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CREANDO A MATISSE

Creando a Matisse es…La historia de cómo una madre, usando las leyes espirituales-cuánticas, consigue la curación de su hijo de un severo retraso, daños neurológicos y problemas de vinculación.Se trata de un proceso simple y práctico que puedes usar para manifestar absolutamente cualquier visión de naturaleza material, emocional, espiritual o altruista, para ti mismo/a o para otros.Existe un programa de manifestación probado y progresivo que te hará pensar en tu batería de recursos personales de maneras nuevas y emocionantes.Podemos descubrir el “Entrenamiento básico” y las técnicas empleadas por los grandes Maestros. Esas mismas técnicas pueden estar a tu alcance para hacer realidad tus sueños y fortalecer a otros para que puedan hacer lo mismo.Aquí el enlace para la descarga.http://www.megaupload.com/?d=EEQBUE8ZAquí un vídeo sobre el libro.
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Todo aquel que desee comprender el Zen no debe perder de vista en ningún momento que se trata de la vía abrupta. El Zen, por cuanto niega que el hombre tenga que conquistar una liberación o que tenga que «elevarse» en forma alguna, no podría admitir que su condición pueda ir mejorando poco a poco hasta «llegar a ser» por fin normal. El acontecimiento del satori no es más que un instante entre dos períodos de nuestra vida. Se asemeja a la línea que separa una zona de sombra de una zona de luz, no tiene más existencia real que esa línea. 0 bien veo las cosas tal como son, o. bien las veo como no son. No existe período alguno durante el cual yo vería poco a poco la Realidad del Universo. Pero aunque la noción de progresividad no esté en relación con la Realización misma, aunque la «transformación» sea rigurosamente abrupta, el Zen enseña que esta transformación está precedida por cambios sucesivos en las formas de nuestro funcionamiento interior. Decimos «sucesivos» y no «progresivos» para recordar que esta evolución que precede al satori no corresponde a una aparición gradual de la Realidad, sino a simples cambios graduales de las modalidades de nuestra ceguera.Una vez recordado claramente este punto, es interesante que pongamos nuestra atención en esta evolución gradual (pero no progresiva) que precede al satori. A medida que se profundiza nuestra comprensión o «vista penetrante» observamos que nuestra vida interior espontánea - emociones e imaginaciones - se modifica. “Tú te conviertes en aquello que piensas», dice la sabiduría hindú. Esta modificación evolutiva es comparable a la destilación que, aplicada a un cuerpo cualquiera, lo purifica, lo «sutiliza». Cuando se destila una maceración de frutas y se obtiene de ella el alcohol, la modificación del producto primitivo consiste en una rarificación cuantitativa y una exaltación cualitativa. Hay menos materia, pero la materia es más fina; hay menos fuerza grosera - el alcohol es menos pesado que los frutos de donde ha sido extraído - pero existe una mayor potencia sutil: la ingestión del alcohol produce efectos que la ingestión de frutas no podría producir. Las destilaciones sucesivas acentúan esta modificación de las sustancias tratadas. La alquimia de la Edad Media, con sus retortas, sus alambiques y su búsqueda de la «quintaesencia», era una representación simbólica del proceso interior que estamos estudiando. Cuanto más se «sutiliza» una sustancia, menos perceptibles a la vista son sus características esenciales: el aspecto visible del fruto evoca claramente lo que dará al ser consumido; el alcohol, por el contrario, aunque posee una fuerza acumulada, se presenta en un aspecto más borroso. La palabra «sutilizar», en el lenguaje corriente, significa «hacer desaparecer», La «sutilización» es también, como hemos dicho, una «purificación». La sustancia más sutil es, al mismo tiempo, más simple.La comprensión evolutiva representa una destilación de nuestro mundo interior, es decir, de nuestro material de imágenes. Hay purificación, sutilización, simplificación, de este material y, correlativamente, de todos nuestros procesos imaginativo-emotivos. Este proceso de «destilación» que se debe al trabajo de la intuición intelectual corresponde a la idea de que nuestra evolución interior justa no destruye nada pero lo «realiza» todo. La aparente muerte del «hombre viejo» no es en realidad una destrucción. Cuando extraigo el alcohol del fruto, no destruyo su esencia, la purifico, la concentro, la realizo. Hay muerte aparente porque hay disminución de lo visible, de lo perceptible por los sentidos y la mente; pero nada ha sido destruido por el hecho de que cese de existir la creencia en la realidad de una percepción. La realización del ser humano lleva consigo la desaparición de la ilusoria realidad de las imágenes percibidas por los sentidos y la mente.La condición del hombre desde su nacimiento es sentirse fundamentalmente insatisfecho. Cree que le falta alguna cosa, lo que él es y lo que él tiene no le conviene. Espera otra cosa, una verdadera vida; busca la solución de su pretendido «problema»; reivindica tales y cuales situaciones en la existencia. No hay que destruir esa actitud reivindicadora que engendra todos nuestros sufrimientos, hay que completarla. Todos nuestros afectos individuales derivan de nuestro apego central a la imagen de nuestro ego, a la imagen de yo-en-cuanto-distinto por asociación identificadora entre una imagen particular y esta imagen general. Mientras más se profundiza mi comprensión, más se anulan estas asociaciones. Mi apego se purifica, se sutiliza, se concentra: se vuelve menos y menos aparente, más y más no-manifestado. La reivindicación apegada no disminuye ni un solo átomo antes del satori, pero se purifica y se realiza a medida que se aproxima el instante de la transformación abrupta donde se conciliarán apego y desapego.Mi amor propio es un aspecto de mi actitud reivindicadora. El también se purifica a medida que yo comprendo. Parezco más modesto a quienes me observan desde afuera. Pero comprendo muy bien que no es así. Mi amor propio se vuelve cada vez más sutil y concentrado de suerte que se lo ve menos. Se realiza tendiendo, en un sentido hacia el cero de la perfecta humildad y, en otro sentido, hacia el infinito no-manifestado de mi dignidad absoluta.La angustia que está asociada a la reivindicación egotista experimenta la misma modificación gradual. Es un grave error creer que la comprensión pueda agravar la inquietud del hombre. Las falsas informaciones, al introducir en nuestra mente «creencias» apremiantes, pueden aumentar nuestra angustia. Pero la intuición de la verdad la sutiliza, por el contrario, disminuyendo su aspecto manifestado y aumentando su aspecto no-manifestado. La angustia profunda, de la que derivan todas las angustias particulares manifestadas, no disminuye un átomo antes del satori, pero es gradualmente más no-manifestada. El practicante del Zen, a medida que evoluciona (sin «progresar»), siente cada vez menos angustia. Cuando ella ha llegado a ser casi totalmente no manifestada, el satori está próximo.La agitación interior del hombre traduce el conflicto existente entre el movimiento vital, por una parte, y el rechazo de la limitación temporal que condiciona este movimiento, por otra. Colocado ante su vida tal como esta es, el hombre la desea y al mismo tiempo no la desea. Esta agitación se purifica a medida que la comprensión produce la disminución del rechazo con respecto a la limitación temporal. El movimiento vital no es alcanzado, en tanto que disminuye lo que se le opone. De tal modo este movimiento se purifica: la agitación desaparece, nuestra máquina funciona cada vez mejor.La evolución que estamos estudiando supone - ante todo - la sutilización de nuestro material de imágenes. Ellas pierden poco a poco su aparente densidad, su ilusoria objetividad. Se tornan más sutiles, más amplias, más generales, más abstractas. Su poder de hacer surgir nuestra energía vital en contracturas emotivas disminuye. Todo el proceso imaginativo-emotivo pierde su intensidad, su violencia. Nuestro film imaginativo presenta menos contrastes, nuestro ensoñar interior se alivia.Se puede considerar que el satori es un despertar, ya que nuestra condición actual - con respecto a ese despertar - es una especie de dormir en el que nuestro pensamiento consciente es el sueño. Hay algo verdadero en esta manera de ver, pero esto encierra una trampa en la que puede caer nuestra comprensión. Siempre soy propenso a querer representarme las cosas y a olvidar que el satori - acontecimiento interior inimaginable - no puede ser asimilado analógicamente a nada de lo que yo conozco. De tal modo, tengo tendencia a suponer una analogía entre el satori - despertar definitivo - y el despertar que experimento todos los días cuando paso del sueño a la vigilia. En esta ilusoria analogía reaparece de manera insidiosa la concepción «progresiva». Así como mi despertar común me parece un progreso en relación con mi sueño, el satori sería un super despertar, un despertar «verdadero», un progreso supremo en relación a mi estado de vigilia actual. Así como mi despertar común me devuelve una consciencia de la que carecía mientras dormía, el satori me habrá de dar una «super consciencia» que me faltaría ahora. Esta concepción falsa - puesto que estoy de toda la eternidad en el estado de satori y puesto que, a pesar de las apariencias, no me falta nada - entraña ideas equivocadas acerca del proceso interior que precede al satori-acontecimiento. Entre el dormir profundo y la vigilia, paso por el estado del dormir con sueños. La aparición de la actividad consciente, en el curso del dormir, avanza en el sentido del despertar: cuanto más sorprendente, emocionante, urgente e ilusoriamente objetivo sea el sueño, más próximo estoy al despertar. Siguiendo mi falsa analogía «progresista» puedo llegar a creer que el satori ha de estar precedido de una exacerbación de mi pensamiento consciente, de mi film imaginativo. Creo que una hiperactividad mental, en el éxtasis o en la pesadilla, al llegar a un punto crítico de tensión, obtendrá el estallido de la última barrera y la entrada en un estado de super consciencia cósmica. Todo esto está en completa contradicción con la concepción abrupta del Zen. Observemos cómo se vuelve a encontrar, en esta quimera progresista, la identificación egotista que entraña la ilusoria adoración de nuestro consciente. Nuestro universo imaginario interior, centrado en nuestro ego, pretende que es el universo. El consciente que fabrica ese universo se asimila en esta forma a la Mente Cósmica, y entonces no es sorprendente que contemos con ese consciente para conquistar la Realización.

