LA REALIDAD Y LO SOÑADO SON LO MISMO PARA EL NIÑO

Cuando nacemos, sabemos muy poco del mundo que vamos a conocer.

De vez en cuando vemos un objeto raro que tiene cinco prolongaciones, de pronto aparece por la derecha y otras veces por la izquierda. Nos quedamos absortos viendo como esas prolongaciones se mueven. Con el tiempo aprendemos que los adultos les llaman “dedos”.

Empezamos a tomar conciencia de nuestro alrededor, creyendo que forma parte de nosotros. Con sólo llorar, el alimento nos llega. Es un alimento tibio que no nos disgusta pues es armonioso con nuestra temperatura corporal.

Es lógico que al crecer, nos creamos el centro del Universo. Esta creencia encierra parte de verdad, pues a lo largo de nuestra vida sólo podremos manejar nuestro Universo, que es una parte del Cosmos.

Todas las sensaciones que recibimos, son poco a poco interpretadas por nuestro cerebro. Nuestro mundo es interior; como si estuviéramos encerrados en una cápsula. Resulta lógico, por tanto, que se haya pensado que el “alma” se encuentra encerrada en el cuerpo.

Aprendemos una comunicación mediante símbolos, que llamamos “lenguaje”. A partir de aquí, podemos expresar lo que pensamos. Todo mediante el cerebro, que es un órgano interno.

Nuestra interpretación del mundo, es un proceso personal. Vamos juntando las “piezas” que nos regalan nuestros sentidos, para formar el “puzzle”, que es la interpretación de nuestro mundo.

Un mundo idealizado, pues lo formamos mediante ideas.

Nuestra idea de ese mundo va cambiando, pues la creación de nuevos esquemas mentales hace que lo observemos de forma diferente mientras crecemos.

Todo surge en nuestro cerebro; por eso, al niño le resulta tan difícil distinguir los sucesos reales, de los sucesos soñados.

Cuando un niño nos cuenta sus sueños, nos expresa literalmente la realidad que está viviendo. Si prestamos atención a sus relatos, podemos averiguar, la idea que tiene sobre la vida: sus inquietudes, alegrías, ansiedades, proyectos…

Para ellos, le realidad mezclada con sus sueños, forman su mundo real.

No es bueno ridiculizarlos cuando nos cuentan sus vivencias, por muy ridículas que nos parezcan; porque muchos adultos que lo hacen, aún no distinguen con claridad, el mundo real con el mundo que se han creado desde su infancia.

Enviadme un correo electrónico cuando las personas hayan dejado sus comentarios –

¡Tienes que ser miembro de E.A.C. para agregar comentarios!

Join E.A.C.

Temas del blog por etiquetas

  • Y (57)

Archivos mensuales


contador visitas gratis