Madre interior, niño interior, padre interior.

Madre interior, padre interior, niño interior.
Por Carina Tacconi
La educación del ser
Cuando la vida nos invita a dejar de vivir desde la verdad del ego para pasar a vivir desde la verdad del corazón, del niño, del alma, todo se transforma porque se transforma el que soy. Dejar el yo mental, para ir en búsqueda de mi yo esencial es el salto evolutivo más intenso, profundo y maravilloso que como humanos podemos dar. La transición comienza con una sensación de falta, de insatisfacción, de vacío que algunos experimentan como depresión, desgano, apatía. La falta de ganas, deseo, entusiasmo aparecen más fuertes que nunca y con ello la falta de fuerza para sostener trabajos, vínculos, costumbres que antes se sostenían desde el deber o por miedo a la soledad, al rechazo, al abandono, a la exclusión y a la discriminación. Caos, desestructura, transformación, liberación de emociones, estados, verdades que antes eran controlados y tapados empiezan a emerger. Todo esto es Energía de Amor regresando a la vida. La emoción que experimenta el cuerpo emocional, el niño interior en este proceso es fundamentalmente de miedo, dolor, enojo, ira. Es, este escenario interno, en el que brotan a borbotones bocanadas de amor lastimado, el propicio para construir la madre y el padre interior capaces de acompañar con amor incondicional todo lo que sucede. Lo que más entorpece este proceso es la aparición de un culpador, un negador, un descalificador, un controlador, un alarmador, un rechazador, un cambiador de lo que ES. La actitud más facilitadora se da cuando dejamos que pasen por el cuerpo de manera fluida todos esos estados, emociones, sensaciones, recuerdos, intuiciones, etc. La madre interna acompaña con aceptación y amor incondicional. El padre con una observación abierta y sensible capaz de descubrir, legitimar, organizar y manifestar en la tierra la Verdad que nace. Madre, femenino, corazón, amor incondicional. Padre, masculino, ego, mente racional al servicio del niño, del alma, cambia de ser opresor a ser el servidor y protector que acompaña para que la verdad del corazón se manifieste en la tierra y con libertad. Madre interior, padre interior, niño interior unidos cada uno recuperando su lugar divino.

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