Hiperactividad: ¿Qué se esconde detrás del TDA-H?

Qué paradoja que la AMA (Asociación Medica Americana) haya declarado que el TDAH es el trastorno de conducta más ampliamente estudiado y, sin embargo, del que menos se conoce el origen. A pesar de no saber cuál es la causa, es alarmante el número de niños medicados por dicho trastorno.

La última versión del DSM-V dice al respecto que el Trastorno por déficit de Atención e Hiperactividad “es un trastorno de conducta que aparece antes de los 12 años en el que hay un patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere con el funcionamiento o desarrollo que se caracteriza por (1) y/o (2):

1. Inatención

Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las ACTIVIDADES sociales y académicas/laborales:

  • Con frecuencia falla en PRESTAR la debida atención a los detalles o por descuido se cometen errores en las tareas escolares, en el trabajo o durante otras actividades (por ejemplo, se pasan por alto o se pierden detalles, el trabajo no se lleva a cabo con precisión).
  • Con frecuencia tiene dificultades para mantener la atención en tareas o actividades recreativas (por ejemplo, tiene dificultad para mantener la atención en clases, conversaciones o lectura prolongada).
  • Con frecuencia parece no escuchar cuando se le habla directamente (por ejemplo, parece tener la mente en otras cosas, incluso en ausencia de cualquier distracción aparente).
  • Con frecuencia no sigue las INSTRUCCIONES y no termina las tareas escolares, los quehaceres o los deberes laborales (por ejemplo, inicia tareas, pero se distrae rápidamente y se evade con facilidad).
  • Con frecuencia tiene dificultad para organizar tareas y actividades (por ejemplo, dificultad para gestionar tareas secuenciales; dificultad para poner los materiales y pertenencias en orden; descuido y desorganización en el trabajo; mala gestión del tiempo; no cumple los plazos).
  • Con frecuencia evita, le disgusta o se muestra poco entusiasta en INICIAR tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (por ejemplo, tareas escolares o quehaceres domésticos; en adolescentes mayores y adultos, preparación de informes, completar formularios, revisar artículos largos).
  • Con frecuencia pierde cosas necesarias para tareas o actividades (por ejemplo, materiales escolares, lápices, libros, instrumentos, billetero, llaves, papeles de trabajo, gafas, móvil).
  • Con frecuencia se distrae con facilidad por estímulos externos (para adolescentes mayores y adultos, puede incluir pensamientos no relacionados).
  • Con frecuencia olvida las actividades cotidianas (por ejemplo, hacer las tareas, hacer las diligencias; en adolescentes mayores y adultos, devolver las llamadas, pagar las facturas, acudir a las citas).

2. Hiperactividad

Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las actividades sociales y académicas/laborales:

  • Con frecuencia juguetea o golpea con las manos o los pies o se retuerce en el asiento.
  • Con frecuencia se levanta en situaciones en que se espera que permanezca sentado (por ejemplo, se levanta en clase, en la oficina o en otro lugar de TRABAJO, en situaciones que requieren mantenerse en su lugar.
  • Con frecuencia corretea o trepa en situaciones en las que no resulta apropiado. (Nota: En adolescentes o adultos, PUEDE limitarse a estar inquieto.).
  • Con frecuencia es incapaz de jugar o de ocuparse tranquilamente en ACTIVIDADES recreativas
  • Con frecuencia está “ocupado”, actuando como si “lo impulsara un motor” (por ejemplo, es incapaz de estar o se siente incómodo estando quieto DURANTE un tiempo prolongado, como en restaurantes, reuniones; los otros pueden pensar que está intranquilo o que le resulta difícil seguirlos).
  • Con frecuencia habla excesivamente.

Impulsividad

  • Con frecuencia responde inesperadamente o antes de que se haya concluido una pregunta (por ejemplo, termina las frases de otros; no respeta el turno de conversación)
  • Con frecuencia le es difícil esperar su turno (por ejemplo, mientras espera una cola).
  • Con frecuencia interrumpe o se inmiscuye con otros (por ejemplo, se mete en las conversaciones, juegos o actividades; puede empezar a utilizar las cosas de otras personas sin esperar o recibir permiso; en adolescentes y adultos, puede inmiscuirse o adelantarse a lo que hacen los otros).
  • Algunos síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos estaban presentes antes de los 12 años.
  • Varios síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos están presentes en dos o más contextos (por ejemplo, en casa, en el COLEGIO o el trabajo; con los amigos o familiares; en otras actividades).
  • Existen pruebas claras de que los síntomas interfieren con el funcionamiento social, académico o laboral, o reducen la calidad de los mismos.

