Origen Emocional y Transgeneracional de la DIABETES.

Son varios los tipos de diabetes e, igualmente, variados los conflictos emocionales susceptibles de causar esos tipos de diabetes. Por ello, la exposición de las causas emocionales de la diabetes es más bien compleja. A pesar de ello, el propósito de este artículo es describir dichas causas de la manera más sencilla y clara posible, a la par que completa. 

La explicación sencilla

del proceso biológico que lleva a sufrir diabetes, sería la siguiente: El azúcar es energía, con el significado añadido de “dulzura” o ternura. Esa energía que injerimos al comer, el cuerpo la transporta por la sangre hacia los órganos porque la necesitan para funcionar bien.

Ahora bien, cuando nos encontramos en una situación tensa o peligrosa que nos provoca alerta, y el cuerpo reacciona a ella preparándose para huir o para luchar inminentemente, entonces el azúcar permanece puntualmente en la sangre para estar disponible de forma inmediata cuando haya que huir o afrontar el ataque, y así poder hacer esas acciones con mayor fuerza y rapidez.

Sin embargo, si esa huida o ese ataque no se produce pero el cuerpo, aunque sea inconscientemente, sigue en estado de alerta y tensión, el azúcar se mantiene en la sangre. Como consecuencia de esa situación que se cronifica aparece la enfermedad: a los órganos les va faltando energía y con el tiempo empiezan a tener problemas de funcionamiento (ojos, riñones, nervios, piel, corazón y vasos sanguíneos).

También puede ocurrir que la persona, por la razón psicológica que sea, se desvalorice o autocastigue creyendo que no tiene derecho a gozar de los placeres de la vida o de los afectos, que la “dulzura” es peligrosa o que no tiene derecho a recibir dulzura (afecto). En este caso, la biología reacciona de forma semejante a la anterior y no lleva suficiente azúcar a los órganos porque hacerlo sería aportarles la dulzura que se niega a recibir. Y el azúcar se queda igualmente en la sangre.

En ambas situaciones, el conflicto básico es de Resistencia. Por miedo, desvalorización o autocastigo no se pasa a la acción. No se huye, no se lucha, no se acepta el afecto… Olvidando que todo aquello que queremos hacer y no hacemos nos quita alegría y nos vuelve amargos.

Ahondando en la correlación entre diabetes y dulzura

y la simbología de ésta como “afecto”, la diabetes también puede señalar a la persona que tiene una gran necesidad de cariño pero que, por diversas razones (heridas anteriores, miedo a sufrir, etc.), se niega a recibirlo. De esa manera, la dulzura desaparece dejando sitio a la tristeza y la amargura. En consecuencia, la persona opta en muchas ocasiones por comer azúcar bajo todas las formas posibles para compensar esa falta de afecto.

Por otra parte, la diabetes suele relacionarse a menudo con conflictos familiares latentes, ya que la persona diabética evita manifestar dichos conflictos para que la familia no se divida. Es decir, mantener la “dulzura” en la sangre ayuda a suplir la falta de ella en la familia. “Necesito aguantar esta situación para evitar que se separe la familia”.

Conflicto de Asco o Rechazo

Hay otro tipo de conflicto que también puede producir diabetes, pero por razones diferentes. Son los conflictos basados en el Asco o la Repugnancia.

Cuando vivimos una situación que nos produce mucho asco o rechazo, la sangre se vacía de azúcar porque instintivamente éste acude en masa a los órganos para protegerlos endulzándolos. Por lo tanto, lo que se produce en primera instancia es una bajada de azúcar: hipoglucemia. Ahora bien, cuando la situación no se soluciona sino que se prolonga en el tiempo, la persona siente la necesidad de comer y beber más azúcar del que necesitaría en condiciones normales, para paliar esa sensación de asco que hemos comentado. En consecuencia, su nivel de azúcar en el cuerpo se eleva y, con él, también lo hace su azúcar en sangre lo que le acaba provocando hiperglucemia: diabetes.

Otras causas de la diabetes

– Frecuentemente relacionada con tristeza profunda que se produce después de un acontecimiento tras el cual se siente rencor hacia alguien o contra la vida.

– Nostalgia de lo que pudo haber sido. Gran necesidad de controlar. Tristeza profunda. Ni restos de dulzura.

– Indica un deseo de ser amado, combinado con una inhabilidad para dejarse amar. El resultado es «hiperacidez» o sea, los que no aman se vuelven ácidos. Les falta el dulzor de la vida y se quedan atrapados en el pasado o añorando el amor que no pueden dar.

Diabetes de origen Transgeneracional

Además de todo lo expuesto, la diabetes también puede tener un origen transgeneracional, lo que médicamente se traduce en el concepto de predisposición genética.

Por ejemplo, en ocasiones las madres se ven en la necesidad de educar a sus hijos solas, sin una pareja a su lado y la mayoría de las veces se acusa al hombre por abandonar el hogar o por no hacerse responsable. Esto genera una profunda tristeza, con la percepción de la falta de alegrías de la vida, que puede predisponer a padecer diabetes.

