Inauguro mi Grupo de Crianza!!!
Y por qué digo que es mío? Pues porque cuando parí, hace 5 años, lo eché mucho de menos. No solo como recién parida (después de pasar por un calvario, ocasionado gracias a un diagnostico de enfermedad, llamada endometriosis), sino también como madre novata. Me sentía "sola" y acompañada a la vez.
Dónde estaba mi fuerza, mi seguridad, mis "cojones" de los que tanto presumía?
Me sentía confusa, insegura...
Dos años antes me había convertido en una luchadora, en una guerrera en busca de su tesoro más preciado: un embarazo. Sentía que quería ser yo y no encontraba cómo.
Pero, poco a poco, con constancia, tesón y ganas, aprendí...
Aprendí a escucharme, a sentirme, a verme con otros ojos al espejo, a serenarme, a moldear mis palabras para no ser una leona (aún sigo en ello :)
Aprendí a no ser invisible, a darle prioridad a mi yo para poder luego darle prioridad a los míos (si yo no estoy bien, no puedo aportar bienestar a los míos).
Me re-evolucioné. Me informé. Tropecé millones de veces y volví a levantarme otras tantas. Lloré mucho y reí a placer pero sobre todo, aprendí a priorizar, a conciliar, a pedir y a disfrutar.
Aprendí a aprovechar mi tiempo para formarme de nuevo, re-formarme en lo que ya tenía y re-ciclarme con parte de lo que ya era.
Aprendí a defender un puesto de trabajo que me apasionaba. Luché contra dos despidos, contra un jefe agresivo y acosador y contra compañeras garrapatas.
Todo esto me aportó conocimiento, experiencia y herramientas muy valiosas, que me ayudaron a ser yo y así poder coger vuelo! (y querer tener otro hijo).
Ahora, quiero ofrecer y formar parte (aquí), como grano de arena que soy, de una maravillosa montaña de Crianza con Respeto, de Apoyo Incondicional a la Maternidad, a esa maternidad que yo tuve que descubrir por mí misma. Porque mis sentimientos, experiencias y vivencias me han dicho que:
* El nacimiento de un hijo... es un momento clave, un momento de fusión con el cuerpo y mente de ese nuevo ser. Sentimos lo que el siente e intuimos lo que le pasa. Nosotras, las madres, tenemos que redefinirnos para así descubrir nuestro nuevo papel, nuestra nueva identidad.
* Ante el nacimiento de un hijo, sentimos... como que nadie nos mira, nadie nos presta atención. Quedamos relegadas a un segundo plano. Solas. Cansadas. Desaliñadas. Cuestionadas. Pensando en si volver o no al trabajo. Con hijos mayores que nos demandan. Papá trabajando fuera de casa. Y si está dentro aún peor. Descolocado. Desorientado. Olvidado. Incomprendido. Decepcionado por no saber qué hacer, cómo consolar.
* Ante el nacimiento de un hijo, necesitamos... sentirnos acompañadas. Acurrucadas. Comprendidas. No cuestionadas. Amparadas. Queridas. Mimadas. Y sobre todo, escuchadas.
* Ante el nacimiento de un hijo, nos pegamos la leche... contra una sociedad en la que se valora a la mejor mujer empresaria, madre modelo, perfecta, bonita y sexy. Con un puerperio que mencionan pero no existe, un apoyo a la lactancia irónico, un apoyo a la crianza que debemos delegar en otras personas desde la semana 16 del bebé. Una madre que antes de parir tenía ojos, solo para su trabajo, su coche, su piso y sus vacaciones.
La maternidad no tiene espacio? Es una fantasía real o una realidad fantástica?
* Ante el nacimiento de un hijo, nos encontramos... con mujeres angustiadas, deprimidas, tristes, encerradas en minipisos, sin saber cómo pedir ayuda o la ayuda que le ofrecen, no es la que necesitan en ese momento.
Y como en la actualidad ya casi no quedan tribus, ni comunidades, ni aldeas, descubrí que son cruciales y necesarios crear Grupos de Crianza, o de Mujeres, o de Apoyo. Espacios para que las madres y padres estemos con nuestros hijos, para que juntas podamos:
* Acompañarnos, Aceptarnos, Abrazarnos, Reír, Llorar.
* Pensar, Ensayar ese Poder que tenemos como Madres, esa Intuición que hemos olvidado pero no perdido.
* Ser Escuchadas sin ser Juzgadas.
...Simplemente, que podamos Ser.
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