Adiós a Dios

Y yo en algún momento le dije "adiós" a Dios.

Dios no me terminaba de convencer, el concepto de Dios que yo había aprendido distaba leguas de lo que mis sentidos podían percibir en la vida.

Cuántas veces escuché: "Al que madruga, Dios le ayuda" (desde ahí ya no me gustó porque a mi eso de levantarme temprano no me encanta), "Dios te va a castigar",

"Ojalá que Dios te perdone", "Dios le va a decir a Santa Claus que te portaste mal" (si, claro, en la empresa que tienen juntos), "Dios aprieta pero no ahorca", "Dios castiga sin vara".....bueno, una cantidad enorme de refranes y enseñanzas de lo que cada quien piensa que es Dios.

Me parecía que este Dios era muy famoso y aparte caprichoso. Quería que nos levantáramos temprano, nos hacía sufrir pero no hasta la muerte, o sea que le gustaba jugar con nosotros, era vigilante y espía de Santa Claus.

castigaba si no vivías bajo sus estrictas reglas, como un juez, siempre checando lo que los humanos hacen. Me acuerdo que en la escuela donde yo estudiaba, arriba de los mingitorios del baño había letreros que decían: "Dios te ve".....¡qué miedo!

Así que un día, cansado de estar bajo la lupa de Dios, cansado de rezar y rezar, de llorar, de pedirle deseos, perdón, cambios y guía decidí decirle ADIÓS a DIOS!!

Le pedia en navidad una muñeca Barbie y regularmente me traia una muñeca de trapo!!! Yo decia: Me porto bien siempre, porque DIOS, no me quiere??? Hoy se que mis papas no tenian para comparme mi Super muñeca!! Que desilusion!!

Me cansé de estar rezándole a alguien que no se dejaba ver, que no se dejaba abrazar. No quería tener que rendirle cuentas a alguien que no sabia ni dónde estaba y luego tener que pedir perdón, o peor aún, quedarme con ganas de hacer algo por miedo a ser castigado por él.

Pero, de cualquier forma mi vida siguió sintiéndose vacía, con necesidad de amor, de paz, de felicidad.

Sin darme cuenta empecé a vivir solo "estando". Hay una GRAN diferencia entre SER y ESTAR. Y yo sólo estaba. Estaba en la oficina, estaba con mis amigos, estaba con mi familia, sin el menor deseo de vivir, ni de jugar, sin el menor deseo de nada. Bueno, lo único que quería era que la vida se terminara, esa idea del paraíso después de la muerte, todavía yacía en la superficie de mi mente.

Si acaso los perros van al cielo (como en la caricatura de Disney) igual me podían hacer un lugar con ellos: acostado en una nube, comiendo pan tostado con queso philadelphia, sin enojo, sin tristeza, sin depresión, sin problemas de amor. A mi parecer ya tenía ganada mi estancia es ese lugar de paz por el hecho de haber sufrido tanto en esta tierra!

Los años pasaron y yo seguía "estando". Hasta que un día, alguien vestido de negro y con los ojos más dulces que yo había visto, me enseñó a usar otro sentido, el del SER.

No tenía nada qué ver con mis 5 sentidos básicos pasados de moda, este era un nuevo estado, como otro mundo después del clóset, el clóset llamado corazón. Me enseñó a ver hacia dentro de mí, a saborear dentro de mí, a sentir dentro de mí....WOW!! Había más cosas dentro de mí que afuera!

Descubrí que hay una inmenso espacio de Amor y no sólo eso, sino que siempre que pongo atención ahí crece y crece cada vez más. Un espacio lleno de bondad, de gentileza, sin forma que lo limite. Allí dentro es todo tan perfecto, sin falla, sin error.

Fui descubriendo que en ese espacio estamos todos, los que estuvieron, los que estamos y los que estarán, que no tenemos nombres ni colores.

Poner atención en ese lugar es vivir toda una Vida en un instante infinito, donde yacen plácidamente al compás de la perfección del Amor Incondicional, la verdadera Compasión, la Felicidad, la Paz, sin juicios, sin etiquetas, sin nombres, sin límites....

Aprendí a que desde ahí puedo ver todo lo cotidiano que vivo, con formas y colores, números y sabores, pero a final de cuentas mi corazón se enciende en luces neón al tener la certeza de que siempre ha sido lo mismo, sólo que antes me sentaba desde el drama y la tragedia a ver todo y ahora gozo en ese espacio dentro de mí, toooodo lo que la vida me presente, no importa cómo se vea.

Fue entonces cuándo descubrí la Verdad de Dios.
No es un nombre, no es alguien acostado en una nube, no tiene una empresa con Santa Claus, no tiene una religión, no es un concepto, y no tiene definición, porque definir es limitar y este espacio que todos llevamos dentro siempre está en expansión...no tiene límites.

Así recordé quién es Dios, donde está...y cada instante me siento pleno de haberme dado cuenta quién soy y le dije adiós al concepto de dios y abracé la experiencia de reconocer a Dios en cada objeto, en cada persona, en cada circunstancia, en cada sabor, en mí...


Gracias Rosy Pleyades

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