PARA PODER AMAR A UNA MUJER, HAY QUE COMPRENDER SU DOBLE NATURALEZA
Cada mujer sobre la faz de la tierra, todas, sin ninguna excepción, poseemos una doble naturaleza, dos poderosas fuerzas femeninas. Cualquiera que se nos acerque estará frente a dos mujeres, un ser exterior... el que mostramos, el que fue educado, el que fue domesticado; y una pequeña interior... una pequeña salvaje, que actúa por instinto, que es visceral. Y esta pequeña interior brota a la superficie, aparece y desaparece rápidamente, pero siempre deja a su espalda algo sorprendente, original y sabio... pero solo para aquél que es capaz de percibirlo. Esa pequeña salvaje encierra la sabiduría emocional de cada mujer, porque es sabia precisamente por ese caudal de emociones que la embargan.
La paraJODA, ¡no!, no me equivoqué, porque más que paradoja es una parajoda, la de la doble naturaleza de la mujer y consiste en que, cuando una de ellas se muestra sentimentalmente más fría, la otra es más ardiente. Cuando una mantiene unas relaciones más intensas y enriquecedoras, la otra puede mostrarse ligeramente glacial. A menudo una de ellas es más feliz y flexible mientras que la otra anhela "quién sabe qué". Una puede estar alegre y la otra puede experimentar una terrible nostalgia.
¿Y todavía alguien es capaz de preguntarse por qué nos tienen que tener paciencia? ¿Acaso creen que es fácil cambiar constantemente entre Dr Jekyl y Mr Hyde? ¿Entre la bella y la bestia?
Es por esto que las mujeres ansiamos encontrar a un compañero que tenga esta clase de paciencia y la inteligencia necesaria para intentar comprender nuestra naturaleza indómita. Sin embargo, ese compañero tendrá que esforzarse, entregarse por entero y realmente buscar cada vez estar más cerca de la auténtica verdad de este rompecabezas femenino, de este misterio.
Entonces, ¿Cómo carambas se gana el corazón de una mujer? La claves es... regresa una y otra vez, y escucha más allá del oído humano y percibe la profundidad de los misterios de la psique femenina.
A veces las mujeres llegan al hartazgo y se angustian esperando que sus compañeros las entiendan: ¿cómo es posible que no sepa lo que pienso y lo que quiero? y nos hastiamos de hacernos esta pregunta.
Pero si quieres que tu compañero responda, tendrás que enseñarle el secreto de la dualidad femenina, tendrás que hablarle de la mujer interior, de esa pequeña salvaje. Y lo hará enseñando a
su compañero a hacerle dos preguntas aparentemente sencillas que conseguirán que se sienta vista, oída y reconocidda.
1. ¿Qué es lo que quieres?
2. ¿Qué es lo que quiere tu yo profundo tu pequeña interior?
Esto la hará reflexionar, la llevará a inspeccionar su interior y a su compañero le servirá para realmente conocerla y comprenderla. Si un hombre pasa por alto la doble naturaleza femenina de una mujer y la toma por lo que parece (una loca de atar montada en un carrusel emocional), lo más seguro es que se lleve una sorpresa, pues cuando la doble naturaleza de la mujer emerge de las profundidades y se hace presente, frecuentemente tiene unas ideas, unos intereses y unos sentimientos muy distintos de los que había puesto de manifiesto anteriormente.
Para amar a una mujer, el hombre tiene que amar también su naturaleza indómita. Si la mujer acepta a un compañero que no sabe o no puede amar su otra dimensión, tendrá la sensación de haber sido desarmada y enfermará su alma como si fuera un juguete descompuesto.
El amante más estimado será el que desee aprender.
El compañero de la mujer indómita es el que es constante y paciente, el que está apto para sacar también de su interior sus emociones para lograr "ver", "oir" y "comprender" todo lo que se esconde atrás del ser externo de su mujer; aquél que persevera en regresar para intentar comprender, el que no admite ser distraído de su meta, que es realmente comprenderla. Su tarea es descubrir a su mujer y penetrar en la esencia luminosa de que está hecha, dejarse desbordar, asombrar, trastornar por ella. Y permanecer a su lado, y entonarle la maravillosa melodía de la cocmprensión y la aceptación... así de loca como está... eso hará que a la mujer le brillen los ojos y que a él le brillen a su vez los suyos.
Carola Estrada
Psicología del Despertar
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