La fuerza, el valor, la importancia de la energía emocional en el proceso de evolución humana espiritual.
Muchas corrientes ponen en duda y por lo tanto descalifican, la idea que afirma la importancia que tiene la energía emocional como fuerza necesaria para la evolución espiritual del hombre. Sostenidos en esta creencia, errónea según mi punto de vista, califican la fuerza emocional como una manifestación humana de baja vibración capaz de llevarnos a lugares y reacciones oscuras, violentas y destructivas.
Apoyados en este razonamiento se suele estimular y alentar la creación de patrones de comportamientos internos que llevan, tanto a niños como a adultos, a vincularse con la fuerza emocional del siguiente modo:
-Lo primero que surge es la calificación dualista que divide a las emociones en dos bandos, las buenas o malas, las lindas o feas, las agradables y desagradables.
-El otro comportamiento que surge es el que nos lleva a estimular la manifestación de las emociones “buenas” y buscar controlar, tapar, contener, reprimir, bloquear a las consideradas “malas”.
Lo que se desconoce es que el bloqueo de la emoción nunca es selectivo; si interrumpimos el fluir de la energía “mala” también estamos interrumpiendo el fluir de la energía “buena”. Cuando aprendemos internamente a bloquear la emoción, lo que estamos haciendo es bloqueando el ingreso de energía vital, nuestro caudal ilimitado de potencia y fuerza humana.
Este mecanismo produce lo que me ha nacido denominar, anestesia emocional, una manifestación interna que anula la capacidad de emocionarnos y de sentirnos a nosotros mismos. Esta reacción es el origen de síntomas tales como el desgano, la apatía, la depresión (falta de presión), la insatisfacción permanente, la falta de pasión, disfrute, deseo, entusiasmo, impotencia, alegría, ganas genuinas de ser, estar y vivir.
La emoción es la fuerza, el impulso, la expresión más pura de energía vital que nos ha dado la existencia para avanzar en el camino de la vida.
La energía emocional es la nafta que como humanos divinos tenemos para poder ir hacia donde nuestra alma o nuestro ego indiquen.
Si el gobierno de nuestra vida la tiene la mente inferior, el ego la usaremos para sus planes, si estamos gobernados por nuestra alma y nuestro corazón puro la usaremos para los planes que ella nos muestre.
Si bloqueamos esta fuerza nuestro cuerpo físico carecerá de vitalidad y tenderemos a transitar el camino de la vida desde el esfuerzo, la lucha y el exceso de fuerza de voluntad y no como un placentero y natural fluir.
La emoción es una manifestación maravillosa y cada uno es responsable de cómo la use y del cauce que le da pero no es reprimiéndola, excluyéndola, controlándola, manipulándola o bloqueándola como aprenderemos a integrar y hacer evolucionar esta manifestación de nuestro ser.
El trabajo de Daniel Goleman, sobre inteligencia emocional, ha alentando mucho el proceso de integración de la energía emocional pero siento y creo que tenemos la posibilidad de profundizarlo un poco más. Si nos animamos a emprender este viaje descubriremos y recordaremos la sabiduría que guardan cada una de las emociones, además de reconocer cuando su presencia nos llevan a expandir nuestra luz o a alimentar nuestra oscuridad.
Nada crece cuando es encerrado, excluído, controlado, juzgado o discriminado, por el contrario, empeora.
La propuesta que la educación del ser hace es alentar el derecho natural a sentir y facilitar el camino que nos lleva a descubrir la sabiduría que habita en esta manifestación divinamente humana.
Carina Tacconi

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