¿EXISTE REALMENTE LA LIBERTAD?
Nadie puede hacer realmente "todo" lo que quiere... entonces podríamos suponer que, ¿nadie es realmente libre?
Pues bien, en lo que se refiere al pensamiento, podemos estar de acuerdo en que tenemos libertad absoluta de pensar lo que se nos venga en gana, sin censuras, sin impedimentos.
Pero, ¿para qué nos sirve pensar libremente, si no podemos actuar? La libertad de pensar es muy importante, pero no ganamos nada si no somos capaces de hacer algo con lo que pensamos, si no podemos convertirla en acción, aunque sea una pequeña acción para nosotros mismos. La acción en cambio, puede cambiar nuestra visión e inserción en el mundo, puede sorprendernos con lo imprevisto, y a su vez, terminar modificando lo que pensamos. Lo que importa acerca de la libertad tiene que ver con la acción, con la libertad de hacer.
¿Y qué sucede cuando nos encontramos ante una libertad con límites? ¿Límites impuestos por quién? ¿Quién decide "lo que se puede" y "lo que no se puede" hacer? Si mi libertad la van a definir los demás, entonces depende de lo que "otro" me autorice a hacer... y esto se parece mucho a la "dependencia", o ¿esclavitud? Si son otros los que deciden qué puedo y qué no puedo hacer, por muy abierto y permisivo que sea mi dueño, NO SOY LIBRE.
Sin embargo, en la vida, nos encontramos infinidad de ocasiones en las que "no debo, pero si puedo" hacer lo que quiera, pero mi libertad consiste en ELEGIR, si lo hago o no. No es lo mismo decir "hay que respetar" que "yo elijo respetar". Yo soy libre de hacerle daño a otra persona, pero eso no quiere decir que esté dispuesta a hacerlo. Es más, que yo sea libre para dañar a otro es lo ÚNICO que le da VALOR a que yo no lo dañe. LO QUE LE DA VALOR A MIS ACTITUDES AMOROSAS ES QUE YO PODRÍA NO TENERLAS.
Lo que realmente uno no puede elegir es el sentimiento, es muy perjudicial empujarnos a sentir cosas que no sentimos, o actuar como si las sintiéramos. Porque, LOS SENTIMIENTOS NO SE ELIGEN, SUCEDEN.
No siempre hemos elegido estar donde estamos y entonces nos enfrentamos a que gran parte de la vida que hemos tenido ha sido producto de nuestra estupidez, y empezamos a darnos cuenta que hemos recorrido caminos equivocados, y eso es doloroso para uno y para los otros. Sólo podemos dejar de ser estúpidas cuando dejemos de creer que otros tienen que decidir o prohibir por nosotros. Se trata de aumentar nuestra capacidad de conciencia para elegir lo que queramos prohibirnos o permitirnos.
HOY, desde éste ser que soy, yo elijo. Soy yo la que decide. La libertad es lo único que nos hace responsables. Entonces, elegir significará, hacer mi camino para, egoístamente llegar a la cima de la montaña que yo decida escalar.
Carola Estrada
Psicología del Despertar
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