En realidad, durmiendo o en vela, estoy desde ahora en el estado de satori. Sueño y vigilia entran por igual en este estado. El estado de satori desempeña, en relación con el dormir y la vigilia, el papel de una hipóstasis que los concilia. Sumergidos en lo intemporal, dormir y vigilia son dos modalidades extremas del funcionamiento de mi organismo psicosomático, extremos entre los cuales oscilo. Entre el dormir profundo y el estado de vigilia, el dormir soñando ocupa una posición intermedia, que supone proyección sobre la base del triángulo de su límite superior. De ahí la sabiduría trascendental del sueño. Su pensamiento simbólico, en el que se expresan las situaciones de nuestro microcosmos particular desprovistas de toda ilusoria objetividad del mundo exterior, es actualmente en nosotros el único pensamiento capaz de ver determinadas cosas tal como son. Por eso, el pensamiento del sueño se expresa de manera simbólica, ya que las cosas-tal-como-son no pueden ser expresadas adecuadamente de manera directa. En esta perspectiva correcta, tratemos de concebir cómo se traduce en nuestro consciente, en nuestro «sueño despierto», la evolución gradual no-progresiva que precede al satori. Nuestro sueño despierto, como todo en nosotros, se cumple gradualmente «sutilizándose», lejos de hacerse más terminante, más aparentemente real, más alucinante. Se aligera, por el contrario, se hace menos opaco, menos denso, más volátil; es menos adhesivo, menos viscoso.Las cargas afectivas que llevaban imágenes disminuyen, nuestro universo interior se iguala. Bajo ese sueño despierto cada vez más liviano, nosotros cumplimos con mayor plenitud el dormir de nuestra condición egotista actual. En resumen, la ejecución de nuestro pensamiento consciente se aproxima, en cierto sentido, al dormir profundo. Y al mismo tiempo que nuestro pensamiento consciente se aproxima al dormir, se diferencia de éste desarrollando hasta el máximo sus posibilidades intelectuales sutiles. Hay aproximación real en lo no-manifestado, alejamiento aparente en lo manifestado. Según el aforismo hermético: «Lo que está arriba es como lo que está abajo; lo que está abajo es como lo que está arriba.»La actividad imaginativa se sutiliza y tiende hacia la no-manifestación, aun cuando la mente se mantiene despierta, es decir, continúa funcionando. Una «concentración sobre nada» se desarrolla por debajo de la atención siempre captada por las imágenes. Mi estado se asemeja entonces al del sabio distraído; pero, a la inversa del sabio que está distraído porque su atención está concentrada en algo que tiene forma, yo estoy distraído porque mi atención está concentrada sobre algo in-formal, ni concebido ni concebible.Todo el proceso imaginativo-emotivo se aligera. Esto se traduce por el hecho de que me siento dichoso sin motivo aparente. No soy dichoso porque la existencia me parezca buena sino que la existencia me parece buena porque soy dichoso. La evolución que precede al satori no implica exacerbación de la angustia sino, por el contrario, un alivio gradual de la angustia manifestada. Un equilibrio neutralizador de angustia fundamental precede al instante en que veremos directa y definitivamente que nuestra angustia ha sido siempre ilusoria. Esto enlaza con la idea de que nuestra nostalgia de la realización desaparece a medida que nos acercamos al «asilo del reposo».Los occidentales tienen frecuentemente dificultad en comprender la expresión de «Gran Duda» de que se sirve el Zen para designar el estado interior que precede inmediatamente al satori. Piensan que debe ser el colmo de la incertidumbre, de la inquietud y, por lo tanto, de la angustia. Y es precisamente lo contrario. Intentemos ver con claridad este punto.El hombre viene al mundo con una duda con respecto a su «ser» y esta duda domina todas las reacciones del mundo exterior. Aunque muchas veces no me dé cuenta de ello, la pregunta: «¿Soy o no soy?» está detrás de todos mis esfuerzos: busco una confirmación definitiva de mi «ser» en todo lo que investigo.Mientras esa pregunta metafísica está identificada en mí con el problema de mis éxitos en el plano material, mientas debato esa cuestión en la Manifestación, la angustia me domina a causa de mis limitacionestemporales, porque la pregunta formulada así, está siempre amenazada por una respuesta negativa. Pero a medida que mi comprensión se profundiza y mi representación imaginativa del universo se «sutiliza», se va deshaciendo la identificación entre mi duda metafísica y la eventualidad de mi fracaso temporal; mi angustia disminuye. Al final de este proceso de destilación, la duda se ha hecho casi perfectamente pura.La «Gran Duda», al mismo tiempo que pierde todo carácter angustioso, es el colmo de la evidencia, evidencia sin objeto formal, tranquilidad, paz: «El sujeto tiene entonces la impresión de vivir en un palacio de cristal, trasparente, vivificante, exaltador y real; y al mismo tiempo, es como un idiota, un imbécil». La famosa e ilusoria pregunta: «¿Soy o no soy?», al purificarse se anula y, por fin, voy a escapar a su fascinación, no con una solución satisfactoria del «problema» sino con la evidencia de que no ha habido jamás problema.Observemos por fin cómo este proceso evolutivo que «sutiliza» nuestro mundo interior modifica nuestra percepción del tiempo. Nosotros creemos en la realidad del tiempo porque esperamos una modificación de nuestra vida en el mundo de los fenómenos, capaz de colmar nuestra falta ilusoria. Cuanto más sentimos la nostalgia de un «llegar a ser», más dolorosamente nos hostiga este problema del tiempo. Nos reprochamos porque dejamos escapar el tiempo, por no saber aprovechar los días que pasan. A medida que mi impulso hacia el «llegar a ser» se sutiliza en mí, convirtiéndose cada vez más en no-manifestado, se modifica mi percepción del tiempo. Aunque manifestado en mi vida cotidiana, el tiempo se me escapa cada vez más y dejo que se me escape dándole cada vez menos importancia. Mis días están cada vez menos llenos de cosas que yo pueda decir, de las que pueda acordarme. Paralelamente, siento disminuir mi impresión del tiempo perdido; cada día me siento menos frustrado por la marcha inexorable del reloj. Y en esto, como ocurre con todo, cuanto menos me esfuerzo en alcanzar, más poseo. Aclaremos, sin embargo, que no se trata de una posesión positiva del tiempo sino de una disminución gradual de la impresión punzante de no poseerlo. En los momentos de la «Gran Duda» no poseemos el tiempo de ninguna manera, pero no se nos escapa porque ya no lo reivindicamos. Y esta suspensión del tiempo anuncia nuestra reintegración a la eternidad del instante.Ya hemos dicho que nuestra percepción de un objeto exterior es la percepción de una imagen mental que se produce en nosotros estimulada por el objeto. Pero, detrás del objeto exterior y de la imagen interior, hay una percepción única que los une. En el universo todo es energía vibratoria. La percepción del objeto se produce por una combinación unificadora de las vibraciones del objeto y mis propias vibraciones; esta combinación sólo es posible porque ellas son de una misma esencia. La combinación manifiesta esta esencia única bajo la multiplicidad de los fenómenos. La imagen perceptiva se produce en mí, pero esta imagen se inicia en el Inconsciente o Mente Cósmica, que no tiene residencia particular, sino que reside lo mismo en el objeto percibido que en mí percibiéndolo. La imagen mental consciente es individualmente mía, pero la percepción misma que es el principio de esta imagen no es ni mía ni del objeto; en esta percepción no existe ninguna distinción sujeto-objeto: es hipóstasis conciliadora que une sujeto y objeto en una síntesis ternaria. Sin embargo, todas las percepciones del mundo exterior no provocan en mí el satori. ¿Por qué? Porque actualmente mi imagen mental consciente acapara toda mi atención; este aspecto puramente personal de la percepción universal me fascina, a causa de mi «creencia» de que las distintas cosas son. Todavía no he comprendido con todo mi ser la afirmación de Hui-Néng: «desde el comienzo, ninguna cosa es». Yo creo todavía que esto es esencialmente distinto de aquello; soy parcial. En mi ignorancia, las múltiples imágenes que son los elementos de mi universo interior son claramente distintas y se oponen las unas a las otras. Cada una de ellas se define ante mis ojos por aquello en que difiere de las otras. En esta perspectiva ninguna imagen puede representar anónimamente, al igual que cualquier otra, la totalidad de mi mundo interior. Es decir, ninguna imagen es «Yo» sino solamente un aspecto del Yo. En tales condiciones todo ocurre, como si no se realizase unión alguna, a través de la percepción, entre yo y no-yo, sino solamente una identificación parcial. Como el yo no está integrado, sólo se identifica parcialmente con el no-yo. Y la revelación de la identidad total, o sea el satori, no se produce.Esta revelación sólo se hace posible al término del proceso de «sutilización» simplificadora. Cuando más se «sutilizan» mis imágenes, más se diferencia su distinción aparente. Yo continúo viendo en qué se diferencian unas de otras, pero cada vez veo menos oposición en estas diferencias. Todo pasa como si yo presintiese la unidad debajo de la multiplicidad. Las oposiciones discriminativas se hacen cada vez menos manifestadas. Ninguna unidad verdadera se realiza en mi universo interior con anterioridad al satori, pero, a medida que la multiplicidad se hace no-manifiesta, mi estado interior tiende a la simplicidad, la homogeneidad, la unidad matemática (que no hay que confundir con la unidad metafísica o primordial). Al producirse la imparcialidad ante mis imágenes, se produce la integración del yo. La identificación parcial con los objetos exteriores disminuye; me siento cada vez más distinto del mundo exterior. El proceso que precede a la identificación total no consiste en un aumento progresivo de la identificación parcial, sino, por el contrario, en su desaparición gradual. Para emplear una expresión espacial, diremos que el yo manifestado se va reduciendo y tiende hacia el punto geométrico sin dimensión. A medida que tiendo hacia el punto, mi representación del mundo exterior tiende, así mismo, hacia el punto. Todo sucede como si se purificase una zona medianera de interpretación entre el yo y el no-yo, como si el yo y el no-yo estuvieran cada vez más separados al mismo tiempo que disminuye su oposición aparente. Así como dos hombres enemigos, a medida que desaparece su odio, se sienten cada vez más extraños el uno al otro, y al mismo tiempo desaparece su oposición.Al final de esta evolución gradual, mi universo interior alcanza la homogeneidad en la que no desaparecen las formas, sino la oposición de las formas.Todo se convierte en lo mismo. Y entonces una imagen cualquiera puede representar adecuadamente la totalidad de mi universo interior. Me ha hecho capaz de experimentar, en una percepción, no ya solamente una identificación parcial con el no-yo sino mi identidad total con él. Todavía es necesario que se manifieste el no-yo; y esto es lo que ocurre en esta percepción liberadora a los que han experimentado el satori. Ante el yo integrado en una totalidad no manifestada aparece el no-yo totalmente integrado en un fenómeno que lo representa. Entonces surge la percepción en la que se manifiestan a la vez, sin discriminación de ninguna especie, la totalidad del yo y la del no-yo. La totalidad del yo se hace manifiesta pero en la unidad en que todo se concilia y en la que el yo parece destruirse en el instante mismo en que se realiza
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MICHELLE NIELSEN: EL PODER DE LA INTENCIÓN SANÓ A MI HIJO

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Usted aplicó la llamada ley de la atracción a su hijo. Sí. Prefiero decir que creo mis realidades. Mi hijo nació tres meses prematuro, en condiciones dramáticas, pesando 800 gramos. Los niños que nacen tan pequeños a veces pueden tener problemas cuando empiezan a desarrollarse. El médico nos dijo que podría sufrir parálisis cerebral o problemas neurológicos, y ser sordo, ciego o mudo.


Sí, y una bomba de relojería, porque nunca sabes cuándo puede frenarse su desarrollo, hasta que sucede. A los 4 años casi no hablaba, de- cía cuatro palabras y tartamudeaba hasta 20 veces para pronunciar una palabra tan simple como leche. La profesora me dijo que no progresaba, que andaba como un bebé y que se pasaba el rato mirando el cielo, sin jugar con el resto de los niños. No podría seguir en aquella escuela. Yo estaba destrozada.



Un día, practicando mi meditación diaria, se me ocurrió usar el sistema para crear realidades que hacía 10 años que investigaba. Es el mismo sistema que he usado para conseguir todo lo que he conseguido en mi vida.

¿Por ejemplo?

Un buen negocio, una buena casa o un buen marido.

(…)

Lo puse en práctica y, al cabo de muy poco, empezaron las mejorías. Mi hijo paró de tartamudear y se convirtió en uno más. Pasó de curso, pero, como en el colegio no se lo creían, lo mandaron al psicólogo. Las pruebas fueron excelentes. Ahora está muy bien. ¡Habla tres idiomas a la perfección! Hace deporte, dibuja y es como cualquier otro chico. Ningún médico creía que eso fuera posible. Puedo afirmar que el poder de la intención sanó a mi hijo.

