, sólo tenía unos clavos oxidados y una tenaza mellada.Tenía que comprar una caja de herramientas completa.Para eso usaría una parte del dinero recibido.En la esquina de su casa se enteró de que en su pueblo no había una ferretería, y que debía viajar dos días en mula para ir al pueblo más cercano a realizar la compra.¿Qué más da? Pensó, y emprendió la marcha.A su regreso, traía una hermosa y completa caja de herramientas. No había terminado de quitarse las botas cuando llamaron a la puerta de su casa. Era su vecino.Vengo a preguntarle si no tiene un martillo para prestarme.Mire, sí, lo acabo de comprar pero lo necesito para trabajar... como me quedé sin empleo...Bueno, pero yo se lo devolvería mañana bien temprano.Está bien.A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino tocó la puerta. Mire, yo todavía necesito el martillo. ¿Por qué no me lo vende?No, yo lo necesito para trabajar y además, la ferretería está a dos días de mula.Hagamos un trato - dijo el vecino- Yo le pagaré a usted los dos días de ida y los dos de vuelta, más el precio del martillo, total usted está sin trabajar. ¿Qué le parece?.Realmente, esto le daba un trabajo por cuatro días...Aceptó. Volvió a montar su mula.Al regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa.Hola, vecino. ¿Usted le vendió un martillo a nuestro amigo?Sí..Yo necesito unas herramientas, estoy dispuesto a pagarle sus cuatros días de viaje, y una pequeña ganancia por cada herramienta. Usted sabe, no todos podemos disponer de cuatro días para nuestras compras.El ex - portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Le pagó y se fue."...No todos disponemos de cuatro días para compras", recordaba. Si esto era cierto, mucha gente podría necesitar que él viajara a traer herramientas.En el siguiente viaje decidió que arriesgaría un poco del dinero de la indemnización, trayendo más herramientas que las que había vendido. De paso, podría ahorrar algún tiempo de viajes.La voz empezó a correrse por el barrio y muchos quisieron evitarse el viaje.Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas viajaba y compraba lo que necesitaban sus clientes.Pronto entendió que si pudiera encontrar un lugar donde almacenar las herramientas, podría ahorrar más viajes y ganar más dinero. Alquiló un galpón.Luego le hizo una entrada más cómoda y algunas semanas después con una vidriera, el galpón se transformó en la primer ferretería del pueblo.Todos estaban contentos y compraban en su negocio. Ya no viajaba, de la ferretería del pueblo vecino le enviaban sus pedidos. Él era un buen cliente.Con el tiempo, todos los compradores de pueblos pequeños más lejanos preferían comprar en su ferretería y ganar dos días de marcha.Un día se le ocurrió que su amigo, el tornero, podría fabricar para él las cabezas de los martillos.Y luego, ¿por qué no? Las tenazas... y las pinzas... y los cinceles. Y luego fueron los clavos y los tornillos.....Para no hacer muy largo el cuento, sucedió que en diez años aquel hombre se transformó con honestidad y trabajo en un millonario fabricante de herramientas. El empresario más poderoso de la región.Tan poderoso era, que un año para la fecha de comienzo de las clases, decidió donar a su pueblo una escuela. Allí se enseñaría además de lectoescritura, las artes y loas oficios más prácticos de la época.El intendente y el alcalde organizaron una gran fiesta de inauguración de la escuela y una importante cena de agasajo para su fundador. A los postres, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad y el intendente lo abrazó y le dijo:Es con gran orgullo y gratitud que le pedimos nos conceda el honor de poner su firma en la primer hoja del libro de actas de la nueva escuela.El honor sería para mí - dijo el hombre -. Creo que nada me gustaría más que firmar allí, pero yo no sé leer ni escribir. Yo soy analfabeto.¿Usted? - dijo el intendente, que no alcanzaba a creerlo - ¿Usted no sabe leer ni escribir? ¿Usted construyó un imperio industrial sin saber leer ni escribir? Estoy asombrado. Me pregunto, ¿qué hubiera hecho si hubiera sabido leer y escribir?Yo se lo puedo contestar - respondió el hombre con calma -. Si yo hubiera sabido leer y escribir... sería portero del prostíbulo!.Y me pregunto ahora, ¿Cómo no nos va a transformar un cuento?,Mas aún ¿Cuántas veces de mi vida he transformado?¿Cuánto he aprendido del intercambio?Sí, por que no hay historia que no se nutra de otra…¿Cuánto más voy a seguir aprendiendo?¡¡Con muchas mas ganas entiendo a Neruda, con muchas mas lo quiero imitar…!!Entonces sé, que un cuentero,Es alguien que lleva la lectura a todas partes, donde se pueden tratar todos los temas, a quien quiera escuchar… y a veces, mágicamente a los más sordos, (a aquellos que se han cerrado).Todos en algún minuto de nuestra vida nos hemos transformado en cuenteros,De padres a hijos,Desde el jefe al junior, y del junior al feje…Entre amigos, jugandoEn la venta de un producto… bueno o maloEn aula, cuando queremos conquistar a los niños en la magia del saberLos consejos de un medico, o los de una buena machi,En la conquista de un amorEn aquella receta secretaCon el deseo de comunicar nace un cuentacuentosFormase como tal y ejercer el oficio se relaciona con el deseo de humanizarse, con amor a la enseñanza, al intercambio… con el querer llevar la lectura, las historias a todas partes, rescatar las de los abuelos de los abuelos… y regalarla a los nietos de los nietos.Ahora bien:No es mas valioso el que vive del oficio, de quien lo practica a diario en su hacer, el valor está en la entrega de quien lo ejerce, y el porque lo hace.Mi rol es vivenciar, cantar y contar cuentos para escuchar el tuyo.
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