¿Se puede enseñar química en infantil y primaria?

Se describe la experiencia del autor en el proyecto Exper(i)ència, de la FCRI en el que un científico sénior se inserta en una escuela o instituto y colabora con los profesores y maestros en la planificación de actividades científicas. Se describen algunas de las actividades realizadas con alumnos desde P3 hasta 6º de Primaria. Evidentemente, no se está trabajando la física y la química como tales, pero se están poniendo sus bases, mediante la manipulación, la observación y la reflexión posterior.

Naturalmente que no se puede enseñar química en infantil y primaria. Como no se puede enseñar física, ni biología, ni historia del arte como tales. Esta pregunta es típica de profesor de secundaria o de universidad, acostumbrado a trabajar por disciplinas científicas. Pero a niveles de infantil y primaria es otra cosa. Los maestros preparan las actividades correspondientes a las diferentes facetas docentes (plástica, naturaleza y medio, lengua, matemáticas y cálculo, motricidad y otras) de forma integrada, y cuando están trabajando un aspecto, trabajan también otros simultáneamente. Lo que no hay es una separación drástica entre disciplinas, como la que después cursarán los alumnos en secundaria.

El objetivo de esta entrada no es plantear académicamente de qué manera se pueden formar las competencias y contenidos de los ámbitos científicos a estas edades. Eso es para los profesionales de la didáctica y la pedagogía. Aquí me propongo simplemente explicar la vivencia de formar parte del proyecto Exper(i)ència, promovido por la Fundació Catalana per a la Ciència i la Innovació (FCRI) [+] Este proyecto pretende estimular la generación de vocaciones científicas en alumnos desde educación infantil a bachillerato.

Pintar con agua

La metodología del proyecto consiste en poner en contacto a los alumnos —en su entorno escolar— con científicos sénior, eméritos o jubilados, de universidades o de empresas. Cada centro y cada sénior elaboran conjuntamente un programa de actividades, que pueden ser muy variadas y dependerá de los intereses del centro, del nivel de los alumnos y de los conocimientos, intereses y disponibilidad del sénior. Actualmente el proyecto está en su segundo año, y hay 28 científicos y 28 escuelas o institutos vinculados.

Experimentos de flotación
Entre las actividades que se desarrollan hay (de más a menos edad del alumnado a que se dirige) la colaboración en los trabajos de investigación de fin de bachillerato, la impartición de conferencias especializadas, visitas a centros de investigación, desarrollo de prácticas por parte de los alumnos, demostraciones prácticas, formación del profesorado y todas aquellas que se acuerden entre ambas partes.

A mí se me vinculó a una escuela de infantil y primaria de Barcelona, la Escola Turó del Cargol [+] en el barrio de Gràcia, junto al Parque Güell. En esta escuela hay varias maestras motivadas para desarrollar actividades científicas, y la escuela programa cada año un tema transversal de trabajo, que las diferentes clases trabajan a su nivel.

De mutuo acuerdo, el papel del sénior en la escuela ha sido doble. Por un lado, la formación de los maestros en aquello que necesitaran relacionado con la ciencia, tanto de su actividad cotidiana como de las actividades relacionadas con el tema transversal. Y, por otro lado, la sugerencia, planificación y realización de actividades científicas con los niños.Circuitos de agua

En el primero de los cursos, además, se desarrolló una actividad adicional, que consistió en que los niños trabajaran el tema de "Cómo es y qué hace un científico". Hicieron todo tipo de dibujos de científicos más o menos locos con bata blanca, mayoritariamente hombres. Y, después, clase por clase, el científico sénior —un servidor— se sometía a una batería de preguntas del estilo "¿Que has inventado?", "¿Haces explosiones?" "¿Has tenido alguna vez un accidente?", "¿Por qué te decidiste a ser científico?" y mil preguntas más de difícil respuesta, y que dan una clara idea de la visión estereotipada que los niños mayores tienen de un científico. Los más pequeños no sabían qué era un científico y a partir de ahora se deberán pensar que todos los científicos son como yo...

Este año el tema transversal de escuela ha sido "El agua". Hemos dedicado tres sesiones de una hora a la formación básica, consistente en plantear a los maestros una pregunta elemental cada día: "¿Qué es el agua?" "¿Dónde hay agua?" y "¿Para qué sirve el agua?". A partir de las respuestas iniciales de los maestros a estas preguntas tan simples se estructuraba la sesión, llena de ideas, preguntas y sugerencias, que iban mucho más allá de las respuestas iniciales. Hemos dedicado tres sesiones más al diseño y preparación de actividades sobre el agua. Algunas actividades se desarrollaban en cada aula, y otras eran para toda la escuela, en el Día Mundial del Agua que se celebró el 22 de marzo de 2017.Ciclo del agua

En las fotos se pueden ver algunas de las actividades realizadas ese día: pintar con aguas de colores, experimentos de flotación, circuitos en los que el agua baja por gravedad, y la observación del ciclo del agua en una bolsa de plástico puesta al sol. Con toda la escuela reunida en el patio preparé el conocido experimento del surtidor de Cocacola con Mentos, que no tiene demasiada relación con el tema del agua, pero que funciona y es espectacular. Justo es decir que se hace con Cocacola Zero que es en un 98 % agua...

En el laboratorio de la escuela, y para las clases de P3, P4 y P5, además, hice personalmente algunos experimentos adicionales muy conocidos pero novedosos para los alumnos: trasvasar agua entre dos cubos con un sifón hecho con un tubo de goma, desplazar una barquita de papel de aluminio con detergente, retener con un papel el agua de un vaso invertido, y otros experimentos. La participación de los alumnos era lo que más les gustaba.

Trasvase con sifónComo se puede deducir de toda la descripción anterior, en mi opinión hay que hacer la aproximación a la ciencia con una estrategia muy simple, y por supuesto experimental, que por otra parte no es ninguna novedad: primero, manipulación de objetos y sustancias por parte de los mismos niños; segundo, observación orientada de qué pasa al hacer el experimento; y, después, en la clase, descripción con su lenguaje de qué es lo que han manipulado y observado, y reflexión de lo que ha pasado. Es tarea posterior de la maestra ir depurando el lenguaje e ir introduciendo terminología más precisa, como evaporación, vapor de agua, o, para los mayores, densidad, fluidez (viscosidad) o gravedad, ligadas a otras observaciones hechas anteriormente.

La piel del agua

También es el momento de la pregunta que espontáneamente aparece, y que abre una cadena infinita de otras preguntas: "¿Por qué pasa lo que pasa?". La respuesta a los porqués lleva ineludiblemente a hacer referencia a la ciencia conocida y la inclusión de nuevos conceptos más abstractos. Y, finalmente, y como culminación, es el momento de los "Qué pasaría si..." para abrir la perspectiva de futuro, de los experimentos mentales y la especulación sobre posibles nuevos experimentos. Estas son las cuatro etapas de todo proceso experimental: Qué hay, qué le pasa, por qué le pasa y qué le pasará.

Por el camino, e intercalados en todo momento, los fundamentos de la lógica y la deducción científica están omnipresentes, al nivel adecuado a cada edad. Pero se desarrollará más esta idea en la última entrada de esta serie. Todas estas actividades no son todavía química ni física, pero son sus fundamentos. Y todo ello lo tiene que poder hacer un maestro no especialista en ciencias. Y lo hacen muy bien, si están motivados y adecuadamente orientados.

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