¿Cree en los milagros, o en Dios?

La palabra Dios tiene mucha carga y es limitada. Creo que hay algo, una inteligencia universal. El mundo no se creó por casualidad.

Los críticos con discursos como el suyo dicen que es peligroso, porque nos lleva a creer que todo depende de nosotros, incluso las desgracias.

A todo el mundo le pasan cosas malas. Ante los traumas, uno puede cambiar su actitud ante la desgracia. Si te ocurre algo malo y te quedas instalado en ello en vez de intentar superarlo, vas a atraer más negatividad.

Resuma su método.

Bebe de todas las tradiciones, pero no lo he inventado yo: solo lo he investigado durante 10 años. Sirve para conseguir todo lo que uno quiere en la vida. La idea es usar todo el cerebro, y no solo nuestra parte ana- lítica, que es la que la sociedad potencia. Al final de su vida, Albert Einstein se consideraba más artista que científico. Él es un buen ejemplo de alguien que utilizaba todo su cerebro.

¿Cuál es el primer paso?

Saber lo que queremos y pedirlo con claridad. Hay muchas personas que quieren ser felices, pero cuando les preguntas lo que quieren de la vida, te dan respuestas muy generales. Hay que especificar lo que quieres exactamente. Y entonces lo visualizamos, aunque la petición parezca desmesurada.

¿Pide usted de todo?

Sin duda. Ya le he contado el ejemplo de mi hijo. A partir de ahí, nos despreocupamos de cómo el universo lo llevará a cabo.

¿El segundo paso?

Es la fase práctica. No solo es cuestión de pedir: también se tiene que trabajar hacia ello, con pequeños pasos. Conseguir lo que quieres requiere esfuerzo. Cuando trabajas hacia algo que te ilusiona, aunque trabajes duro, no parece que trabajes. Estás haciendo acciones inspiradas y el tiempo pasa rápido.

¿Y si no creo que sea posible lo que pido?

Tienes que reprogramar tu cerebro con afirmaciones positivas. Si repites una frase 3.000 veces, ya tienes, como si dijéramos, un nuevo programa. Pero no siempre es tan fácil: a veces son necesarias otras ayudas, como ir al psicólogo, si estamos hablando de problemas emocionales serios.

¿Y la tercera?

La parte cuántica. Es la más importante y poderosa. Con profundos estados de relajación, empezamos a disfrutar la realidad que queremos crear como si ya la tuviésemos. El lóbulo frontal del cerebro, en estos estados, no distingue la realidad de la fantasía. Es una oportunidad de acceder al subconsciente.

¿Y consiguió a su marido con este método?

Sí. Visualicé exactamente cómo me gustaría que fuese, física y mentalmente, y qué virtudes debería tener. Lo escribí en un diario y, al cabo de muchos años, encontramos aquel papel en una caja. Mi marido lo leyó. ¡Era clavado a la persona que yo había imaginado La doctora Michelle Nielsen en este vídeo nos explica como crear la realidad con nuestra menteUsted aplicó la llamada ley de la atracción a su hijo.
Sí. Prefiero decir que creo mis realidades. Mi hijo nació tres meses prematuro, en condiciones dramáticas, pesando 800 gramos. Los niños que nacen tan pequeños a veces pueden tener problemas cuando empiezan a desarrollarse. El médico nos dijo que podría sufrir parálisis cerebral o problemas neurológicos, y ser sordo, ciego o mudo.

Unas expectativas durísimas.

Sí, y una bomba de relojería, porque nunca sabes cuándo puede frenarse su desarrollo, hasta que sucede. A los 4 años casi no hablaba, de- cía cuatro palabras y tartamudeaba hasta 20 veces para pronunciar una palabra tan simple como leche. La profesora me dijo que no progresaba, que andaba como un bebé y que se pasaba el rato mirando el cielo, sin jugar con el resto de los niños. No podría seguir en aquella escuela. Yo estaba destrozada.

¿Y qué hizo?

Un día, practicando mi meditación diaria, se me ocurrió usar el sistema para crear realidades que hacía 10 años que investigaba. Es el mismo sistema que he usado para conseguir todo lo que he conseguido en mi vida.

¿Por ejemplo?

Un buen negocio, una buena casa o un buen marido.

(…)

Lo puse en práctica y, al cabo de muy poco, empezaron las mejorías. Mi hijo paró de tartamudear y se convirtió en uno más. Pasó de curso, pero, como en el colegio no se lo creían, lo mandaron al psicólogo. Las pruebas fueron excelentes. Ahora está muy bien. ¡Habla tres idiomas a la perfección! Hace deporte, dibuja y es como cualquier otro chico. Ningún médico creía que eso fuera posible. Puedo afirmar que el poder de la intención sanó a mi hijo.

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LA MENTE HERIDAM MIGUEL RUIZ

