Qué difícil respuesta. La esencia de una flor, de una azucena está acaso en su
belleza, en la forma ¿Acaso en su perfume o su estilizado tallo? Probablemente, es tal la esencia de la azucena que no se esfuerza para ser la flor que es. Simplemente es.
Todos los días cambia la azucena. No se preocupa por su color blanco; ni por la forma de sus pétalos, ni de que el viento esparza su deliciosa fragancia, regalo para la naturaleza y nuestros sentidos. Simplemente, esta allí, tranquila e inmóvil. Simplemente es, azucena y nada más.
Y nosotros los seres humanos ¿Dónde está nuestra esencia? Cada día nos esforzamos en ser. Ser roles. Ser hijos, esposos, amantes, novios, profesionales, padres, amigos. Cada día nos esforzamos por ser. ¿Ser qué?
Creo que finalmente no deberíamos esforzarnos. Simplemente ser lo que somos, seres humanos con grandes capacidades para hacer realidad las cosas más bellas: Generosos, amables, tolerantes, pacientes, amorosos, éticos y ante todos felices.
¿Entonces qué es el extracto de la vida? Es lo que está allí, en las sonrisas de lasn personas, amigas, extrañas y también en la tristeza de quienes sufrimos; en el apretón de manos de quien sea; en la ayuda que podamos brindar así sea con escuchar al otro un minuto, en el tiempo que decidimos compartir con amigos, extraños, familiares; en el llanto; en las flores que marchitan y florecen a diario; en nuestros cambios porque nunca somos iguales, todos días somos otros.
El extracto de la vida está en el vacío donde todas posibilidades existen y
especialmente la felicidad. La de nuestra mente, de nuestro corazón. El
extracto de la vida es vacío pero existe y es real en cada amanecer y en cada anochecer. En cada instante en el que somos felices y nos preocupamos por la felicidad del otro que habita con nosotros el Planeta Tierra, el Universo, el Espacio Infinito.
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