hiperactividad - Foro - E.A.C.2024-03-28T16:14:29Zhttps://altaeducacion.org/forum/topics/feed/tag/hiperactividadHiperactividad: ¿Qué se esconde detrás del TDA-H?https://altaeducacion.org/forum/topics/hiperactividad-que-se-esconde-detras-del-tda-h2018-08-28T17:08:16.000Z2018-08-28T17:08:16.000ZVioleta Zurkanhttps://altaeducacion.org/members/Violeta<div><p></p>
<p><span style="font-size: 12pt;"><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2060305511?profile=original" target="_self"><img width="700" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2060305511?profile=RESIZE_1024x1024" class="align-center" width="700"/></a></span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">Qué paradoja que la <strong>AMA (Asociación Medica Americana)</strong> haya declarado que el <strong>TDAH</strong> es el trastorno de conducta más ampliamente estudiado y, sin embargo, del que menos se conoce el origen. A pesar de no saber cuál es la causa, es alarmante el número de niños medicados por dicho trastorno.</span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">La última versión del DSM-V dice al respecto que el Trastorno por déficit de Atención e Hiperactividad “es un trastorno de conducta que aparece antes de los 12 años en el que hay un patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere con el funcionamiento o desarrollo que se caracteriza por (1) y/o (2):</span></p>
<h3><span style="color: #000000; font-size: 12pt;"><strong>1. Inatención</strong></span></h3>
<p><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las ACTIVIDADES sociales y académicas/laborales:</span></p>
<ul>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Con frecuencia falla en PRESTAR la debida atención a los detalles o por descuido se cometen errores en las tareas escolares, en el trabajo o durante otras actividades (por ejemplo, se pasan por alto o se pierden detalles, el trabajo no se lleva a cabo con precisión).</span></li>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Con frecuencia tiene dificultades para mantener la atención en tareas o actividades recreativas (por ejemplo, tiene dificultad para mantener la atención en clases, conversaciones o lectura prolongada).</span></li>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Con frecuencia parece no escuchar cuando se le habla directamente (por ejemplo, parece tener la mente en otras cosas, incluso en ausencia de cualquier distracción aparente).</span></li>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Con frecuencia no sigue las INSTRUCCIONES y no termina las tareas escolares, los quehaceres o los deberes laborales (por ejemplo, inicia tareas, pero se distrae rápidamente y se evade con facilidad).</span></li>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Con frecuencia tiene dificultad para organizar tareas y actividades (por ejemplo, dificultad para gestionar tareas secuenciales; dificultad para poner los materiales y pertenencias en orden; descuido y desorganización en el trabajo; mala gestión del tiempo; no cumple los plazos).</span></li>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Con frecuencia evita, le disgusta o se muestra poco entusiasta en INICIAR tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (por ejemplo, tareas escolares o quehaceres domésticos; en adolescentes mayores y adultos, preparación de informes, completar formularios, revisar artículos largos).</span></li>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Con frecuencia pierde cosas necesarias para tareas o actividades (por ejemplo, materiales escolares, lápices, libros, instrumentos, billetero, llaves, papeles de trabajo, gafas, móvil).</span></li>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Con frecuencia se distrae con facilidad por estímulos externos (para adolescentes mayores y adultos, puede incluir pensamientos no relacionados).</span></li>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Con frecuencia olvida las actividades cotidianas (por ejemplo, hacer las tareas, hacer las diligencias; en adolescentes mayores y adultos, devolver las llamadas, pagar las facturas, acudir a las citas).</span></li>
</ul>
<h3><span style="color: #000000; font-size: 12pt;"><strong>2. Hiperactividad</strong></span></h3>
<p><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las actividades sociales y académicas/laborales:</span></p>
<ul>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Con frecuencia juguetea o golpea con las manos o los pies o se retuerce en el asiento.</span></li>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Con frecuencia se levanta en situaciones en que se espera que permanezca sentado (por ejemplo, se levanta en clase, en la oficina o en otro lugar de TRABAJO, en situaciones que requieren mantenerse en su lugar.</span></li>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Con frecuencia corretea o trepa en situaciones en las que no resulta apropiado. (Nota: En adolescentes o adultos, PUEDE limitarse a estar inquieto.).</span></li>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Con frecuencia es incapaz de jugar o de ocuparse tranquilamente en ACTIVIDADES recreativas</span></li>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Con frecuencia está “ocupado”, actuando como si “lo impulsara un motor” (por ejemplo, es incapaz de estar o se siente incómodo estando quieto DURANTE un tiempo prolongado, como en restaurantes, reuniones; los otros pueden pensar que está intranquilo o que le resulta difícil seguirlos).</span></li>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Con frecuencia habla excesivamente.</span></li>
