"Considero que es importante aprender el arte de oir. La mayoría de nosotros escucha tan sólo lo que le resulta cómodo, agradable; no oímos las cosas que pudieran afectarnos hondamente, las cosas que perturban, que contradicen nuestras propias creencias y opiniones. Y es importante, por cierto, que sepamos escuchar sin hacer un tremendo esfuerzo por comprender. Cuando hacemos un esfuerzo por comprender, nuestra energía se invierte en el esfuerzo más bien que en el proceso de comprender. Muy pocos pueden escuchar sin resistencia, sin crear barreras entre ellos y el que habla; mas si podemos dejar de lado nuestras opiniones particulares, nuestros conocimientos y experiencias acumulados, y escuchar de un modo natural, sin esfuerzo, yal vez podremos comprender la naturaleza de la transformación fundamental que resulta tan esencial en una crisis (...)"

(...)

"El mundo no es diferente de cada uno de nosotros. Los problemas del mundo son vuestros problemas y los míos. Este no es un aserto histriónico sino un hecho real. Si examináis la cuestión de cerca, si la penetráis plenamente, veréis que los problemas colectivos son los problemas que confronta cada uno de nosotros individualmente. No creo que haya división entre los problemas colectivos y los del individuo. El mundo es lo que nosotros somos; lo que somos, eso proyectamos, y eso se convierte para nosotros en el problema mundial. "

"Para comprender, pues, este problema en extremo complejo y (...) creciente que vemos en el mundo, tenemos que comprendernos a nosotros mismos, lo cual no significa que debamos volvernos tan subjetivos, tan introvertidos, que perdamos contacto con lo asuntos externos. Proceder de tal manera carece de sentido y de toda validez. Mas si podemos ver que la crisis mundial, la confusión, la tragedia, (...) es el resultado de nuestra propia existencia y acción diaria, de nuestras creencias particulares, tanto religiosas como nacionales; si podemos ver que este cataclismo mundial es una proyección de nosotros mismos y que no es independiente de nosotros, entonces nuestro examen del problema no será subjetivo ni objetivo sino que se efectuará abordándolo de un modo enteramente diferente. "

"Ahora bien: generalmente abordamos un problema de esta clase en una forma objetiva o subjetiva, ¿no es así?. Procuramos entenderlo ya sea a un nivel objetivo o en un nivel subjetivo; y la dificultad está en que el problema no es puramente subjetivo ni puramente objetivo, sino una combinación de ambos. Es a la vez un proceso social y psicológico y es por eso que ningún especialista, ningún economista, ningún psicólogo, ningún secuaz de un sistema -de derecha o de izquierda- podrá jamás resolver este problema. Los especialistas y peritos sólo pueden atacar el problema en el terreno particular de cada uno de ellos, y nunca lo tratan como proceso total; mas para comprenderlo hay que abordarlo en su totalidad. Es obvio, pues, que nuestro modo de abordar el problema no puede ser subjetivo ni objetivo; debemos, antes bien, ser capaces de percibirlo como proceso total."

"Para entender la crisis mundial como problema total, hay que empezar por uno mismo. Exteriormente hay guerra, conflicto, confusión, miseria y lucha constantes; y a través de todo eso está la búsqueda de seguridad, de felicidad. Evidentemente, esos problemas externos son el resultado, la proyección, de nuestra propia confusión, conflicto y miseria íntimos. Para resolver por lo tanto, los problemas externos -que no son independietes de nuestras luchas y dolores íntimos- debemos evidentemente empezar a entender el proceso de nuestro propio pensamiento; es decir, tiene que haber conocimiento propio. Sin conocernos fundamentalmente a nosotros mismos -tanto lo consciente como lo incosciente- no hay base para pensar, ¿no es así? Si no me conozco profundamente en todos los diferentes niveles, ¿qué base existe para mi pensamiento, para mi acción? Aunque esto haya sido dicho y repetido por todo predicador desde tiempo inmemorial, continuamos sin tomarlo en cuenta porque creemos que cambiando el medio ambiente, alterando las circunstancias externas, suscitando una revolución económica, podremos transformar fundamentalmente el proceso de nuestro pensar. Pero seguramente si podemos considerar el problema algo más de cerca y con más fervor, veremos que las alteraciones puramente externas jamás podrán traer una revolución fundamental. Sin entender todo el proceso del "ego", del "yo" -el proceso de nuestro propio pensamiento- la confusión interior en que vivimos se sobrepondrá (...) a la sagaz reconstucción de las circunstancias externas ."