La mente heridaQuizá nunca hayas pensado en esta cuestión, pero en mayor o en menor medida, todos nosotros somos maestros. Somos maestros porque tenemos el poder de crear y de dirigir nuestra propia vida.De la misma manera en que las distintas sociedades y religiones de todo el mundo han creado una mitología increíble, nosotros creamos la nuestra. Nuestra mitología personal está poblada de héroes y villanos, ángeles y demonios, reyes y plebeyos. Creamos una población entera en nuestra mente e incluimos múltiples personalidades para nosotros mismos. Después, adquirimos dominio sobre la imagen que vamos a utilizar en determinadas circunstancias. Nos convertimos en artistas del fingimiento y de la proyección de nuestra imagen y en maestros de cualquier cosa que creemos ser. Cuando conocemos a otras personas las clasificamos de inmediato según lo que nosotros creemos que son. Y actuamos del mismo modo con todas las personas y cosas que nos rodean.Tienes el poder de crear. Tu poder es tan fuerte que cualquier cosa que decidas creer se convierte en realidad. Te creas a ti mismo, sea lo que sea que creas que eres. Eres como eres porque eso es lo que crees sobre ti mismo. Toda tu realidad, todo lo que crees, es fruto de tu propia creación. Tienes el mismo poder que cualquier otro ser humano en el mundo. La principal diferencia entre otra persona y tú estriba en la manera en que aplicas tu poder y en lo que creas con él. Tal vez te parezcas a otras personas en muchas cosas, pero no todo el mundo vive la vida de la misma manera que tú.Has practicado toda tu vida para ser quien eres y lo haces tan bien que te has convertido en un maestro de lo que crees que eres. Eres un maestro de tu propia personalidad y de tus propias creencias; dominas cada acción y cada reacción. Practicas durante años y años hasta que alcanzas el nivel de maestría para ser lo que crees que eres. Y cuando por fin comprendemos que todos nosotros somos maestros, llegamos a ver qué tipo de maestría tenemos.Cuando un niño tiene un problema con alguien, y se enfada, por la razón que sea, el enfado hace que el problema desaparezca y de este modo obtiene el resultado que quería. Entonces, vuelve a ocurrir, y vuelve a reaccionar con enfado, ya que ahora sabe que, si se enfada, el problema desaparecerá. Pues bien, después practica y practica hasta llegar a convertirse en un maestro del enfado.Pues bien, de esta misma manera es como nos convertimos en maestros de los celos, en maestros de la tristeza o en maestros del autorechazo.Toda nuestra desdicha y nuestro sufrimiento tienen su origen en la práctica. Establecemos un acuerdo con nosotros mismos y lo practicamos hasta que llega a convertirse en una maestría completa. El modo en que pensamos, el modo en que sentimos y el modo en que actuamos se convierte en algo tan rutinario que dejamos de prestar atención a lo que hacemos. Nos comportamos de una manera determinada sólo porque estamos acostumbrados a actuar y a reaccionar así.Pero para convertirnos en maestros del amor tenemos que practicar el amor. El arte de las relaciones también es una maestría completa y el único modo de alcanzarla es mediante la práctica. Por consiguiente, para llegar a ser maestro en una relación hay que actuar. No se trata de adquirir determinados conceptos ni de alcanzar un conocimiento en concreto. Es una cuestión de acción. Ahora bien, evidentemente, para actuar es preciso contar con algún conocimiento o al menos con una mayor conciencia de la manera en que funcionamos los seres humanos.Quiero que te imagines que vives en un planeta donde todas las personas padecen una enfermedad en la piel. Durante dos mil o tres mil años, la gente de este planeta ha sufrido la misma enfermedad: todo su cuerpo está cubierto de heridas infectadas, que cuando se tocan, duelen de verdad. Evidentemente, la gente cree que esta es la fisiología normal de la piel. Incluso los libros de medicina describen dicha enfermedad como el estado normal. Al nacer la piel está sana, pero a los tres o cuatro años de edad, empiezan a aparecer las primeras heridas y en la adolescencia, cubren todo el cuerpo.¿Puedes imaginarte cómo se tratan esas personas? Para relacionarse entre sí tienen que proteger sus heridas. Casi nunca se tocan la piel las unas a las otras porque resulta demasiado doloroso, y si, por accidente, le tocas la piel a alguien, el dolor es tan intenso que de inmediato se enfada contigo y te toca a ti la tuya, sólo para desquitarse. Aun así, el instinto del amor es tan fuerte que en ese planeta se paga un precio elevado para tener relaciones con otras personas.Bueno, imagínate que un día ocurre un milagro. Te despiertas y tu piel está completamente curada. Ya no tienes ninguna herida y no te duele cuando te tocan. Al tocar una piel sana se siente algo maravilloso porque la piel está hecha para la percepción. ¿Puedes imaginarte a ti mismo con una piel sana en un mundo en el que todas las personas tienen una enfermedad en la piel? No puedes tocar a los demás porque les duele y nadie te toca a ti porque piensan que te dolerá.Si eres capaz de imaginarte esto, podrás comprender que si alguien de otro planeta viniera a visitarnos tendría una experiencia similar con los seres humanos. Pero no es nuestra piel la que está llena de heridas.Lo que el visitante descubriría es que la mente humana padece una enfermedad que se llama miedo. Al igual que la piel infectada de los habitantes de ese planeta imaginario, nuestro cuerpo emocional está lleno de heridas, de heridas infectadas por el veneno emocional. La enfermedad del miedo se manifiesta a través del enfado, del odio, de la tristeza, de la envidia y de la hipocresía, y el resultado de esta enfermedad son todas las emociones que provocan el sufrimiento del ser humano.Todos los seres humanos padecen la misma enfermedad mental.Hasta podríamos decir que este mundo es un hospital mental. Sin embargo, esta enfermedad mental ha estado en el mundo desde hace miles de años. Los libros de medicina, psiquiatría y psicología la describen como un estado normal. La consideran normal, pero yo te digo que no lo es.Cuando el miedo se hace demasiado intenso, la mente racional empieza a fallar y ya no es capaz de soportar todas esas heridas llenas de veneno. Los libros de psicología denominan a este fenómeno enfermedad mental. Lo llamamos esquizofrenia, paranoia, psicosis, pero la verdad es que estas enfermedades aparecen cuando la mente racional está tan asustada y las heridas duelen tanto, que es preferible romper el contacto con el mundo exterior.Los seres humanos vivimos con el miedo continuo a ser heridos y esto da origen a grandes conflictos dondequiera que vayamos. La manera de relacionarnos los unos con los otros provoca tanto dolor emocional que, sin ninguna razón aparente, nos enfadamos y sentimos celos, envidia o tristeza. Incluso decir «te amo» puede resultar aterrador.Pero, aunque mantener una interacción emocional nos provoque dolor y nos dé miedo, seguimos haciéndolo, seguimos iniciando una relación, casándonos y teniendo hijos.Debido al miedo que los seres humanos tenemos a ser heridos y a fin de proteger nuestras heridas emocionales, creamos algo muy sofisticado en nuestra mente: un gran sistema de negación. En ese sistema de negación nos convertimos en unos perfectos mentirosos. Mentimos tan bien, que nos mentimos a nosotros mismos e incluso nos creemos nuestras propias mentiras.No nos percatamos de que estamos mintiendo, y en ocasiones, aun cuando sabemos que mentimos, justificamos la mentira y la excusamos para protegernos del dolor de nuestras heridas.El sistema de negación es como un muro de niebla frente a nuestros ojos que nos ciega y nos impide ver la verdad. Llevamos una máscara social porque resulta demasiado doloroso vernos a nosotros mismos o permitir que otros nos vean tal como somos en realidad. El sistema de negación nos permite aparentar que toda la gente se cree lo que queremos que crean de nosotros. Y aunque colocamos estas barreras para protegernos y mantener alejada a la gente, también nos mantienen encerrados y restringen nuestra libertad. Los seres humanos se cobijan y se protegen y cuando alguien dice: «Te estás metiendo conmigo», no es exactamente verdad. Lo que sí es cierto es que estás tocando una de sus heridas mentales y él reacciona porque le duele.Cuando tomas conciencia de que todas las personas que te rodean tienen heridas llenas de veneno emocional, empiezas a comprender las relaciones de los seres humanos en lo que los toltecas denominan el sueño del infierno. Desde la perspectiva tolteca todo lo que creemos de nosotros y todo lo que sabemos de nuestro mundo es un sueño. Si examinas cualquier descripción religiosa del infierno te das cuenta de que no difiere de la sociedad de los seres humanos, del modo en que soñamos. El infierno es un lugar donde se sufre, donde se tiene miedo, donde hay guerras y violencia, donde se juzga y no hay justicia, un lugar de castigo infinito. Unos seres humanos actúan contra otros seres humanos en una jungla de predadores; seres humanos llenos de juicios, llenos de reproches, llenos de culpa, llenos de veneno emocional: envidia, enfado, odio, tristeza, sufrimiento. Y creamos todos estos pequeños demonios en nuestra mente porque hemos aprendido a soñar el infierno en nuestra propia vida.Todos nosotros creamos un sueño personal propio, pero los seres humanos que nos precedieron crearon un gran sueño externo, el sueño de la sociedad humana. El Sueño externo, o el Sueño del Planeta, es el Sueño colectivo de billones de soñadores. El gran Sueño incluye todas las normas de la sociedad, sus leyes, sus religiones, sus diferentes culturas y sus diferentes formas de ser. Toda esta información almacenada dentro de nuestra mente es como mil voces que nos hablan al mismo tiempo. Esto es lo que los toltecas denominan el mitote.Pero lo que nosotros somos en realidad es puro amor; somos Vida. Y lo que somos en realidad no tiene nada que ver con el sueño, pero el mitote nos impide verlo. Cuando contemplas el sueño desde esta perspectiva, y cobras conciencia de lo que eres, comprendes cuán absurdo resulta el comportamiento de los seres humanos, y entonces, se convierte en algo divertido. Lo que para todos los demás parece un gran drama para ti es una comedia. Ves de qué modo los seres humanos sufren por algo que carece de importancia, algo que ni siquiera es real.Pero no tenemos otra opción. Nacemos en esta sociedad, crecemos en esta sociedad y aprendemos a ser como todos los demás, actuando y compitiendo continuamente de un modo absurdo.Ahora bien, imagina por un momento que pudieses visitar un planeta en el que toda la gente tuviera una mente emocional distinta. La manera en que se relacionarían los unos con los otros sería siempre feliz, siempre amorosa, siempre pacífica. Ahora imagínate que un día te despiertas en ese planeta y que ya no tienes heridas en tu cuerpo emocional. Ya no tienes miedo de ser quien eres. Ya no te importa lo que la gente diga de ti, porque no te lo tomas como algo personal y ha dejado de producirte dolor. Así que ya no necesitas protegerte más. No tienes miedo de amar, de compartir, de abrir tu corazón. Ahora bien, esto sólo te ha ocurrido a ti. ¿Cómo te relacionarás con la gente que padece heridas emocionales y que está enferma de miedo?Cuando un ser humano nace, su mente y su cuerpo emocional están completamente sanos. Quizás hacia el tercer o cuarto año de edad empiecen a aparecer las primeras heridas en el cuerpo emocional y se infecten con veneno emocional. Pero, si observas a los niños de dos o tres años y te fijas en su manera de comportarse, verás que siempre están jugando. Los verás reírse sin parar. Su imaginación es muy poderosa y su manera de soñar una auténtica aventura de exploración.Cuando algo va mal reaccionan y se defienden, pero, después, sencillamente se olvidan y vuelven a centrar su atención en el momento presente para seguir jugando, explorando y divirtiéndose. Viven el momento. No se avergüenzan del pasado y no se preocupan por el futuro. Los niños pequeños expresan lo que sienten y no tienen miedo a amar.Por eso los momentos más felices de nuestra vida son aquellos en los que jugamos como si fuéramos niños, cuando cantamos y bailamos, cuando exploramos y creamos con el único propósito de divertirnos.Cuando nos comportamos como niños nos resulta maravilloso porque ese es el estado normal de la mente humana, la tendencia natural.Somos inocentes, igual que los niños, y para nosotros es normal expresar amor. Pero ¿qué nos ha ocurrido? ¿Qué le ha ocurrido al mundo entero?Lo que ha sucedido es que, cuando éramos pequeños, los adultos ya padecían esa enfermedad mental, una enfermedad altamente contagiosa. ¿Y cómo nos la transmitieron? Captando nuestra atención y enseñándonos a ser como ellos. Así es como trasladamos nuestra enfermedad a nuestros niños y así es como nuestros padres, nuestros profesores, nuestros hermanos mayores y toda una sociedad de gente enferma nos la contagió a nosotros. Captaron nuestra atención, y, mediante la repetición, llenaron nuestra mente de información. De este modo aprendimos, y de este modo programamos una mente humana.El problema reside en el programa, en la información que hemos almacenado en nuestra mente. Una vez captada la atención de los niños, les enseñamos un lenguaje, les enseñamos a leer, a comportarse y a soñar de un modo determinado. Domesticamos a los seres humanos de la misma manera que domesticamos a un perro o a cualquier otro animal: con castigos y premios. Esto es perfectamente normal. Lo que llamamos educación no es otra cosa que la domesticación del ser humano.Al principio tenemos miedo de que nos castiguen, pero más tarde también tenemos miedo de no recibir la recompensa, de no ser lo bastante buenos para mamá o papá o un hermano o un profesor. De este modo es como nace la necesidad de ser aceptado. Antes de eso no nos importa si lo estamos o no. Las opiniones de la gente no son importantes y no lo son porque sólo queremos jugar y vivir en el presente.El miedo a no conseguir la recompensa se convierte en el miedo a ser rechazado. Y el miedo a no ser lo bastante buenos para otra persona es lo que hace que intentemos cambiar, lo que nos hace crear una imagen.Imagen que intentamos proyectar según lo que quieren que seamos, sólo para ser aceptados, sólo para recibir el premio. De este modo aprendemos a fingir que somos lo que no somos y perseveramos en ser otra persona con la única finalidad de ser lo suficientemente buenos para mamá, papá, el profesor, nuestra religión o quienquiera que sea. Y con este fin practicamos incansablemente hasta que nos convertimos en maestros de ser lo que no somos.Pronto olvidamos quienes somos realmente y empezamos a vivir nuestras imágenes, porque no creamos una sola, sino muchas diferentes, según los distintos grupos de gente con los que nos relacionemos. Una imagen para casa, una para el colegio, y cuando crecemos, unas cuantas más.Y esto funciona de la misma manera cuando se trata de una simple relación entre un hombre y una mujer. La mujer tiene una imagen exterior que intenta proyectar a los demás, y cuando está sola, otra de sí misma. Lo mismo pasa con el hombre, que también tiene una imagen exterior y otra interior. Ahora bien, cuando llegan a la edad adulta, la imagen interior y la exterior son tan distintas que ya casi no se corresponden. Y como en la relación entre un hombre y una mujer existen al menos cuatro imágenes, ¿cómo es posible que se lleguen a conocer de verdad? No se conocen. La única posibilidad es intentar comprender la imagen. Pero es preciso considerar más imágenes.Cuando un hombre conoce a una mujer, se hace una imagen propia de ella, y a su vez la mujer se hace una imagen del hombre desde su punto de vista. Entonces él intenta que ella se ajuste a la imagen que él mismo ha creado y ella intenta que él se ajuste a la imagen que se ha hecho de él. Ahora, entre ellos existen seis imágenes. Evidentemente, aunque no lo sepan, se están mintiendo el uno al otro. Su relación se basa en el miedo, en las mentiras, y no en la verdad porque resulta imposible ver a través de toda esa bruma.De pequeños no experimentamos ningún conflicto porque no fingimos ser lo que no somos. Nuestras imágenes no cambian realmente hasta que empezamos a relacionarnos con el mundo exterior y dejamos de tener la protección de nuestros padres. Esta es la razón por la que la adolescencia resulta particularmente difícil. Aun en el caso de que estemos preparados para sostener y defender nuestras imágenes, tan pronto intentamos proyectarlas al mundo exterior, éste las rechaza. El mundo exterior empieza a demostrarnos, no sólo particular, sino también públicamente, que no somos lo que fingimos ser.Este sería el caso, por ejemplo, de un chico adolescente que aparenta ser muy listo. Acude a un debate en el colegio, y, en ese debate, alguien que es más inteligente, y que está más preparado, le supera y le deja en ridículo delante de todo el mundo. A continuación él intenta explicar, excusar y justificar su imagen delante de sus compañeros. Se muestra muy amable con todos e intenta salvar esa imagen delante de ellos, aunque sabe que está mintiendo. Por supuesto, hace todo lo posible para no perder el control delante de ellos, pero tan pronto se encuentra solo y se ve reflejado en un espejo, lo hace añicos. Se odia a sí mismo; se siente verdaderamente estúpido y cree que es el peor. Existe una gran discrepancia entre la imagen interior y la imagen que intenta proyectar hacia el mundo exterior. Pues bien, cuanto más grande es la discrepancia, más difícil resulta la adaptación al sueño de la sociedad y menos amor se tiene hacia uno mismo.Entre la imagen que finge ser y la imagen interior que tiene de sí mismo cuando está solo, existen mentiras y más mentiras. Ambas imágenes están completamente alejadas de la realidad; son falsas, pero él no es consciente de ello. Quizás otra persona lo advierta, pero él está totalmente ciego. Su sistema de negación intenta proteger las heridas, pero éstas son reales y siente dolor porque intenta defender esa imagen por todos los medios.De pequeños aprendemos que las opiniones de todas las personas son importantes y dirigimos nuestra vida conforme a esas opiniones.Una simple opinión de alguien, aunque no sea cierta, es capaz de hacernos caer en el más profundo de los infiernos: «Qué feo estás. Estás equivocado. Eres un estúpido». Las opiniones tienen un gran poder sobre el comportamiento absurdo de las personas que viven en el infierno. Por ese motivo necesitamos oír que somos buenos, que lo estamos haciendo bien, que somos bellos. «¿Qué aspecto tengo? ¿Ha estado bien lo que he dicho? ¿Cómo lo estoy haciendo?»Necesitamos escuchar las opiniones de los demás porque estamos domesticados y esas opiniones tienen el poder de manipularnos. Por eso buscamos el reconocimiento en los otros; necesitamos el apoyo emocional de ellos; ser aceptados por el Sueño externo a través de los demás. Esta es la razón por la que los adolescentes ingieren alcohol, se drogan o empiezan a fumar. Sólo para ser aceptados por otras personas que opinan que eso es lo que hay que hacer; sólo para que esa gente considere que están «en la onda».Pero todas esas falsas imágenes que intentamos proyectar provocan un gran sufrimiento en muchos seres humanos. Las personas fingimos ser muy importantes, pero, a la vez, creemos que no somos nada.Ponemos mucho empeño en ser alguien en el sueño de esa sociedad, en ganar reconocimiento y en recibir la aprobación de los demás. Hacemos un gran esfuerzo para ser importantes, para triunfar, para ser poderosos, ricos, famosos, para expresar nuestro sueño personal e imponer nuestro sueño a las personas que nos rodean. ¿Por qué? Pues porque creemos que el sueño es real y nos lo tomamos muy en serio.Extracto del libro: La Maestría del Amor.Un libro de sabiduría Tolteca Dr. Miguel Ruiz
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"Desplegá tus dones"

