Plan Alimentario del estado de ánimo

Plan Alimentario del estado de ánimoAlgunas investigaciones demuestran que algunos alimentos son capaces de desencadenar la producción de endorfinas, verdadera morfina natural que fabrica el organismo para aliviar el estrés y las sensaciones de incomodidadLa creciente comprensión del papel jugado por los neurotransmisores y otros químicos cerebrales está aportando datos que ayudarán a comer sano y a resolver favorablemente el dilema de que la mente acepte la necesidad de ingerir menos dulces y calorías, menos sal y grasa, aunque el paladar y el estómago clamen por ellas.En tal sentido, lo que está descubriendo la neurobiología es que el hambre es selectivo; esto es, la preferencia específica por comidas ricas en grasa, hidratos de carbono o proteínas, está gobernada por la acción de ciertos neurotransmisores, como la serotonina.Comer dulces puede estimular la producción de endorfinas cerebrales, lo que causa un efecto calmante sobre el organismo estresado. Esto ya ha sido confirmado en el laboratorio a través de pruebas rigurosas.Las investigaciones más recientes sugieren que la serotonina -un neurotransmisor- juega un papel decisivo en la regulación del apetito, al suprimir el deseo por los carbohidratos. Estos son la principal fuente de combustión en la alimentación, así como se necesita de las proteínas para construir los tejidos y de las grasas para almacenar energía.Comer hidratos estimula indirectamente los niveles cerebrales de serotonina y predispone a tener menos deseos de ingerirlos en la próxima comida. Este punto está tan oscuro, como el nudo de la cuestión de los neurotransmisores: cómo lograr el propósito deseado (comer menos dulces para reducir calorías) sin que desencadene un efecto de rebote. Lo evidente es que cualquier dieta normal va a conmover la química del cerebro negativamente. Si nos salteamos el desayuno, por ejemplo, con el fin de reducir una ingesta calórica, estamos preparando un atracón para una horas después por haber desequilibrado a los neurotransmisores.Todo esto permitió poner en práctica planes alimentarios neurobiológicos cuyo efecto es adelgazar neurorregulando la química cerebral, sin hambre ni voracidad por los dulces y además, mejorando el estado de ánimo, situación potenciada cuando la persona se permite conocer las emociones que históricamente lo llevan a comer ante determinadas circunstancias y los hacen acudir a la heladera o la alacena por apetito emocional, en búsqueda de calma, pero no consiguiendo mas que aumentar el manto de grasa.Contribuir a descubrir las diferencias entre hambre físico y emocional, para conocer en si mismo este último y enfrentarse para trabajarlo es lo que permite no recuperar los kilos que se perdieron, ya que se consigue hacer ir juntos y asociados mente y cuerpo en el proceso de adelgazamiento, incrementando de forma natural los neurotransmisores cerebrales, beneficiado en un comienzo acompañándolo con planes alimentarios neurobiológicos, la risa, la alegría y el entusiasmo.Dra Claudia Durán – Medica Especialista en Nutrición – M.P: 16404 – M.N:73561
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