En función de los resultados se podrán clasificar las siguientes presentaciones: Presentación combinada, falta de atención o hiperactividad con impulsividad.

Los trastornos de déficit de atención o hiperactividad, que muchas veces van juntos, son diagnosticados a diario y, como viene siendo habitual, tras el diagnóstico viene el tratamiento.

Debemos saber que el medicamento no es algo banal y que tiene sus consecuencias. A mediados de los años 50 del siglo pasado se introduce el Ritalín, un medicamento inhibidor que tiene como objetivo calmar la hiperactividad. Es la pastillita de portarse bien, de soportar lo inaguantable como, por ejemplo, los insultos o los golpes o el maltrato entre los padres, es la medicina del tapar lo que pasa anulando la voluntad de la persona.

Son numerosos los médicos, psiquiatras, psicólogos y terapeutas que afirman que el TDAH es un trastorno inventado, que no existe y que la medicación no es lo adecuado para un niño que necesita amor y comprensión sobre lo que le ocurre. Hoy por hoy, no hay pruebas válidas de que el TDAH tenga un componente biológico y que el medicamento sirva para tratar esa alteración física. Joseph Knobel Freud afirma que la medicalización de lo cotidiano es la verdadera pandemia y no unos síntomas que son normales en la mayoría de los casos.

Descodificación  y TDAH

Comencemos por separar los dos síntomas: por un lado, la falta de atención y por otro la hiperactividad. Según el paradigma de la Descodificación Biológica, cada uno responde a un conflicto biológico específico.

Falta de atención

La falta de atención o ausencias ocurre ante conflictos biológicos de separación, por ejemplo, de los padres, de padres con hijos, de otros familiares, de animales.

La unión con la familia es vital para los humanos y su supervivencia, por lo que la separación les coloca ante un peligro de muerte. ¿Cuántas familias hay separadas o con dificultades relacionales que tienen hijos diagnosticados de TDAH?

Según el Dr. J. Freud, más del 90% de niños con déficit de atención tienen a sus padres separados o divorciados. Un niño puede experimentar separación cuando se queda en el colegio, o con un familiar o un cuidador y se marchan a trabajar. No tiene la posibilidad de pensar y sentir que luego regresaran y volverá a tenerlos cerca. Se siente alejado y sufre.

El conflicto activo se observa en los dos córtex cerebrales a nivel de la corteza sensorial. En fase de estrés o en epicrisis del conflicto de separación se producen ausencias, idas, despistes, lagunas, extravíos, alejamientos de la realidad o acercamientos a una realidad inventada que satisfaga las necesidades de contacto, distracciones, descuidos, olvidos o pérdida de memoria que no son más que una forma de salir de la realidad dolorosa para estar en contacto con un mundo imaginario que acercan al niño a lo que desea y le aleja de lo que no quiere vivir.

El niño tiene miedo a una separación o si le toca vivirla cuando está con un padre no puede estar con el otro y le coloca en un estrés claro de separación. La custodia compartida puede disminuir la sensación de falta de contacto, pero es fundamental hablar con el niño para que pueda expresar lo que siente. Cualquier otro cambio inesperado en su vida como una mudanza de ciudad, el alejamiento de sus compañeritos o de todo lo conocido. Podéis ver la película Intensamente (Inside Out) en la que un maremágnum de emociones negativas se desata tras una mudanza inaceptada e incomprendida por la protagonista.

Para todos, la supervivencia está más asegurada cuando se está en grupo y se siente el contacto y la presencia del otro. Nuestra sociedad ha dado mayor lugar a los cuidados técnicos y organizativos que a la presencia verdadera. Por ejemplo, los neonatos son separados rápidamente de su madre y debido a la “tecnificación” del nacimiento antes de que los brazos de una madre acaricien al bebé, éste ya ha pasado por metales, equipos, básculas, medidores, sondas, etc. El nacimiento podría ser uno de los programas iniciales del conflicto biológico de separación.

El niño con déficit de atención necesita comprensión de su proceso, de lo que siente, de poder ponerle palabras, de saber que lo que le ocurre es normal y tiene nombre. Anhela los cuidados de los padres y está ávido de contacto físico. En neonatos y bebés, el masaje Shantala es una gran reconector de pieles y de sensaciones, las movilizaciones de extremidades, el juego manual (con tierra, barro, harina, pinturas, tejidos, cerámica) o cuerpo a cuerpo son alternativas “calmantes” ante el desafío de la distracción. Están al servicio de traer el niño a la tierra. Éste necesita satisfacer la sensación de presencia, de tocarse piel a piel, de sentir que hay otro a su lado, además de la atención plena, de escucha activa, de estar por y para el otro y no estar haciendo cosas o llenando los vacíos. El vacío aterra (horror vacuis) pero es importante aprender a convivir con el ya que es orgánico y forma parte de nuestra naturaleza.