"Desplegá tus dones"(Por Julio Andrés Pagano)

El pulsar de este mensaje es un refinado espejo donde la luz de tu espíritu se refleja, para que contemples su intenso brillo en medio de la sofocante sensación de agitación y confusión que se apropia de las calles. Ese resplandor está ahí para que recuerdes tu propósito de alumbrar entre las vibraciones densas que se abastecen del miedo para impedir que más corazones se abran y sientan. Seguí brindado apoyo. Encarnaste para iluminar. Auxiliá. Desplegá tus dones.Movilizarse en espacios caóticos y desarmonizados, donde se respira violencia e inseguridad, a veces hace que olvidemos nuestro propósito de servir, por eso estas diáfanas palabras revelan los destellos de tu esencia para que rememores el noble sentido de tu paso por la Tierra. Estas instancias son decisivas. Aceptamos trabajar para alumbrar la oscuridad de la inconsciencia. Más personas precisan vivenciar que el amor es el camino que libera, sana, eleva y equilibra.La energía que desde el centro de nuestra galaxia está llegando con mayor celeridad tiene el insondable poder de llevarnos hacia nuestro cielo interno si somos capaces de desacorazarnos y fluir, en vez de resistir y permanecer entre súplicas y lamentos. Somos puentes que enlazan lo mundano y lo divino. Nuestro leal compromiso está en lograr que otros se animen a volar, plasmando en la dimensión física sus anhelos y sentimientos más genuinos. A eso vinimos.El camino de ascensión es una colosal cruzada que exige no sucumbir. Por eso hoy volverás a levantarte, volverás a empoderarte e irradiarás todavía más. Millones de hombres y mujeres necesitan señales claras y confiables que los impulsen a Ser, para trascender la indiferencia y el desánimo que les dificultan reconocer que el amor es la vía hacia un presente más reluciente, próspero y humano, donde vibremos unidos. Que suene bien alto el cuenco cristalino de tu fe.Nadie está exento de los golpes y el cansancio, de ahí que estas letras espejen el fulgor de tu interior para que renueves tu confianza y liberes todo tu potencial. Saben que tenés el temple necesario para seguir esparciendo la luz de la consciencia. Se te cuida. Se te ama. Se te alienta a continuar. Tu bella maestría es llamada nuevamente al escenario de la vida para activar a los ángeles humanos que aún duermen. Sos asistido. Abrí tus alas. Relumbrá. Desplegá tus dones.Este video muestra hacia dónde vamos como humandiad: https://www.youtube.com/watch?v=1TjwFpQVs2w&feature=player_embedded
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LAS SEIS VIRTUDES DEL CORAZÓN

