LOS NIÑOS NO SE ENFERMAN

Todo síntoma que un niño o niña presente, desde su nacimiento y hasta los 14 años, es reflejo de una emoción de los padres, de un resentir, de algo nunca dicho, de una emoción atrapada.
Como los hijos son parte de los padres, heredan sus emociones y siguen sus patrones. Si bien ambos padres reflejan o proyectan sus emociones a los hijos, se puede hablar de que el porcentaje de emoción es un 80% de las madres y un 20% de los padres.
El Transgeneracional fue comprobando poco a poco, que cuando un niño menor a 14 años presenta un síntoma, hay que revisar a los padres.
Se descubrió que si la madre odiaba su trabajo, al niño le dolían los brazos o se fracturaba algún brazo.
Se descubrió, que si la madre odiaba cuidar a su madre, al niño le dolía la rodilla.
Se descubrió, que si la madre estaba harta de escuchar reclamos o quejas o críticas, el niño tenía problemas de audición.
Por mencionar algunos ejemplos.
Lo más importante de este descubrimiento, es que en cuanto la madre o el padre, solucionaban su conflicto emocional, el niño sanaba.
Hay que tomar en cuenta que una cosa es presentar un sintoma, otra muy diferente es presentar un comportamiento y otra muy diferente nacer con el síntoma.
Por lo tanto, madres y padres, modifiquen las preguntas que hacen con respecto a sus hijos.
Porque no son ellos, pregúntense a ustedes mismos, qué paso en mis emociones para que mi niño o niña enfermara.
Revisen día por día qué conflictos emocionales vivieron, analicen cosas no dichas, emociones bloqueadas, miedos, rencores, culpas, todo.
Yo les pido a esos padres, que por favor, por un minuto, se sienten a analizar qué experiencia emocional tuvieron meses, semanas o días antes de que niño enfermara y allí tendrán su respuesta.
En ese momento descubrirán lo que deberán cambiar y modificar para que su hijo o hija sanen.
Si el niño ha nacido enfermo, entonces deberán sentarse a analizar qué proyecto le imprimieron al niño al concebirlo y gestarlo, analizar la relación de padre-madre, analizar preocupaciones, miedos, rencores.
El bebé siente como propio lo que le sucede a mamá: sus alegrías, sus tristezas, sus preocupaciones, y lo más importante aquel“no dicho”, y lo “no expresado". Y se a demostrado que la clave de sanación de toda enfermedad es el amor.

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