Científicos de la Universidad de Rochester han demostrado que la falta de fluidez verbal y las vacilaciones de los adultos a la hora de nombrar objetos que conforman el entorno suponen un estímulo cognitivo positivo durante el aprendizaje de los niños pequeños. En concreto, han realizado estudios con niños de entre 18 y 30 meses y han descubierto que los pequeños aprenden conceptos y palabras nuevos con más facilidad cuando van precedidos por interjecciones que manifiestan duda como “eh” o “um”. Según los investigadores, “mientras el padre busca la palabra correcta, está enviando a su hijo una señal que le dice que está a punto de enseñarle algo nuevo, por lo que el niño sabe que debe prestar atención”. Por Amalia Rodríguez.
Durante el proceso de aprendizaje del lenguaje, los niños pequeños tienen que procesar una gran cantidad de información mientras escuchan hablar a los adultos. Por un lado, tienen que oír todo el discurso para comprender el mensaje que están escuchando, y al mismo tiempo se enfrentan a un nuevo reto: identificar nuevas palabras que nunca antes han oído y aprender su significado.
Para ello, según un estudio realizado por investigadores del Laboratorio de Bebés de la Universidad de Rochester, los niños pequeños reconocen en las pausas verbales y en las vacilaciones (técnicamente conocidas como "falta de fluidez") de sus padres, señales que les proporcionan un aprendizaje más eficiente del lenguaje.
“Si el cerebro de un niño espera hasta que oye una palabra nueva y trata de averiguar lo que significa al final de lo que está escuchando, se convierte en una tarea mucho más difícil y el pequeño tiende a perderse lo que viene a continuación”, afirma Richard Aslin, profesor de Ciencias Cognitivas y del Cerebro de la Universidad de Rochester y uno de los autores del estudio, en un comunicado emitido por la Universidad de Rochester. En el estudio, Aslin colaboró con las investigadoras Celeste Kidd, responsable de la investigación, y Katherine White.
En concreto, afirman los científicos, los niños interpretan interjecciones del tipo “um” o “eh” como señales no lingüísticas que los adultos suelen pronunciar antes de decir una palabra que los pequeños desconocen. Según los investigadores, “mientras el padre busca la palabra correcta, está enviando a su hijo una señal que le dice que está a punto de enseñarle algo nuevo, por lo que el niño sabe que debe prestar atención”.
En este estudio, publicado en la revista Developmental Science, los investigadores contaron con la participación de tres grupos de niños de edades comprendidas entre los 18 y 30 meses.
Para comprobarlo, sentaban a cada niño en el regazo de su progenitor y lo situaban delante de un monitor especial habilitado con un dispositivo que permite hacer un seguimiento ocular del pequeño.
En la pantalla aparecían al mismo tiempo dos imágenes: una imagen correspondía a un elemento familiar (como una pelota o un libro), y otra imagen aludía a un objeto inventado, cuyo nombre también había sido improvisado. Con las dos imágenes en pantalla, una voz grabada en off definía cada objeto con oraciones sencillas. Cuando la voz dudó y dijo: "Mira la, eh ...", el niño instintivamente miró la imagen del objeto inventado mucho más frecuentemente que al otro objeto (un 70% del tiempo).
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En estos tiempos es muy común que yo titubee ante las preguntas de mi hijo. Me dice ¿para qué sirve el diablo?, ¿qué es el arcoiris?. ¿dónde viven los monstruos?... Así que es inevitable el MMMMMmmmmmm, verás... eh, este...
Siempre me ha maravillado la forma en que aprenden los niños su lengua materna. Es como asistir en primera fila a un acto de magia, de esos en que no tienes idea del truco. Escuchan y luego aplican la palabra en el contexto. También me encanta cuando dicen cosas como “se ha rompido”, porque es parte de su lógica lingüística interna. Gracias, Raquel, por la nota.
Muchas gracias por esta información. Sin duda servirá mucho para que mis hijos eduquen a mis nietos mejor de lo que yo hice con ellos.
NAMASTÉ!!!
Una informacion espectacular.... me parece digna de compartirla con mis conocidos..muchas gracias por tratar temas de este estilo..
Jajaja Grace, me parece que así estamos todos con tantos niños despiertos y viviendo el presente. Yo también tengo esos flashes de Mmmmmm con mis hijos, y estoy segura de que aunque crezcan seguiré quedándome perpleja ante su genuina curiosidad. Es deliciosa esa etapa de descubrimiento y balbuceo, ¡hay que disfrutarla!
Gracias por compartir.
Gracias Aníbal, seguro que sí les será útil.
¡Abrazos!
Me alegro que te sea de utilidad Diana.
¡Besos!
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