Las seis virtudes del corazón son dadas a cada uno de nosotros por nuestro creador para que, a cambio, podamos expresarlas, tan fielmente como podamos, hacia nuestros semejantes. Este es el propósito en nuestras relaciones, tan simplemente como puede ser descrito en palabras. Cuando ponemos nuestra atención sobre estas virtudes estamos empezando a practicar su expresión incluso mientas pensamos en ellas. Cuando imaginamos su totalidad, sus estructuras energéticas, las estamos practicando en un nuevo y más potente nivel. La práctica no es sólo expresión; es contemplación y estudio también.Quizás te preguntes por qué el Amor no está dentro de estas seis virtudes. Así como la luz solar al pasar a través de un prisma se convierte en un espectro multicolor, así lo hace el amor, cuando pasa por el Dominio de la Unidad, se convierte en las virtudes del corazón. El amor es la estructura más profunda del multi-universo. Pasa a través de las dimensiones de la existencia y campos de conciencia hasta que encuentra la huella de la Primera Fuente cristalizada en una forma de vida. Si la forma de vida es sensible, compuesta tanto de mente como de inteligencia de corazón, el amor se canaliza a sí mismo en las virtudes del corazón y entra en la conciencia de la entidad individual encendiendo su vínculo con la Primera Fuente hasta que el momento cuando la entidad, enfundada en un instrumento humano, redespierta al ojo claro del alma.Las seis virtudes del corazón se combinan unas con otras y forman el lazo de amor que infunde vida sensible en el Dominio de la Unidad, y sus sombras, aunque relativamente más débiles, traen vida a las dimensiones más bajas también.Cuando las adversidades, demandas, tentaciones o dificultades entran en tu vida, pueden captar tu atención, arrastrándola hacia las doctrinas del orden social, lejos de los sentimientos genuinos de las virtudes del corazón. Esto le sucede a todas las personas en distintos grados.Practicar el arte de lo genuino te permite recobrar y reanudar tu balance emocional con una adhesión que puede sorprenderte. Las virtudes del corazón son magnéticamente poderosas porque son las texturas de amor divino, la fuerza más potente del multi-universo. Cuando practicas estas virtudes, te sacan del adoctrinamiento del orden social y te colocan en una posición de co-creación y no de co-reacción.La vasta mayoría de las personas practican el orden social y se someten a la regla de co-reacción. Las emociones se encienden, se evaporan, inundando la mente con miedo, rigiendo el cuerpo y generalmente haciendo la vida más difícil para todos. Más aún, el sentido de maestría que se logra en un estado de co-creación con la Primera Fuente, se pierde o se disminuye substancialmente. En este estado de co-creación, real o imaginario, el corazón se alboroza y se exhibe en arte en las relaciones, sabiendo intuitivamente cómo navegar sin co-reacción. He resistido la tentación de definir las seis virtudes del corazón en detalle, pero voy a proveer un punto de partida para su definición para que puedas bordarlas acorde a tu propia experiencia y comprensión.Apreciación: A niveles sutiles, esta virtud está focalizada sobre una conciencia específica, que la Primera Fuente rodea a nuestros semejantes como un campo de conciencia y que este campo de conciencia nos unifica. Si estamos unificados, sigue que operamos como una conciencia colectiva a un nivel más profundo y en este lugar, compartimos un propósito común que es ricamente texturizado, supremamente vital y aún, misterioso, dinámico e incierto. Esta conciencia, o incluso creencia, cambia nuestro foco de los pequeños detalles de nuestra vida personal hacia una visión de nuestro propósito como especie.En un nivel más práctico, la apreciación se expresa a sí misma en los pequeños gestos de gratitud que soportan la lealtad y unión de las relaciones. Los niveles más profundos de apreciación hace a las expresiones de nivel relativamente superficiales genuinas porque descienden de de frecuencias del alma en vez de motivos del ego o la mente.Humildad: El alma expresa las frecuencias de amor derivadas de la Primera Fuente. Es su propósito más importante, mientras encarnada dentro del instrumento humano, hacer circular esta delicada, sublime frecuencia de amor hacia el instrumento humano. No es de sorprender que encuentre en el corazón a un colaborador más voluntarioso que la mente. La humildad es la toma de conciencia de que el corazón, mente y alma se entremezclan en la gracia de laPrimera Fuente. Que su propia existencia se apoya a través de la dispensación de amor de la Primera Fuente tan certeramente como un árbol es sostenido por la luz solar.En los materiales religiosos, psicológicos y filosóficos de nuestro planeta, hay gran consideración dada a la mente. Así como piense el hombre, será. A nivel más granular, mucha gente cree que lo que piensa causa sus sentimientos, los que a cambio crean su racha vibratoria y esta racha vibratoria atrae sus experiencias de vida. Así, aplicando esta lógica, la forma de atraer buenas cosas en nuestra vida es pensar correctamente, a fin de no atraer dificultades o el mal.La humildad entiende que el ser que te representa, tu identidad más completa, no está constituida como una cadena de reacción de la mente. Más bien, es la presencia del amor encarnado en forma humana y este amor se expresa a sí mismo en las virtudes del corazón, el intelecto puro de la mente contemplativa y los fines co-creativos del corazón, mente y alma. La humildad es la expresión de esta frecuencia de amor sabiendo que deriva de lo que ya existe en una dimensión más elevada, y en esta dimensión el amor no es una cosa de pesadez sentimental y emocional. Es una fuerza liberadora que actúa acorde al arquetipo de la Primera Fuente: Todo es Uno. Todo es Igual. Todo es Divino. Todo es Inmortal.Valor: Mientras que valor se usa generalmente en el contexto de una guerra o un campo de batalla, está, como un elemento de amor, vinculado con el acto de decir la verdad con poder, especialmente se comete una injusticia. Es común en el orden social de hoy, pretender ignorancia sobre las injusticias de nuestro mundo. La auto-absorción en el propio mundo es una amenaza clave que socava la expresión del valor, y el miedo a las consecuencias es la otra.Los individuos que temen a las consecuencias al señalar una injusticia, no comprenden la fuerza co-creativa de la Primera Fuente. Cuando operas como un co-creador, estás siempre vigilante al incremento o repentino inicio de injusticias como se mide en el orden social. Si no defiendes tus virtudes, o aquellos muy débiles para defender las propias, te has separado de ellas y has perdido una oportunidad de ser una fuerza co-creativa en el mundo de la forma.Esto no significa necesariamente que debes convertirte en un activista o abocarte a una lista de causas sociales. Esto simplemente requiere que te defiendas de la injusticia. Los niños en particular necesitan de esta protección. Cuando tenía cerca de siete años, recuerdo vívidamente ir a una tienda con mi padre y mientras caminábamos desde el estacionamiento para entrar, vimos a una madre literalmente golpeando a su hijo en el asiento trasero del auto. Era un sábado movido y había mucha gente en el estacionamiento, pero fue mi padre el que se acercó a la mujer y le pidió que se detuviera. Su voz era firme en su convicción y la mujer inmediatamente se detuvo. Ese fue un acto de valor porque no había un juicio real asociado a ello, era simplemente una injusticia que requería intervención en el momento.Compasión por ambos, la madre y el niño, estaba presente en mi padre y supongo que la madre supo eso. Este es un ejemplo de cómo las virtudes del corazón rara vez aparecen aisladas, sino, más bien como un ensamble que las teje para dar fuerza y potencia a una situación dada.Compasión: Muchos maestros han hablado elocuentemente acerca de la compasión como una conciencia profunda del sufrimiento de otro, acompañada del deseo de aliviar ese sufrimiento. En el contexto de la nueva inteligencia que está tomando lugar en nuestro planeta, la compasión es un deseo activo de asistir a otros a alinearse con los nuevos campos de inteligencia que se están manifestando en el mundo tridimensional, conscientes de que sus deseos y habilidad para alinear está distorsionada por su adoctrinamiento social; no refleja fielmente su inteligencia, inclinaciones espirituales o propósito.El planeta sobre el que vivimos es una inteligencia en sí mismo. Es tanto físico y tiene estructuras energéticas de muy alta frecuencia como nosotros. Está cambiando de la 3ra dimensión a la más elevada 4ta dimensión y ha estado planificando esto antes de que la humanidad haya sido sembrada sobre el planeta. Es parte de un ciclo evolutivo de sistemas planetarios para transmutar las densidades acumuladas de una dimensión antes de pasar a una red dimensional más alta.La compasión, por consiguiente, se extiende tanto a nuestros semejantes y al planeta en sí mismo con la realización de que somos parte del destino del otro, al menos por un solo tiempo de vida. Planeta y persona bailan en la corriente ascendente de la Primera Fuente en un colaborativo proceso de regeneración y renovación. Todos somos parte de las oberturas misteriosas y trascendencia energética que está ocurriendo entre la tierra y el universo, y mientras la tierra transforma sus densidades acumuladas, cada uno de nosotros será desafiado a transformar las propias o volverse aún más sumidos en los miedos y confusión emocional.Somos privilegiados de ser parte de la estructura planetaria ascendente del espíritu nutriente de la tierra e importancia universal. Ahora hay sobre la tierra una increíble diversidad de seres cósmicos enfundados en instrumentos humanos, pero aclamados desde increíbles sectores del cosmos. Estamos aquí para presenciar y soportar esta trascendencia de la tierra por encima de las densidades y acarreos de la inteligencia tridimensional y sus artefactos. Estamos aquí para acelerar nuestro crecimiento espiritual en un orden rara vez alcanzado en otro lado del multi-universo. Este es un regalo de la tierra para aquellos presentes en el planeta en este tiempo y, en pequeña medida, el motivo para nuestra compasión.Entendimiento: El mundo de la forma, así como los mundos sin forma, está compuesto de estructuras energéticas detrás de su expresión más densa. En un sentido real, todo en el multi-universo es energía con una incalculable vida útil basada en la energía. La energía es transformacional; esto es, que puede alterar o cambiar a otros estados de ser o, en el caso de los humanos, consciencia. La estructura energética humana frecuentemente se describe como el sistema de chakras o cuerpo electromagnético, pero es más que esos componentes. La estructura energética es una forma de luz que, a cambio, es una textura de amor divino.Es un hecho el que estemos compuestos de amor en el núcleo de nuestra estructura, y es esta frecuencia de amor la base de nuestra consciencia inmortal o alma. Todas las densidades más bajas son sombras de esta luz y operan en el tiempo y el espacio, el que provee una funda de densidad y separación de este núcleo de frecuencia de amor. Los mundos de tiempo y espacio alteran o diluyen esta conexión que sentimos con el núcleo de la estructura energética del cual estamos todos compuestos.Aquí yace la paradoja de ser humano: nuestra estructura más profunda es amor divino y nuestra estructura más externa es un medio para la experiencia de la estructura más interna, pero nos hemos insuflados por el vehículo exterior al grado de identificarnos con él más que con su ocupante, nuestro verdadero ser, interior.Todos sentimos esta disociación con nuestro verdadero ser y una sobre identificación con nuestro vehículo (instrumento humano); quizás hay una pequeña diferencia en grados entre nosotros. El entendimiento es el aspecto de la inteligencia del corazón que reconoce que esta disociación de la frecuencia de amor es un componente de diseño necesario del diseño mayor que está sucediendo sobre el planeta. En otras palabras, no es que la humanidad haya caído de la gracia o que esté inclinada hacia el pecado en forma irrevocable. Más bien, simplemente hemos aceptado la imagen de la realidad dominante y su dominancia no es por accidente sino por diseño de la Primera Fuente.Hay una frase bien conocida dentro de Lyricus que bruscamente traducida dice:“la elegancia del tiempo es que revela las estructuras de espacio que han sellado el amor de sí mismo”. Las estructuras del espacio, en este caso, se refiere al instrumento humano. Sólo el tiempo puede romper las rígidas barreras o membranas sutiles que impiden o disminuyen a las frecuencias de amor de ejercer su sabiduría en las conductas del individuo.Si el tiempo es la variable de importancia, es dable razonar que cada uno está en su camino a esta realización, es simplemente una cuestión de tiempo antes de que pueda ser alcanzado. Así, el tiempo es el diferencial que nos separa. En un sentido, estamos todos cambiados en el tiempo el uno del otro. Nadie opera en exactamente el mismo tiempo relativo a abrir su frecuencia de amor del mundo de la forma.Darse cuenta de esto te ayuda a entender la relación de unidad con realidad, y en este darse cuenta eres capaz de acelerar el tiempo para ti mismo y aquellos a quienes toca tu vida. Es el verdadero propósito y noble definición del viaje por el tiempo.Perdón: El perdón opera bajo la premisa de que cada uno de nosotros está haciendo lo mejor que puede bajo las circunstancias de nuestra experiencia de vida y el grado en que nuestra frecuencia de amor satura nuestro instrumento humano. Cuando una persona opera desde las virtudes del corazón y de las ricas texturas de sus auténticas frecuencias, el perdón es un estado natural de aceptación.Cuando una injusticia percibida entra a nuestra experiencia, sin importar cuán significante o si nos percibimos a nosotros mismos como la causa o el efecto, podemos inicialmente reaccionar con las filosas emociones de enojo o víctima, pero este desorden y distorsión emocional puede ser rápidamente transformado experimentando entendimientoEl perdón es la expresión visible del entendimiento y compasión sin los pesados sentimientos de dualidad (bueno o malo) que típicamente introduce la presencia del juicio. Es una expresión neutral sin diseño ni propósito otro que aliviarse uno de las garras del tiempo, que es similar a las arenas movedizas energéticas, enrollándote energéticamente a un estado emocional basado en el tiempo.UN IMPERATIVO ESPIRITUALEs importante restablecer tu estado emocional en tus actividades del día a día, y el arte de lo genuino es un método excelente para hacerlo. No requiere que practiques la visualización completa. Operando en tu mundo de los sentimientos con el entendimiento de cómo las virtudes del corazón pueden combinarse o secuenciarse para experiencias de vida específicas, es un cambio fundamental de conducta que te hará muy bien.¿Por qué es un imperativo espiritual practicar el arte de lo genuino? Cuando has encontrado tus propias definiciones de las virtudes del corazón y has ensamblado tu comprensión dentro de tus conductas, verás que esta es la llave que abre la funda que rodea tus frecuencias de amor. No hay otra identidad vibracional dentro tuyo que sea más Tú que este pulso de amor divino que define tu existencia como un ser espiritual. El objetivo es invitar a esta vibración, este ser, dentro de tu existencia humana, y emergerá cuando haya armonía en tu campo de conciencia (ej. Estado emocional).Practicar el arte de lo genuino es un método de alcanzar armonía y atraer a tu ser más interno a unirse en tus esfuerzos humanos. También ayuda a alinear al individuo con la próxima fase de la evolución humana, la que está directamente relacionada con el estado emocional y su alineación con el impulso espiritual o frecuencia de amor. No es que la mente esté ausente en este salto evolutivo, es un instrumento vital del corazón, pero la inteligencia del amor supera a la inteligencia de la mente en el terreno de los asuntos humanos.En el mundo humano, el amor se piensa que es una acción o sentimiento, no una forma de elevada inteligencia. El amor del que hablo es la inteligencia más elevada del multi-universo, pero también lo menos comprendido en el dominio humano. El alma humana es un conducto de este amor o inteligencia y la Primera Fuente está liberando energías elevadas de su frecuencia de amor para que la humanidad tome el próximo salto evolutivo hacia la 4ta dimensión. Este salto es facilitado si el individuo practica el arte de lo genuino o algo similar en naturaleza porque las nuevas energías son como viento para las velas si hay coherencia emocional, y este viento te acelerará, en un sentido, viajarás por el tiempo hacia otro Tú.Quizás ha sido dicho antes, pero quiero remarcar este punto, no practiques el arte de lo genuino sólo por tu propio crecimiento espiritual. Practícalo principalmente por la expansión evolutiva del planeta y de aquellos que son tocados por tu vida.Eres un ingeniero de esta expansión y movimiento evolutivo cuando operas desde esta perspectiva porque estás focalizado sobre el lugar de control, la palanca funcional de tu propio estado emocional por el bien del planeta y de aquellos sobre él. Es precisamente esta perspectiva la “vela” sobre la que las nuevas energías de la Primera Fuente “soplan”.Como dije antes, la luz es una textura de amor. Una nueva luz está emergiendo del cosmos y está catalizando la luz para cambiar en otros mundos también, incluyendo nuestro sistema solar, planeta y campos sutiles de existencia dentro de él. Puedes pensar en esta nueva frecuencia de luz como un catalizador para la tierra, y la humanidad está meramente junto a ella mientras sucede. La tierra sostiene un lugar especial en el universo, no necesariamente por lo que representa hoy, sino por lo que representará en el futuro.La frecuencia de amor que albergas en tu interior, el trenzado de las seis virtudes del corazón en fórmulas de conducta de amor, pueden ser canalizadas de tal forma que toque a la Tierra. Contempla esto: puedes tocar la tierra con tu campo de conciencia en una forma poderosa tal que, de hecho, facilita el cambio evolutivo, y al hacerlo, el tuyo propio también.Este es el aspecto final del arte de lo genuino que conlleva consideración. Mientras tu campo de conciencia o cuerpo energético se hace más armónico y coherente, la frecuencia del amor se ubica más vibrantemente en tu instrumento humano.Esto significa que tienes acceso a tu ser superior en una forma más vívida y tangible. Con este elevado acceso, incluso tienes la habilidad de canalizar esta energía de amor con una precisión selectiva.Canalizar esta energía de amor hacia la Tierra es un aspecto integral de practicar el arte de lo genuino, pero no es para abordarlo demasiado pronto en esta práctica. Hay que hacer una limpieza de viejos patrones de energías primero y luego, entonces, una cierta maestría de las nuevas energías antes de que uno pueda canalizar con la precisión requerida y fuerza emocional. Es una fase vital dentro de la práctica y puede vincularse con la capa final de este propósito.El poder del individuo está contenido en la inteligencia fluida de sus virtudes del corazón. Cómo uno orquesta sus estados emocionales es un reflejo de su propia maestría. Las ecuaciones de las virtudes del corazón son el eslabón de la cadena de conductas que permiten a uno moverse con gracia a través de las miríadas de condiciones y situaciones de la vida. El individuo que entiende estos significados profundos de sus virtudes del corazón y aplica sus ecuaciones en su vida, enriquece su propósito sobre la tierra y gana acceso a la más alta y potente forma de inteligencia: amor divino.Desde mi mundo para el tuyo
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Actitudes de María Rilke