Esta situación suele repetirse en todo el sistema, es como si los hombres no tuvieran permiso de permanecer; la bisabuela, la abuela, las tías y las madres tienen la misma situación. Y es con esta repetición que observamos las implicaciones sistémicas que a la larga no sólo afectan emocionalmente, sino psíquica y corporalmente. Terminando por afectar la salud de los miembros de la familia.



Tipos de diabetes con origen transgeneracional o en el proyecto de vida de los padres.

– Relación conflictiva con la madre: no sentirse amada por ella o sentirse excesivamente controlada por ella. Puede que sea una madre agresiva, que carga su frustración (de no tener pareja) en sus hijos.

– Necesidad de amor insatisfecha por ausencia del padre: Deseo de sentirse amado y aceptado. Sensación de soledad e incomprensión. Sentir que el padre se ha ido por su culpa. Y cuando lo ve (si es que tiene contacto con él) percibe que el padre prefiere a otro/a en lugar del hijo.

– Creación de barreras y corazas (frustración al no poder expresar sus sentimientos): que puede originar un mal carácter y un comportamiento agresivo para no mostrar su necesidad de amor. Inclusive se puede llegar a maltratar a los hijos porque se siente que estos no le aprecian o le valoran.

– Resentimiento con la vida: al considerar que ésta les ha tratado mal, que ha sido injusta. Pensamiento permanente “La vida es dura y difícil”.

– Llenar el vacío emocional con la sobre alimentación: Comen vorazmente para acallar su dolor, de esta manera se maltratan al igual que lo hacen los demás.

– Alguien ha cometido algo deshonroso dentro del sistema familiar: esta culpa permanece como algo oculto dentro del sistema, por eso se critica y se hacen juicios entre ellos. Lo cual merma la autoestima y la confianza personal.

– Antepasados que vivieron una vida miserable en donde apenas les alcanzaba para sobrevivir: Extrema pobreza dentro del sistema familiar. Transgeneracionalmente puede que no hayan tenido qué comer y haber realizado actos no muy bien vistos para llevar comida al hogar. Lo cual también explica la voracidad en comer. Puede que también se hayan visto sometidos a los deseos y órdenes de otros que les subyugaban y se aprovechaban de su condición social.

TIPOS DE DIABETES

– TIPO I (insulinodependiente):

El páncreas no segrega insulina (la hormona que toma glucosa de la sangre y la transporta al interior de las células del cuerpo) y, por lo tanto, la glucosa no llega a los órganos.

Los resentires emocionales son: “debo resistir porque hay un peligro”, “la ternura es peligrosa para mí”, “no quiero que entre el amor dentro de mí”, “el amor es tóxico, peligroso” (tocamientos sexuales, familiares que te quieren pero te pegan, etc.).

– TIPO II (la insulina está disponible pero la célula impide su penetración):

A menudo estas personas son hiperactivas, tienen la necesidad de acumular energía.

Casi siempre diabetes implica: “Casa dividida por dos”. También es cuerpo dividido por dos, puesto que “mi cuerpo es mi casa”. Mi país y mi tierra es una extensión de mi cuerpo. Cuando otras personas entran en mi casa, no me toleran o no los tolero y me aisló o me aíslan (resisto).

Las relaciones frías y distantes dentro del clan o sociedad, que producen aislamiento (la soledad del corredor de fondo). Existe cierta noción de impotencia muscular o psíquica puesto que hay un enfrentamiento con una autoridad (país, policía, padre…) al que “me resisto”. “Quiero dulzura pero recibo tortura”.

Por lo tanto, señala un conflicto activo de resistencia a la autoridad abusiva que hace cosas repugnantes.(La insulina representa la autoridad).

– Diabetes Insípida (tiene la función de eliminar un líquido peligroso):

Este tipo de diabetes se caracteriza por la gran cantidad de líquidos que se eliminan.

La diabetes insípida, únicamente se presenta en personas que sienten una necesidad imperiosa de sobrevivir porque viven sintiéndose “amenazados” por algún miembro de la familia. No hay dulzura alguna. Todo son órdenes y “debe ser”. Existe una persona “castrante” en la familia. Una autoridad castrante, si es en el trabajo.

Existe en la persona diabética insípida, un miedo permanente a morir. Un terror a continuar viviendo esa dinámica familiar, sumado a un terror a irse. Miedo a ver a la persona que nos hace sentir amenazados, observados, evaluados, vigilados; a convivir con esa persona, a quedarse a solas con esa persona, a salir con esa persona, a hablar con esa persona.

Comúnmente, las diabetes insípidas tienen su origen las líneas superiores del clan. Dramas de asesinatos reales dentro de las familias. Envenenamientos reales.

Se hereda una necesidad de cortar con toda relación tóxica entre familiares, pero se vive con miedo, no existe amor o dulzura.

Hay una necesidad de limpiar, de echar agua para deshacerse de algo: “palabras que envenenan”. Palabras muy duras que manchan en una memoria o conflicto de clan.

