humor (1)

"Namamnamama, soy diferente al rebaño"





De pequeña me encantaban los Muppets . Esta canción nos chiflaba en casa. Con los años, al verla y oírla otra vez, me dí cuenta del mensaje implícito en la historia entre las dos vacas rosas y el cavernícola con gafas. Y no sólo en este sketch, sino en cientos de ellos contenidos en los personajes y los episodios de la serie “The Muppet Show”.

La verdad, no es más que la clásica historia del diferente y el rebaño. El rebaño ve al diferente como a un “freaky”, raro, de pelo largo y de color extravagante, vestido a su manera. El diferente ve al rebaño como copias, no distingue unos de otros.


Cuando el diferente intenta improvisar sobre la melodía, el rebaño le reprime. Él debe asumir las normas y lo establecido. Pero eso le supone aburrimiento por la falta de expresividad que conlleva. Y sigue improvisando, o creando, y además intentando convencer al rebaño.

Pero a mayores aspavientos, mayor represión. Todo funciona bien si se siguen las normas, se canta lo que toca y uno no se sale de lo establecido. Eso supone al diferente estar incómodo, y al rebaño tener un problema que debe resolver; y sólo entiende esa resolución limitando las capacidades de creación del que se sale de los márgenes. Este, viéndose fuera, intenta cada vez más que se le acepte. Y cada vez se vuelve más extravagante.

¿Cuántos de los que estan aqui leyendo esto no habran sentido así en sus vidas?

¿Con que cantidad de vacas rosas encontraron en su camino, o cuantas veces actuaron como ellas?

¿Cuánto intentaron ser aceptados sin éxito?


Una de las partes que más me gusta del vídeo es cuando el personaje se marcha del encuadre principal y acaba saliendo por la puerta EXIT, es decir la SALIDA. La última palabra la dice por teléfono, ya en otro sitio y con otro estatus. Es decir, abandona el rebaño.

Aunque la represión continúa en lo más arcaico, lo más cristalizado, simbolizado en los dos ancianos que lo miran todo desde el palco sin mover un dedo: ¿La pregunta es: que es un Mahnahmahnah? dice uno. ¿La pregunta es: a quién le importa?, contesta el otro. Hilarante sin duda, pero real y crudo como la vida misma.

No debemos condenar a los rebaños pues algún día serán también hombres de las cavernas con gafas. Están en proceso de serlo; sencillamente unos hemos llegado antes a comprender ciertas cosas.

Nuestra obligación es ejercer con ese conocimiento y no dejar que las mayorías nos acallen. El amor se transmite por magnetismo, es decir con ejemplos y acciones con las que arrastraremos a los demás hacia algo mejor y menos programado.

Entonces poco a poco nos iremos dejando de ver como vacas rosas o cavernícolas. Nos veremos como lo que somos, que no es ni una cosa ni la otra.

Gracias a todos por pasar a dejar sus comentarios.
Besos!
vi.

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