"...Vivir para dar.Caminar para encontrar.Sonreír para alegrar.Tener para compartir.Repartir para aliviar.Esperar para abrazar...Son actitudes saludables,que pregonanla hermosa aventurade: SER HUMANO"Creo que es muy bueno ...para Un Buen Inicio de semanalos quieroNoe
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SOBRE LA ENVIDIA

ENVIDIAPara algunos es un pecado capital; para otros, el combustible de la sociedad moderna. Filósofos, psicólogos, pensadores y novelistas analizan este bajo sentimiento con el que debemos lidiar. Escribe Diana Cohen Agrest. Y además, el crítico y narrador italiano Alessandro Piperno describe con humor cómo funciona la envidia entre escritores y celebridadesCONTRA EL MAL DE OJODesde el pensamiento mágico de las culturas primitivas hasta hoy, las sociedades han perseguido la neutralización de la envidia porque, en cualquier grupo humano, quien la sufre es un saboteador en potencia, un instigador que no puede ser aplacado por nada ni nadie. Los dispositivos diseñados con el propósito de neutralizar el "mal de ojo" irradiado por el ojo del envidioso son los consabidos talismanes: la ruda en el zapato, la cinta roja atada a la muñeca, la ristra de ajo o la jamsa (en árabe, "cinco"), también conocida como "mano de Fátima", que garantiza la protección de su portador.El temor reverencial del poder de la envidia trasciende, extrañamente, el ámbito de lo humano. En el poema homérico, Aquiles advierte que la vanagloria por un éxito excesivo puede despertar la envidia de los dioses. E. R. Dodds, un erudito en el pensamiento clásico, desestimando la creencia en cierta amenaza sobrenatural, declaró que una vez sentado el carácter alegórico del relato homérico, se descubre que la envidia de los dioses no era tomada demasiado en serio en el mundo griego primitivo: no es que el pecado de un éxito excesivo fuese una provocación del castigo divino porque los dioses eran envidiosos. Más bien se creía que el éxito suele conducir a una soberbia que fácilmente se torna en hybris , la desmesura inducida por arrogancia del éxito asegurado, y es este pecado lo que se castigaba.Desde siempre, el temor a despertar la envidia hizo de ésta un regulador de la conducta humana, modificando y condicionando numerosas conductas intersubjetivas. Los occidentales suelen interpretar como una muestra de modestia extrema por parte de los chinos lo que no es sino una actitud institucionalizada diseñada para aventar la envidia. Un individuo que presume ante otros no será visto con simpatía en su grupo. Y si fracasa, será objeto del ridículo. Pero los chinos no deberán esperar a confrontarse con la opinión pública o con un grupo de pares para reprimirse en su conducta.Medidas análogas de precaución se toman fuera de China. Y no se trata de simple buen gusto sino de una compulsión a callar los logros personales, las nuevas adquisiciones o la buena suerte ante otros, salvo que esas menciones sean templadas por alguna desventaja, privaciones o una sombra en la fortuna reciente. Quien acaba de estrenar una casa en las afueras de la ciudad tal vez no dude en mencionar el tiempo que tarda en llegar a su trabajo (salvo que su jactancia lo supere y se apresure a decir que, si toma la autopista, tarda lo mismo que antes). Y quien obtuvo un ascenso laboral quizá se lamente ante sus compañeros rezagados de que su nuevo puesto es aún más estresante que el anterior. Todavía hoy, supuestamente liberados del pensamiento mágico, tratamos de no anunciar proyectos hasta que no se concretan. Incluso se dice que, en su verbalización, derrochamos cierta energía que debería ser canalizada y dirigida hacia su concreción. Y para el que tenga dudas, ¿quién se sorprende ante la costumbre de un anuncio optimista seguido de un "toco madera" no bien pensamos en lo que dijimos?Hasta la propina, al menos en los orígenes de lo que se ha tornado una costumbre, se ha visto como un dispositivo simbólico para comprar la posible envidia de quien la recibe, en un intento de nivelar la relación entre el servido y el servidor, con quien establecemos una relación de poder en cuyas reglas implícitas figura una -que invierte el orden de las explícitas- según la cual quien nos atiende lleva las de ganar. La propina al mozo procura impedir que, gesto impúdico mediante (escupir nuestra comida), quien nos sirve sucumba a su envidia. En una suerte de intercambio complaciente, ni siquiera omitida tras un servicio mediocre, la propina simboliza la conveniencia prudencial de compartir la buena fortuna. En numerosas lenguas, el término que designa la propina alude a un dinero cedido para que el mozo pueda disfrutar de un buen trago como lo hace el comensal, de allí que a la propina se denomine en francés pourboire , término que literalmente significa "para beber". Otras relaciones asimétricas de poder donde se procura neutralizar la envidia mediante un pago extra voluntario es la del cliente con el peluquero, quien tiene el poder de embellecernos pero también de arrasar nuestra cabellera. O la del pasajero con el botones de un hotel, quien tiene el poder de hacer desaparecer nuestro equipaje.ANTROPOLOGIA DE LA ENVIDIASi hay una emoción que atraviesa todos los tiempos y culturas, es la envidia. No en vano el proverbio enseña que "la pena compartida es la mitad de la pena": tras convivir con los jíbaros de Ecuador y Perú, el antropólogo Rafael Karsten narró que toda vez que los miembros de esas tribus se veían obligados a atravesar el río anegado por copiosas lluvias, practicaban magia negra con el objetivo de que, una vez alcanzada la otra orilla, la lluvia continuara y otros viajeros padecieran las mismas dificultades que ellos habían padecido.Y si pensamos en los crueles ritos de iniciación que señalaban el ingreso a la adultez en las sociedades primitivas, se lo puede interpretar como la expresión de una envidia intergeneracional hacia sus sucesores en el implacable ciclo de la vida. Entre nuestras prácticas socialmente aceptadas, la costumbre en las despedidas de solteros de arrojar a una fuente callejera o de enharinar y amordazar en el baúl de un auto a los contrayentes, aunque disfrazada de humorada inocente, puede ser una expresión de envidia.No es por azar que el primero de los mandamientos violados por el hombre contra el hombre fuera el fratricidio primordial. Caín mata a Abel tanto por envidia como por celos. Víctima de la envidia de su hermano, Abel es asesinado porque su sacrificio al Señor era superior al de Caín. Pero este sacrificio era superior en el sentido de que su ofrenda satisfacía más al Señor que la de Caín, de allí también que cayera víctima de los celos fraternos. Esta conjunción pasional explica el valor intemporal de la escena del Génesis, pues en ella se expresa alegóricamente la inmemorial rivalidad entre hermanos para obtener el favor del padre, de la madre o de un tercero. También explica la íntima asociación entre la envidia y el sentimiento de hostilidad que la envidia puede provocar, pues se temen las consecuencias de la propia envidia tanto como las consecuencias de la envidia de los demás.En Los orígenes del amor y del odio , Ian Suttie menciona ciertos pueblos primitivos, el bantú entre otros, que tomaron medidas para contrarrestar los llamados "celos de Caín": entre los aborígenes de Australia central, narraba Suttie, con la complicidad de su primogénito, la madre devora a sus otros hijos tras darlos a luz, compartiendo su ingesta con el hermano mayor. El uso del canibalismo para atenuar los celos fraternos es sustituido en ciertas tribus aborígenes de Guatemala por un ritual igualmente sanguinario: con el fin de absorber la hostilidad que, de otro modo, podría ser dirigida por el primogénito hacia el recién nacido, suelen golpear una gallina hasta matarla.Hasta en los monasterios, el espacio donde virtualmente se logró eliminar todo motivo de envidia mutua, la consagración a los deberes religiosos o a los progresos en la fe incentiva la rivalidad. Y en otro espacio de enclaustramiento (aunque no legitimado por la devoción voluntaria), el psicoterapeuta Victor Frankl confesó su propia envidia hacia quienes, compañeros de desdicha en un campo de concentración, podían sin embargo darse el lujo de bañarse y usar un cepillo de dientes. Pero había algo más envidiable todavía: la cantidad de golpes que recibía un prisionero dependía en gran medida del guardia que supervisaba su trabajo. En ese escenario de violencia misérrima, donde la vida se reduce a una desnudez que roza la animalidad, los menos golpeados eran los más envidiados.ESTRATEGIAS CONTRA UN ENVIDIOSO1) Rebajarás tus éxitos. Le harás saber todo el tiempo que te va mal y buscarás su solidaridad en la mala.2) Le darás a entender que él está por encima de vos en carácter y en talento, y que lo admirás sin desmayos.3) Sugerirás con el cuerpo y la palabra que él es tu jefe y vos, su subordinado.4) Exagerarás tu autocrítica: literalmente, despedazarás tus propios logros, relativizarás tu pericia y adjudicarás todo el tiempo tus aciertos a la suerte.5) Profetizarás tus inminentes fracasos una y otra vez.6) Estarás muy atento a lo que el envidioso haga y saludarás la mínima acción positiva. No sólo le celebrarás los goles; también le festejarás los laterales y los córners.7) Te comunicarás con él por medio de la lástima, destruirás a sus enemigos y buscarás su complicidad para hablar mal de terceros. Como se sabe, nada cohesiona tanto como el odio. El odio es más fiel que el amor.8) Le dirás de vez en cuando que lo envidiás. Pero que lo envidiás sanamente.9) Lo acostumbrarás a ser vulnerable al elogio. Y lo elogiarás siempre.10) Nunca bajarás la guardia: al envidioso la envidia le brota espontáneamente, y podés pasarla mal.11) Te alejarás lentamente y nunca le darás la espalda. Y lo más difícil de todo: no te contagies. La sustancia del envidioso es altamente contaminante.12) Un envidioso construye una cadena de envidias. En un grupo, un envidioso es como una manzana podrida. La envidia es una lepra que no se cura. Y por favor: no le envidies nada al envidioso. Es un pobre infeliz. Y lo sabe.Estas doce instrucciones humorísticas no sirven más que para introducirnos con cierta sorna en uno de los temas más viejos y profundos de la historia de la Humanidad. Una vez más le encargamos a la ensayista y doctora en Filosofía Diana Cohen Agrest la producción de tapa de esta semana. Ella articula en serio lo que yo escribo en broma. Y lo hace apelando a filósofos como Georg Simmel, pensadores como Ian Suttie y Victor Frankl, escritores como Laurence Sterne, psicoanalistas como Melanie Klein y Luis Kancyper, lingüistas como Ivonne Bordelois y antropólogos como R. Karstens. Cohen Agrest piensa también por su cuenta y recorre la vida antigua y moderna, lo culto y lo popular: va desde la Biblia hasta la Antigua Grecia; desde el mundo del tenis hasta los tangos de Gardel y Le Pera.Todo sentimiento humano es cultura. Y la envidia, como tantas otras formas del odio y el resentimiento, ha movido el mundo desde el principio de los tiempos. Victor Hugo creía que la envidia era una declaración de inferioridad y Leonardo da Vinci, que era mil veces más terrible que el hambre "Porque es hambre espiritual". Schopenhauer también se ocupó del asunto: "La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás muestra cuánto se aburren".Ojalá que disfruten de este ensayo y que les sirva como talismán.jdiaz@lanacion.com.ar

