El perdón es absolutamente necesario para tener una vida plena. Cuando decimos vivir plenamente, nos estamos refiriendo a una vida completa, o sea, llena de paz y armonía; con buena salud física y financieramente estables para poder disfrutar de todo lo bueno que deseemos tener y que nos haga sentir felices. Muchas de las veces somos demasiado duros e inflexibles con nosotros mismos. Si cometemos un pequeño error, nos castigamos cruelmente durante todo el día condenando nuestra falla y proceder. Nos lamentamos a cada rato diciéndonos: "Qué barbaridad, no había razón para que me hubiera enojado tanto, y no debi haberle dicho esto o aquello". Y continuamos con lo mismo, pensando, lamentándonos, condenándonos y al final del día nos sentimos abatidos, cansados, tristes.
Unos días después, nos enfermamos y luego nos sorprendemos, "¿por qué me pasó esto? Ayer todavía estaba bien y ahora no me puedo ni levantar de la cama. Me siento muy mal. Tengo fiebre y me siento resfriado".…