La Hiperactividad

El movimiento es la compensación a la pasividad que surge ante un atrapamiento o de no poder hacer aquello con el cuerpo que el cuerpo pide.

La hiperactividad es la manera que tiene el niño de decir que necesita moverse porque quedarse quieto, lo coloca ante la sensación de impotencia, de sentirse atrapado, sin salida posible, de no poder hacer, y que no soporta el inmovilismo, la fijación corporal; cuenta la rabia que se siente cuando se quiere escapar del drama familiar y no se puede; nos cuenta con cuánta energía saldría disparado para no vivir más discusiones, peleas, insultos, arengas, sermones, amonestaciones, fijaciones, obligaciones, imposiciones, reglas inamovibles, consignas, exigencias y que se resumen en el llamado conflicto biológico de contrariedad de movimiento que sería:

Quiero ir hacia un lado y no puedo, y haga lo que haga, nunca habrá un buen resultado.

Gregory Bateson lo explicaba desde la doble contrariedad o ambivalencia en la que el niño jamás consigue dejar felices a sus padres porque haga lo que haga siempre estarán descontentos.

Un típico diálogo de contrariedad sería:

-Mamá, quiero ir a casa de mi amiga Mar.
-Sí, hija, querida. Ve a jugar, pero si te vas es porque no me quieres.

No habrá movimiento posible que pueda realizar ya que si se queda va en contra de sus necesidades y, si se va, en contra de las de su madre. Resultado: bloqueo en el movimiento.

Además, un niño podría experimentar conflictos en otros ambientes distintos al seno familiar y sentirse acorralado en la escuela, por un maestro que está demasiado pendiente de él, por compañeros que jugando lo bloquean en un espacio o le encierran, que aunque sea de broma, el niño puede vivirlo como algo dramático. Cuando la motricidad está afectada, hay que pensar en la sensación de sentirse asediado, hostigado o bloqueado en el movimiento o de haber sido incapaz de reaccionar en el momento justo. La hiperactividad es el mecanismo compensador del movimiento que faltó en algún instante.

Los Focos de Hamer activos en ambas cortezas cerebrales se ubican al nivel del área motriz y, si se combina con déficit de atención, se suman los focos sensoriales.

La impulsividad proviene de no poder gestionar los conflictos de identidad y el resentimiento o rabia en el territorio. Por ejemplo, los padres se pelean, el niño se interpone y le pegan o se lo sacan de encima diciendo “sal de aquí que tu no eres nadie”.

La identidad está en el ser o no ser, por ejemplo, reconocido, respetado, querido en el grupo, querido por lo que se es y no por lo que se hace. Al niño le molesta y le preocupan los gritos, las peleas, la separación, los portazos, las cosas rotas, las veces que un padre se “larga” de casa sin decir nada, o los llantos del que se queda y también no saber qué lugar ocupa el niño en su grupo, en su familia, en el corazón de sus padres… lo que le provoca una fuerte preocupación.

En todo caso, los niños, adolescentes o adultos, que tienen un síntoma conductual, están diciéndonos que se sienten mal por una realidad que no comprenden, que les hace daño y de la que no saben cómo salir, y como tampoco saben expresar el dolor con palabras, lo están expresando generando un síntoma en su cuerpo.

El TDAH es el fracaso de una sociedad que no comprende las necesidades ni el dolor que hay detrás de los llamados síntomas; el de los padres o familias que miran más hacia su propio ombligo que, hacia las necesidades biológicas de los hijos; el de las escuelas o los sistemas educativos que tienden a homogeneizar a la población en lugar de aceptar la diferencia; el de un sistema que gana millones gracias a intoxicar y drogar a niños para que se estén quietos; el de todos nosotros que sabiendo, callamos.

Sin embargo, somos muchos los que también queremos y podemos poner el foco de luz sobre el TDAH para salir de la oscuridad.

Desde el punto de vista TRANSGENERACIONAL.

Los niños con Déficit de Atención tienen yacientes, abortos antes o despúes del él , también hay que revisar si algún miembro del clan familiar es tartamudo ( tiene que ver con los secretos familiares ) todo lo que no ha salido a la luz en una generación la próxima la sufre a través de este tipo de trastornos en el aprendizaje y conductas.

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