DEL PENSAMIENTO NEGATIVO AL AMOR POSITIVO

DEL PENSAMIENTO NEGATIVO AL AMOR POSITIVO
Un amigo me dijo en una ocasión que yo era una "sufridora". Todo podía ser excelente, y yo encontraba
algo realmente tonto por qué enojarme. Sencillamente tenía el hábito emocional de centrarme en lo negativo. Tenía que aprender que, en gran medida, somos responsables de nuestra felicidad.
Rara vez, encontramos un momento en la vida en el que cuanto veamos y pensemos sea absolutamente perfecto según nuestro concepto. Sin embargo, la perfección es un punto de vista. Siempre habrá cosas que nos alegrarán y cosas que nos entristecerán. El puente hacia una vida más feliz es más una decisión emocional que un cambio de circunstancias. Una vida feliz puede tener días tristes, pero cuando ya dominamos los aspectos fundamentales de tener una visión básicamente alegre del mundo, atraemos más situaciones que tienden a demostrar que la visión que tenemos del mundo es la correcta.
Claro, está la dificultad de que es menos fácil ver una actitud de amor en un mundo donde no hay amor. Sin embargo, cuando dedicamos más tiempo a esforzarnos por ver la vida con ojos de amor, y menos tiempo para tratar de entender por qué estamos tristes en primer lugar, nuestra vidas se transformarán mucho más rápido.

Nuestra capacidad de cambiar de forma de pensar es el mayor don que Dios nos ha dado, y es también el más poderoso. Él está presente dentro de nosotros en todo momento para ayudarnos a llevar nuestras mentes de nuevo al amor. Siempre podemos ver una situación y tomarnos un momento para entender cuán afortunados somos y cuánto agradecemos las partes de la situación que representan un bien.
Siempre podemos invitar al espíritu de Dios a que cubra con su sombra nuestros pensamientos y los eleve a un orden divino para darnos una especie de control. En todo momento lo podemos invitar a entrar en nuestros pensamientos y purificarlos. Y una vez que lo hayamos hecho, comenzaremos a ver milagros. Al principio, algunos nos parecerán pequeños, pero, con el tiempo, iremos viendo un cambio radical en el tono de nuestras vidas.
Nuestro verdadero Yo, es un ser expandido, no retraído en nosotros mismos. Nuestro verdadero Yo forma un todo con el mundo entero; por lo tanto, lo encontramos en relación con el todo. No podemos ser felices a menos que deseemos la felicidad de todos.
Ahora, estoy convencida que mientras no olvide que el amor que busco sólo lo puedo encontrar dando mi amor a los demás, resulta fácil encontrar la paz.
Sólo cuando lo olvidamos, surge el caos. ¡ La clave de la felicidad es difundir el amor; retenerlo es la clave del dolor!

Carola Estrada
Psicología del Despertar

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