Poluciones de sémola y limón



Me desperté a media noche, estaba agitado, los sueños que me habían acompañado estaban llenos de miedo. La emoción había quedado pegada a mí.

Pensé en mi mayor miedo, y era mi primera vez, aquella primera vez en la que decidiré conocer los misterios de aquello adormecido entre mis piernas.

Cuanto miedo tenía, miedo a no poder, a poder demasiado, a que no reaccione de su dormidera, a que eyaculara antes de empezar, a no saber por donde
empezar, a empezar mal, terminar peor, a perderme en el recorrido y no saber por donde iba o hacia donde.

Y, si, los miedos que aquellos amigos de mi padre, sin querer, sembraron en mi ¡Dale macho, ponela! ¡Volvé loca a la mina! ¡Dale para que tenga!
¡Demostrále lo que es un hombre!, todas las frases “alentadoras” me
exigían ser un macho que yo no estaba dispuesto a ser.

Ya esos hombres para estas mujeres caducaron, ¿o es que aun estos señores no se dieron cuenta, que las mujeres se están cansando?

La mujer espera a un hombre que aun no es, y el hombre a una mujer que ya fue, se lo escuché decir a mi mamá.

Si, mamá lo decía, y mamá sabía de hombres, obvio, más que los hombres.

Por lo cual esa primera vez pensé iba ser distinta, iba a permitirme tener los mismos temores que ella, iba a equivocarme y acertar como ella, iba
solo a entregarme sin esperar resultados, solo a sentir la explosión de
mi cuerpo dentro de otro ser, una mujer, una joven, una receptora de
mi, de mis tan retenidas y volcadas en la nada células de vida.

Era muy tarde, o muy temprano las 5 de la mañaña, decidí hacerme algo rico de comer, algo dulce, con textura a piel y aroma a juventud, algo con
aroma a casi mujer…

Puse leche descremada, mamá me explicó que posee iguale propiedades que la entera pero es mejor ya que le quitaron algo de grasa, y eso es bueno
para mis arterias, además de explicarme que la compré adicionada con
vitamina A y D para favorecer la absorción de calcio y con envase opaco
para impedir las desnaturalización de las mismas, que pesada era mi
vieja con toda esa “perorata” de nutrición.

En una olla vertí sémola como lluvia hasta que estuve chirle, luego revolví, hasta que espesó levemente y estaba cocida, agregué algo más de leche, estaba muy
espeso y no me gusta, me agrada que quede como una sopa de sémola, le
agregué unas cascaritas de limón y edulcorante, siempre recuerdo mi tendencia a engordar.

Lo puse en un plato bordeado de margaritas, que recordaban aun la frescura de mi juventud y tomé una cucharita que era de mi abuela con una gema
en su terminación, ella decía que ahuyentaba los malos espíritus, era
genial mi abuela, hasta en eso pensaba.

Bueno, quizás la gema ahuyente mis miedos a mi primera vez.

Me voy a dormir y soñar con recordar que quien sea ella, será como yo, y yo como ella y deambularemos con temores, pasiones desbocadas,
timideces quebrantables y humedades retenidas el camino hacia la única
forma de fusión humana que nos acerca a la Divinidad.


Leche 250 ml

Semola 100gr

Edulcorante, a gusto (no usar Aspartame)

Dos o tres cascaritas de limón


Noches de poluciones de un joven hombre…

.

Plato apto para obesidad, dislipidemias, diabetes, gota, ovolacterovegetarianos, hipertensión, insulinemia.





Recuerda: La moderación es la clave de la buena salud.
Caminar es tu perfecto aliado.
Expresar tus emociones sanamente, tu mejor camin
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