</ul>
<h3><span style="color: #000000; font-size: 12pt;"><strong>Impulsividad</strong></span></h3>
<ul>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Con frecuencia responde inesperadamente o antes de que se haya concluido una pregunta (por ejemplo, termina las frases de otros; no respeta el turno de conversación)</span></li>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Con frecuencia le es difícil esperar su turno (por ejemplo, mientras espera una cola).</span></li>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Con frecuencia interrumpe o se inmiscuye con otros (por ejemplo, se mete en las conversaciones, juegos o actividades; puede empezar a utilizar las cosas de otras personas sin esperar o recibir permiso; en adolescentes y adultos, puede inmiscuirse o adelantarse a lo que hacen los otros).</span></li>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Algunos síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos estaban presentes antes de los 12 años.</span></li>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Varios síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos están presentes en dos o más contextos (por ejemplo, en casa, en el COLEGIO o el trabajo; con los amigos o familiares; en otras actividades).</span></li>
<li><span style="color: #000000; font-size: 12pt;">Existen pruebas claras de que los síntomas interfieren con el funcionamiento social, académico o laboral, o reducen la calidad de los mismos.</span></li>
</ul>
<p><span style="font-size: 12pt;">En función de los resultados se podrán clasificar las siguientes presentaciones: Presentación combinada, falta de atención o hiperactividad con impulsividad.</span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;"><a href="https://www.descodificacionbiologica.es/wp-content/uploads/2018/07/tda-anna-kolosyuk-551398-unsplash-1-300x177.jpg" target="_blank" rel="noopener"><img src="https://www.descodificacionbiologica.es/wp-content/uploads/2018/07/tda-anna-kolosyuk-551398-unsplash-1-300x177.jpg?width=300" class="align-left" width="300"/></a>Los <strong>trastornos de déficit de atención o hiperactividad</strong>, que muchas veces van juntos, son diagnosticados a diario y, como viene siendo habitual, tras el diagnóstico viene el tratamiento.</span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">Debemos saber que <strong>el medicamento no es algo banal y que tiene sus consecuencias.</strong> A mediados de los años 50 del siglo pasado se introduce el <strong>Ritalín</strong>, un medicamento inhibidor que tiene como objetivo calmar la hiperactividad. Es la pastillita de portarse bien, de soportar lo inaguantable como, por ejemplo, los insultos o los golpes o el maltrato entre los padres, es la <strong>medicina del tapar lo que pasa anulando la voluntad de la persona</strong>.</span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">Son numerosos los médicos, psiquiatras, psicólogos y terapeutas que <strong>afirman que el TDAH es un trastorno inventado,</strong> que no existe y que la <strong>medicación no es lo adecuado para un niño que necesita amor y comprensión</strong> sobre lo que le ocurre. Hoy por hoy, no hay pruebas válidas de que el TDAH tenga un componente biológico y que el medicamento sirva para tratar esa alteración física. Joseph Knobel Freud afirma que la medicalización de lo cotidiano es la verdadera pandemia y no unos síntomas que son normales en la mayoría de los casos.</span></p>
<h2><span style="font-size: 12pt;"><strong>Descodificación y TDAH</strong></span></h2>
<p><span style="font-size: 12pt;">Comencemos por separar los dos síntomas: por un lado, la falta de atención y por otro la hiperactividad. Según el paradigma de la Descodificación Biológica, cada uno responde a un conflicto biológico específico.</span></p>
<h3><span style="font-size: 12pt;"><strong>Falta de atención</strong></span></h3>
<p><span style="font-size: 12pt;">La falta de atención o ausencias ocurre ante <strong>conflictos biológicos de separación</strong>, por ejemplo, de los padres, de padres con hijos, de otros familiares, de animales.</span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">La <strong>unión con la familia es vital para los humanos y su supervivencia,</strong> por lo que la separación les coloca ante un peligro de muerte. ¿Cuántas familias hay separadas o con dificultades relacionales que tienen hijos diagnosticados de TDAH?</span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">Según el Dr. J. Freud, más del <strong>90% de niños con déficit de atención tienen a sus padres separados o divorciados.</strong> Un niño puede experimentar separación cuando se queda en el colegio, o con un familiar o un cuidador y se marchan a trabajar. No tiene la posibilidad de pensar y sentir que luego regresaran y volverá a tenerlos cerca. Se siente alejado y sufre.