El líquido también simboliza la liquidez: “El dinero (= líquido) es sucio”.

– Diabetes Gestacional:

En la diabetes gestacional siempre existirá un conflicto emocional en el que me resisto a una situación negativa con mi bebé, sumado a una repulsión a que exista algo negativo.

Es importante aclarar que la diabetes gestacional es una señal de que el conflicto emocional ya ha pasado, ya se está en proceso de reparación. Por lo tanto, no hay que hacer nada, sólo hay que esperar a que finalice el embarazo. Es decir, el conflicto emocional ocurrió en el primer trimestre de embarazo pero se ha resuelto ya. La emoción de la madre ya no es de miedo.

Cuidado, eso sí, con los diagnósticos médicos que pueden “asustar” a las madres sin razón.

El simple hecho de que en algún análisis salga indicada la diabetes gestacional, sólo es una señal de que el conflicto emocional de miedo a que algo vaya mal con el bebé ha sido resuelto, y no hay peligro alguno ni para la madre ni para el bebé.

Al final del post-parto, la evolución de la diabetes gestacional estará determinada por la situación emocional de la madre.

Si la madre tiene plena consciencia de que todo está bien, todo salió bien, no hay peligros de nada, entonces se vuelve a la normalidad de la glucemia y de la tolerancia a la glucosa.

Si la madre permanece angustiada por el diagnóstico, es débil emocional, es miedosa, etc., las pruebas de hiperglucemia permanecerán perturbadas, hasta que la madre asimile que todo está bien y que todo salió bien.

Si la madre vive temiendo que se ha vuelto diabética, porque comenzó con diabetes gestacional; si la madre es atacada por toda la familia, que le recuerdan todo el tiempo que ella es “diabética”, la diabetes permanecerá y se agravará con cada embarazo.

Si la madre, luego del nacimiento del bebé, vive agresiones repugnantes por parte de la pareja o de su padre, en las cuales ella vive una necesidad de “ser protegida y querida”, la diabetes permanecerá hasta que la madre libere esas emociones o se separe de aquellas situaciones que la alteren.

Por otra parte, con relación al origen de los miedos que se producen en los tres primeros meses del embarazo, la futura madre tiene que preguntarse qué conflicto de Resistencia más Repulsión ha vivido durante los tres primeros meses de gestación, que en los meses siguientes quedó resuelto. Vamos a citar algunos de ellos a modo de guía y ejemplo:

– Porque el embarazo activa una memoria desagradable de sentimientos vividos en la propia infancia.

– Si la embarazada está relacionada por fechas con la abuela que falleció en el parto, con una antepasada que concibió sin estar casada, etc.

– ¿Qué emociones experimentó tu madre durante la gestación? ¿Y tu abuela materna? ¿Disponían de hogar propio? ¿Cómo eran sus relaciones de pareja?

Es habitual que la mujer en su primer embarazo desarrolle una diabetes, y que ésta se mantenga como raíl que active la diabetes en embarazos posteriores. En este caso, habrá que ir a buscar siempre la primera vez que se manifestó.

La diabetes (y cualquier otra enfermedad) no se combate, se comprende. Así pues, para curarla, lo primero y más importante es poder contactar con el origen emocional que ha causado la diabetes que se padece, revivir ese conflicto en tiempo presente para comprenderlo bien y encontrar ahora, desde nuestra experiencia de vida añadida, una manera mejor de gestionar ese conflicto, para ofrecerle consuelo y esa nueva solución al nosotros mismos que entonces quedó impactado por un conflicto que no supo gestionar sin que le dejara secuelas.

Afirmaciones

Una vez hecho esto, se pueden agregar afirmaciones como: “Me acepto como soy y acepto la vida tal cual es”. Dichas afirmaciones es conveniente irlas repitiendo hasta que sintamos que su mensaje se va interiorizando en nosotros.

Actitud

Todo ello tiene como objetivo que se produzca en la persona un cambio de actitud, una nueva percepción de los acontecimientos que es lo que, al final, producirá el cambio sanador.

Aquí y ahora, “el pasado ya ha pasado y, en este momento del presente, tengo el poder de realizar un cambio en mí”… Y cambiando yo, cambia además el entorno como un reflejo de mi cambio interior.

Así pues, en vez mantener el pasado en el presente con el recuerdo, los reproches y las lamentaciones, es mejor cambiar el enfoque y plantearse la vida como un reto en el que, pese a todos los obstáculos, me demuestro a mí mismo que sí puedo vivirla como yo deseo, con coherencia y autenticidad.

Frente a la “Amargura” podemos oponer el concepto de “Amar…cura”. Al diabético le conviene reaprender a valorar la dulzura de la vida en cada momento, así como a abrir las puertas de su corazón de nuevo para que éste le pueda llegar por todas partes. También necesita aprender a dar, a aceptar y a regalar amor sin esperar nada a cambio. Todo ello, además, le servirá de crecimiento personal y, a la postre, equilibrará su ser y su salud.

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