"Es, pués, importante -¿verdad?- que los que están en esto de buena fe y lo toman realmente en serio, los que no son simples petulantes ni adictos a alguna creencia sectaria -es importante, por cierto, que esa gente empiece a entender el proceso de su propio pensamiento. Porque, después de todo, nuestro pensamiento es la respuesta del "condicionamiento" de cada uno; y no habría pensamiento si no hubiera "condicionamiento". Es decir, si vosotros sois socialistas, comunistas, capitalistas, católicos, protestantes, hindúes o lo que sea, vuestro pensar es la respuesta de ese "condicionamiento"; y si no entendéis ese "condicionamiento" o "trasfondo" que es el "tú", el "vosotros" , cualquier cosa que hagáis o penséis tiene evidentemente que ser la respuesta de ese "condicionamiento". Para suscitar, pues, una revolución fundamental, una transformación en uno mismo, tiene que haber comprensión del "trasfondo", de las influencias condicionantes que originan el proceso de pensar; y este conocimiento propio es el comienzo de la sabiduría."

"La mayoría de nosotros, desgraciadamente, busca sabiduría en los libros o escuchando a alguien; creemos entender la vida siguiendo a expertos o ingresando en sociedades filosóficas u organizaciones religiosas. Todas ellas, ciertamente, son vías de escape, ¿no es así? Porque, después de todo, debemos comprendernos a nosotros mismos; y la comprensión de uno mismo es un proceso muy complejo. No existimos en un solo nivel; la estructura de nuestro ser se halla en diferentes niveles y consta de entidades diferentes, todas en conflicto unas con otras. Sin entender todo ese proceso del "yo", no podemos finalmente resolver ningún problema, ya sea político, económico o social. El problema fundamental lo es de convivencia humana, y, para resolverlo, debemos empezar a entender el proceso total de nosotros mismos. Para producir un cambio en el mundo -que, como es obvio, resulta esencial- debemos ser conscientes de todas nuestras respuestas psicológicas. (...) Estar atentos a nuestras respuestas es observarlas sin opción, sin condenación ni justificación; es ver, simplemente, todo el proceso de nuestro propio pensar en medio de la convivencia, en medio de la acción. Luego empezamos a examinar el problema en su totalidad; es decir, nos damos cuenta de su alcance. Y entonces veremos cómo nuestras respuestas condicionadas por nuestro propio "trasfondo", y cómo esas respuestas condicionadas contribuyen al caos en el mundo. El conocimiento propio es, pues el principio de la libertad."

"Ahora bien: para descubrir cualquier cosa, para entender lo que es la verdad, la realidad, o Dios, tiene que haber libertad. La libertad no puede llegar mediante una creencia; por el contrario, sólo hay libertad cuando las influencias condicionantes de la creencia y de los procesos de la memoria han sido comprendidas. Cuando existe esa comprensión de su propio proceso, la mente está de veras serena, espontáneamente silenciosa; y en ese silencio que no puede advenir mediante coacción alguna, hay libertad. Entonces, únicamente, existe una posibilidad de descubrir lo que es real. Sólo puede haber libertad, pués, con el entendimiento del "ego", del "yo", de todo nuestro proceso de pensar."

Enviadme un correo electrónico cuando las personas hayan dejado sus comentarios –

¡Tienes que ser miembro de E.A.C. para agregar comentarios!

Join E.A.C.

Temas del blog por etiquetas

  • Y (57)

Archivos mensuales


contador visitas gratis