</span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">El conflicto activo se observa en los dos córtex cerebrales a nivel de la corteza sensorial. En fase de estrés o en epicrisis del <strong>conflicto de separación se producen ausencias, idas, despistes, lagunas, extravíos, alejamientos de la realidad</strong> o acercamientos a una realidad inventada que satisfaga las necesidades de contacto, distracciones, descuidos, olvidos o pérdida de memoria que no son más que una forma de salir de la realidad dolorosa para estar en contacto con un mundo imaginario que acercan al niño a lo que desea y le aleja de lo que no quiere vivir.</span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">El <strong>niño tiene miedo a una separación</strong> o si le toca vivirla cuando está con un padre no puede estar con el otro y le coloca en un estrés claro de separación. La custodia compartida puede disminuir la sensación de falta de contacto, pero es fundamental hablar con el niño para que pueda expresar lo que siente. Cualquier otro cambio inesperado en su vida como una mudanza de ciudad, el alejamiento de sus compañeritos o de todo lo conocido. Podéis ver la película Intensamente (Inside Out) en la que un maremágnum de emociones negativas se desata tras una mudanza inaceptada e incomprendida por la protagonista.</span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">Para todos, <strong>la supervivencia está más asegurada cuando se está en grupo y se siente el contacto y la presencia del otro.</strong> Nuestra sociedad ha dado mayor lugar a los cuidados técnicos y organizativos que a la presencia verdadera. Por ejemplo, los neonatos son separados rápidamente de su madre y debido a la “tecnificación” del nacimiento antes de que los brazos de una madre acaricien al bebé, éste ya ha pasado por metales, equipos, básculas, medidores, sondas, etc. El nacimiento podría ser uno de los programas iniciales del conflicto biológico de separación.</span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">El <strong>niño con déficit de atención necesita comprensión de su proceso</strong>, de lo que siente, de poder ponerle palabras, de saber que lo que le ocurre es normal y tiene nombre. Anhela los cuidados de los padres y está ávido de contacto físico. En neonatos y bebés, el masaje Shantala es una gran reconector de pieles y de sensaciones, las movilizaciones de extremidades, el juego manual (con tierra, barro, harina, pinturas, tejidos, cerámica) o cuerpo a cuerpo son alternativas “calmantes” ante el desafío de la distracción. Están al servicio de traer el niño a la tierra. Éste necesita satisfacer la sensación de presencia, de tocarse piel a piel, de sentir que hay otro a su lado, además de la atención plena, de escucha activa, de estar por y para el otro y no estar haciendo cosas o llenando los vacíos. <strong>El vacío aterra (horror vacuis) pero es importante aprender a convivir con el ya que es orgánico</strong> y forma parte de nuestra naturaleza.</span></p>
<h3><span style="font-size: 12pt;"><strong>La Hiperactividad</strong></span></h3>
<p><span style="font-size: 12pt;"><a href="https://www.descodificacionbiologica.es/wp-content/uploads/2018/07/tda-johnny-wall-633497-unsplash-300x200.jpg" target="_blank" rel="noopener"><img src="https://www.descodificacionbiologica.es/wp-content/uploads/2018/07/tda-johnny-wall-633497-unsplash-300x200.jpg?width=300" class="align-left" width="300"/></a>El movimiento es la compensación a la pasividad que surge ante un <strong>atrapamiento o de no poder hacer aquello con el cuerpo que el cuerpo pide.</strong></span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">La <strong>hiperactividad es la manera que tiene el niño de decir que necesita moverse</strong> porque quedarse quieto, lo coloca ante la sensación de impotencia, de sentirse atrapado, sin salida posible, de no poder hacer, y que no soporta el inmovilismo, la fijación corporal; cuenta la rabia que se siente cuando se quiere escapar del drama familiar y no se puede; nos cuenta con cuánta energía saldría disparado para no vivir más discusiones, peleas, insultos, arengas, sermones, amonestaciones, fijaciones, obligaciones, imposiciones, reglas inamovibles, consignas, exigencias y que se resumen en el llamado <strong>conflicto biológico de contrariedad</strong> de movimiento que sería:</span></p>
<blockquote><p><span style="font-size: 12pt;">Quiero ir hacia un lado y no puedo, y haga lo que haga, nunca habrá un buen resultado.</span></p>
</blockquote>
<p><span style="font-size: 12pt;">Gregory Bateson lo explicaba desde la <strong>doble contrariedad o ambivalencia</strong> en la que el niño jamás consigue dejar felices a sus padres porque haga lo que haga siempre estarán descontentos.</span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">Un típico diálogo de contrariedad sería:</span></p>
<blockquote><p><span style="font-size: 12pt;">-Mamá, quiero ir a casa de mi amiga Mar.</span><br/> <span style="font-size: 12pt;">-Sí, hija, querida. Ve a jugar, pero si te vas es porque no me quieres.</span></p>
</blockquote>