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a Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el año 2010 Año Internacional de la Diversidad Biológica con el fin de atraer más la atención internacional al problema de la pérdida continua de la biodiversidad. Se propone aprovechar esta oportunidad para:Destacar la importancia de la biodiversidad en la vida humana.Reflexionar sobre nuestros logros en la conservación de la biodiversidad.Alentar a redoblar nuestros esfuerzos para reducir significativamente el ritmo de pérdida de biodiversidad.Hacer frente a la diversidad biológica requiere la participación universal. La comunidad mundial, a través de actividades organizadas a nivel mundial, debe unir sus esfuerzos para un futuro sostenible para todos nosotros.Designa la Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica como el centro de coordinación para el Año Internacional de la Biodiversidad. Establecido en la «Cumbre de la Tierra» de Río de Janeiro en 1992, el Convenio sobre la Diversidad Biológica es un tratado internacional para la conservación y utilización sostenible de la biodiversidad y la distribución equitativa de los múltiples beneficios de la biodiversidad. Con 193 Partes, el Convenio sobre la Diversidad Biológica tiene una participación casi universal.A través del Año Internacional de la Biodiversidad 2010 esperamos reflejar los objetivos de las organizaciones que trabajan en todo el mundo para salvaguardar la biodiversidad. Como tal, los objetivos del Año Internacional de la Biodiversidad 2010 son los siguientes:Mejorar la conciencia pública sobre la importancia de salvaguardar la diversidad biológica y también sobre las amenazas subyacentes a la biodiversidad.Aumentar la conciencia de los logros para salvar la diversidad biológica que ya han sido realizados por las comunidades y los gobiernos.Alentar a las personas, las organizaciones y los gobiernos a tomar las medidas inmediatas necesarias para detener la pérdida de la biodiversidad.Promover soluciones innovadoras para reducir las amenazas a la biodiversidad.Iniciar el diálogo entre las partes interesadas por las medidas que deben adoptarse en el período posterior a 2010.

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Traducciòn de Ana Balderas¡Encendamos nuestra centella de paz!Despertemos nuestras mentes amodorradas, incontroladas, encendamosla centella de paz en nuestros corazones adormecidos.Nosotros somos uno y todos conectados,responsables de lo que transmitimosa través de los invisibles y enlazados hilos de oro de la telepatíaNo dejemos que nuestra energía de naturaleza Divinasea contaminada de los caudales del mal,porque lo que sembramos, cosechamos.Sin el equilibrio el hombre es un irresponsableen manos del príncipe de la oscuridad,reo de su difusión de muerte y destrucción.Sanemos nosotros mismos para curar el mundo alrededor de nosotros.Nosotros somo uno y todos conectados por medio de la voz del silencio.Encendamos nuestra centella de pazporque si no está dentro de nosotrosno podemos transmitirla y somosculpables de sembrar cizaña en nuestro jardín del tiempo.Somos todos responsables de la oscuridad que enredanuestra sociedad, creada por nuestro infierno interior.Controlemos nuestra mente incontrolada con pensamientosde amor y regalemos la paz a nuestros hermanos,por medio de la voz del silencio.Sin una mente controlada, no habráequilibrio, precipitaremos en el sufrimiento totaly la paz se volverá una quimera robada al viento.Nosotros somos uno y todos conectados por energía invisibleenlazada por hilos de oro de la telepatía y asítransmitimos nuestra negatividad a la colectividad.¡Encendamos nuestra centella de paz!Elisabetta Errani Emaldi - Nacionalidad Italiana

Con este poema participo en el segundo Concurso de Poesía de Heptagrama

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La Unidad de energía responde a la conciencia unificada, en todos los planos, esto no es fácil para ustedes que viven en un mundo polar, tampoco desdeñen la polaridad, ésta permite el aprendizaje más nutrido ya que se experimenta el espectro completo de emociones y vivencias.Más allá de aún vivir en la polaridad, se irán infiltrando en ustedes voces, palabras, pensamientos, frases de Unidad absoluta, y hasta las experimentarán en muchos momentos.Al principio la conciencia de Unidad puede causar una gran emoción al igual que lo causó la pérdida de la misma, todo lo nuevo en ustedes emociona, se sentirán extraños y con un vacío muy grande, es el vaciado de los restos de lo antiguo, pueden sentirse sin identidad, tristes, deambuladores, es el cambio de conocimiento a una instancia donde la individualidad comienza tenuemente a desvanecerse. Todo será gradual, así lo vemos nosotros, sabiendo que para ustedes es difícil, están confrontando sus mayores miedos, para por última vez en la historia del período crístico llegar a la maestría y reconocer porqué están acá. Así comenzarán a dar la experiencia que les llegará a los hermanos que están viviendo en su mental absoluto, será una tarea comprometida que comprenderá a muchos de ustedes. Las formas de dar y recibir se modificarán gradualmente, hacia las formas de la nueva energía del cosmos, si la energía del cosmos cambia, todo se modifica ya que le energía es información. Tengan apertura a intercalar las nuevas formas con las de la anterior frecuencia energética, éstas últimas decantarán o sufrirán modificaciones que serán claramente percibidas por ustedes, con frases como “ esto no va más” o “a esto lo cambiaría tal cosa”. Abran su alma y creen formas nuevas, nada será dado con formatos establecidos la consigna del Soñador es que el sueño lo construyamos juntos, co-crear. Nueva energía, cambios electromagnéticos, cambios sociales abruptos, cambios personales abruptos, cambios planetarios, cambios cosmológicos, es uno de los tanto períodos donde se entrena la capacidad de fluir con lo nuevo y lo viejo. Aprendiendo en el camino que dejar y que incorporar.La unificación de las fuerzas del Universo están dadas por el amor, el Universo se sostiene por el amor incondicional, y el amor incondicional lo crean mucho de las formas que habitan el cosmos, donde recrean la formación primigenia de la Unidad Universal de Amor.Claudia Maria 2008
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Cordiales saludos: Mi nombre es Carlos González. He sido profesor de matemáticas y física en la enseñanza secundaria durante 24 cursos. Finalmente, al verme limitado en mi deseo de practicar una enseñanza basada en los nuevos paradigmas, decidí dejar el camino de la enseñanza oficial e iniciar uno nuevo, alternativo al sistema imperante.Durante años, he podido comprobar como mis alumnos adolescentes enterraban sus sueños hasta hacerlos invisibles. Su entorno les enseñaba que la “seguridad” era lo primero: estábamos creando víctimas. La rabia que sentía ante tal panorama la he trasmutado en creatividad, escribiendo un libro que narra cómo empoderar a los adolescentes:“Un maestro decide crear un ambiente mágico en su clase para empoderar a sus alumnos. Les ayuda a descubrir los enormes potenciales que habitan en su interior. Les revela un mundo más allá de la mente programada y de las creencias. Para llevar a cabo su proyecto el profesor emplea curiosos trucos...Los alumnos van resolviendo los enigmas, que el maestro propone de una forma singular. La clase es una creación de todos. El aprender se transforma en una aventura.Poco a poco, cada alumno se convierte en su propio maestro, en una fuente de conocimiento para él y sus compañeros. La vida se torna mágica: pueden vivirla desde su corazón, sin que las creencias les limiten “Su título es: “Veintitrés maestros, de corazón – un salto cuántico en la enseñanza-“. En él se plantea un modelo educativo que se basa en descubrir la fuerza interior.Hoy puede ser ciencia ficción...tal vez una semilla, pero si la nutrimos puede generar una forma totalmente nueva de enseñar, en la que el ser humano deja de sentirse víctima, para sentirse el creador de su propia vida.Creo que su sensibilidad va en la misma dirección que la mía. Por eso, me atrevo a enviale* mi libro en versión digital. He decidido regalarlo persona a persona o institución a institución. Necesita volar...hacia lugares en los que pueda ser bien acogido. Si lo lee le agradecería cualquier comentario. Todos los amantes de la lectura sabemos que bastan cinco minutos con un libro para saber si es de nuestro interés, sólo le pido ese tiempo. Siéntase libre de enviarlo a las personas o asociaciones a las que este libro pueda ayudar. Gracias por su presencia. Le deseo felices creaciones…Carlos GonzálezP.D Mi blog es: www.ladanzadelavida12.blogspot.com* El libro se puede descargar en mi blog
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.Anam Cara.

http://elerotismodelalma.blogspot.comAnam cara es el amor del almaSu luz es poderosa.Es un umbral hacia lo divinoUn encuentro con lo sagradoUn círculo de comuniónUn eco en el anhelo de pertenenciaPues conocemos el alma del Ser amado antes de conocer su cuerpoCuando alma y cuerpo son UnoPenetras en el templo del otroTe iluminas y vuelcas hacia tu luzEs necesaria la valentía en esta entregaPues solo así podrás liberarEl manatial interior que te habitaSe nos envía a la vida en la TierraCon la sublime misión deaprender amar y recibir amorSólo el amor nos hará libresY nos impulsará hacia la morada sagradaDel ser que completa el antiguo círculo de la mágica unión con la creaciónTu anam cara, tu ser gemelo, es tu patria, tu hogar, tu mismo mar... tu propio ecoEl libro de la sabiduría celtaFoto:Max Sauco
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Somos un ecosistema emocional extraordinario

Un artículo enrequecedor.Somos un ecosistema emocional extraordinarioSerá la intensidad de la vida que me persigue últimamente. Lo cierto es que nunca pensé que se escondiese detrás de tantas personas discretas tanta vida, tantas ganas de dar, de hacer. Últimamente en cada ciudad, en cada foro están allí, esperando para acercarse y contarme algo que me llevo de regreso a casa con gratitud. Un profesor que lleva años mejorando la convivencia entre sus alumnos y que ha consignado su experiencia en un video; un enfermero me envía poemas para compartir con los oyentes de la radio; una madre que con generosidad y sabiduría habla a un hijo de su padre sin despecho, aunque éste les haya abandonado; alguien que trabaja en un comedor escolar y que quiere enseñar a “sus niños” a pasar ese rato en armonía; una trabajadora social que con esfuerzo sigue visitando la residencia de ancianos aunque ya no trabaje allí, “porque algunos nunca reciben visita de nadie y son felices cuando voy a verlos”.Cuando escucho a estas personas, también resuenan en mí la soledad y el cansancio que se adivinan en sus esfuerzos por dar lo mejor de sí mismos. Y a veces pienso, ¿quién os cuida a vosotros? La vida está llena de personas admirables pero cansadas, que necesitan que los demás les regalen algo que les ayude a seguir adelante. A veces basta con muy poco para relanzar la capacidad de superación y de empatía innata en cada ser humano, pero ni ese poco parece fácilmente disponible.Somos un ecosistema emocional extraordinario: en un extremo están los que dan a mansalva, sin ahorrar, gastando sus vidas y su energía sin reparar en el precio; y en el otro, los que prefieren administrarse con cautela y dar solo donde encuentran una respuesta segura. No se puede dar sin recibir. Canalicemos el esfuerzo desaprovechado de muchas personas en grandes redes de trabajo social. Enseñemos a los niños, y recordemos a los adultos, a regalar palabras de aliento y gestos generosos a los demás. Porque cuando todos dan en la medida de sus posibilidades, que son muchas, todas las vidas son valiosas y todas pueden florecer.Elsa punset
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