El joven discípulo de un filósofo sabio llega a su casa y le dice:
-Maestro, un amigo estuvo hablando de ti con malevolencia...
-¡Espera! -le interrumpe el filósofo-. ¿Hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
-¿Las tres rejas? -preguntó su discípulo.
-Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
-No. Lo oí comentar a unos vecinos.
-Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?
-No, en realidad no. Al contrario...
-¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
-A decir verdad, no.
-Entonces... -dijo el sabio sonriendo-, si no es verdad, ni bueno ni necesario, sepultémoslo en el olvido.
(Anónimo hindú)
Creo que a la vida la han reducido a complejidades y situaciones penosas...más, una inventiva de que sobrevivimos sin sentido, y por lo tanto, ya no vivimos.
La vida enriquece la existencia de cada uno de los seres maravillosamente creados...no como un producto creador, sino como un acto de amor en la "procreación".
No podemos olvidar que el desafio máximo de la vida, es aprender a amarla y contener la alegría de disfrutarla.
Parece difícil?...siempre y cuando nuestra vida no es en solitario, sino que se complementa con la vida de los demás.
Meditemos unos instantes estos breves instrumentos para la vida, que debemos de llevar a la práctica en el día a día:
Más vale la pena levantarse, contemplar, acariciar, experimentar, oler, sentir todas las sensaciones para entender que si existimos, es porque la vida se nos ha dado como un don y maravilloso regalo.