Blog 2.0

A lo largo de mi vida fui transformándome, pase de una esencia pura como lo somos todos cuando estamos en estado de recién llegados a una nueva experiencia, a creer lo que me dijeron que tenía que ser, creí en lo que mis padres, la sociedad, la educación, la religión y todos los maestros que se cruzaron en mi camino me dijeron que era, me dijeron lo correcto y lo aceptable. Luego comencé a transformarme nuevamente, ahora era lo que tenía que ganar, ganar espacio, ganarme la vida, ganarme una posición, ganar al otro, conseguir mas y mas en una carrera contra el resto, contra mí mismo, alimentando mi EGO, para evitar quedar sin una posición, sin algo que me haga superior, sin bienes materiales, tenía que ser cada día mejor que todos y si alguien era mejor tenía que aprender a odiarlo porque me había ganado, la carrera era desgastante y al mismo tiempo frustrante, ya que sentía que había decepcionado a mis padres, a mi sociedad, a mi cultura. Era el ejemplo del fracaso por no llegar a ser lo que esperaban de mí.
Hoy caigo en cuenta de que no soy perfecto, ni siquiera puedo ser ejemplo para nadie, mi vida a partir de que deje de luchar por alcanzar metas que no tenían nada que ver con un proyecto propio, comenzó la transformación más grande y transcendental de todas.
Cometí muchos errores en este, y hasta ahora, último proceso, errores con los cuales lastimé a mucha gente, errores gracias a los que aprendí a perdonar y perdonarme. Cada paso en este proceso significa arrancarme pedazos de mi mismo, pedazos que pretenden quedar adheridos a mi esencia como si formaran parte de mí, lo que sucede es que ellos hace años que yo mismo coloque porque creía que así debían ser y orgullosamente los coloque de manera que nunca más salieran.
Hoy estoy orgulloso de mi, de mis errores, de los golpes que solo decidí darme para ablandar el cemento con el cual tiempo atrás construí lo que me dijeron que tenía que construir de mi mismo con mis manos sigo sacando de a pequeñas cascaras mis capas de ego, sigo arrancando verdades ajenas, sigo cometiendo errores y a la vez sigo creciendo.
Sólo cuando acepte el hecho de que no era perfecto, pude comenzar el proceso de perfeccionamiento de mí mismo. Seguiré adelante, sacando cada día más de lo que no soy para poder algún día volver a ser lo que realmente soy, ese maravilloso Ser de una esencia pura, como cuando recién había llegado a esta experiencia.


Gustavo Agüera.