<p><span style="font-size: 12pt;">No habrá movimiento posible que pueda realizar ya que si se queda va en contra de sus necesidades y, si se va, en contra de las de su madre. <strong>Resultado: bloqueo en el movimiento.</strong></span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">Además, un niño podría experimentar conflictos en otros ambientes distintos al seno familiar y sentirse acorralado en la escuela, por un maestro que está demasiado pendiente de él, por compañeros que jugando lo bloquean en un espacio o le encierran, que aunque sea de broma, el <strong>niño puede vivirlo como algo dramático</strong>. Cuando la motricidad está afectada, hay que pensar en la sensación de sentirse asediado, hostigado o bloqueado en el movimiento o de haber sido incapaz de reaccionar en el momento justo. <strong>La hiperactividad es el mecanismo compensador del movimiento que faltó</strong> en algún instante.</span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">Los <a href="https://www.descodificacionbiologica.es/hasta-siempre-dr-hamer/" target="_blank" rel="noopener"><strong>Focos de Hamer</strong></a> activos en ambas cortezas cerebrales se ubican al nivel del área motriz y, si se combina con déficit de atención, se suman los focos sensoriales.</span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">La impulsividad proviene de <strong>no poder gestionar los conflictos de identidad y el resentimiento o rabia en el territorio.</strong> Por ejemplo, los padres se pelean, el niño se interpone y le pegan o se lo sacan de encima diciendo “sal de aquí que tu no eres nadie”.</span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;"><strong>La identidad está en el ser o no ser, por ejemplo, reconocido, respetado, querido en el grupo, querido por lo que se es y no por lo que se hace.</strong> Al niño le molesta y le preocupan los gritos, las peleas, la separación, los portazos, las cosas rotas, las veces que un padre se “larga” de casa sin decir nada, o los llantos del que se queda y también no saber qué lugar ocupa el niño en su grupo, en su familia, en el corazón de sus padres… lo que le provoca una fuerte preocupación.</span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">En todo caso, los niños, adolescentes o adultos, que tienen un síntoma conductual, <strong>están diciéndonos que se sienten mal por una realidad que no comprenden, que les hace daño y de la que no saben cómo salir,</strong> y como tampoco saben expresar el dolor con palabras, lo están expresando generando un síntoma en su cuerpo.</span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">El <strong>TDAH es el fracaso de una sociedad que no comprende las necesidades ni el dolor que hay detrás de los llamados síntomas</strong>; el de los padres o familias que miran más hacia su propio ombligo que, hacia las necesidades biológicas de los hijos; el de las escuelas o los sistemas educativos que tienden a homogeneizar a la población en lugar de aceptar la diferencia; el de un sistema que gana millones gracias a intoxicar y drogar a niños para que se estén quietos; el de todos nosotros que sabiendo, callamos.</span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">Sin embargo, somos muchos los que también queremos y podemos poner el <strong>foco de luz sobre el TDAH para salir de la oscuridad.</strong></span></p>
<p></p>
<p><span style="font-size: 12pt;"><strong>Desde el punto de vista TRANSGENERACIONAL.</strong></span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;"><strong>Los niños con Déficit de Atención tienen yacientes, abortos antes o despúes del él , también hay que revisar si algún miembro del clan familiar es tartamudo ( tiene que ver con los secretos familiares ) todo lo que no ha salido a la luz en una generación la próxima la sufre a través de este tipo de trastornos en el aprendizaje y conductas.</strong></span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;"><strong><a href="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2060304070?profile=original" target="_self"><img width="500" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2060304070?profile=RESIZE_1024x1024" class="align-center" width="500"/></a></strong></span></p></div>" Niños condenados a ser Perfectos "https://altaeducacion.org/forum/topics/2292074-Topic-21872008-09-17T14:10:22.000Z2008-09-17T14:10:22.000ZVioleta Zurkanhttps://altaeducacion.org/members/Violeta<div><p style="text-align: left;"><img src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2060238715?profile=original" alt="" width="116" height="116"/></p>
Niños condenados a ser perfectos
Crece la medicación contra el trastorno de la hiperactividad, pero también la polémica
INMACULADA DE LA FUENTE 08/01/2008
El niño se levanta del pupitre sin que venga a cuento. El profesor le dice que se siente y poco después lo encuentra otra vez de pie y enredando. Lo mira: el maestro ha vivido esta escena cientos de veces. Los niños cambian, pero los hechos se repiten. "Fuera de clase", se ordenaba al niño díscolo hace 15 años. "Pablo, ¿te has tomado hoy la pastilla?", se pregunta ahora a este tipo de niños.
Hace décadas, los niños hiperactivos sólo merecían la etiqueta de travieso
No todo chaval movido sufre trastorno de hiperactividad
Hay padres que temen que las pastillas generen adicción
La medicación debe completarse con un tratamiento psicoterapéutico
Los expertos creen que no hay que confiar la solución a la pastilla
Hay padres que ya piden ayuda en la farmacia para acabar con un berrinche
Son niños hiperactivos. Sólo el 15% de los que padecen este trastorno están diagnosticados. Pero no todos los niños que se mueven mucho lo son. Mientras unos especialistas recomiendan que se les medique, otros aseguran que a menudo la solución está en la familia, en cambiar costumbres. En el otro lado están los padres, temen el efecto rebote del tratamiento o que se habitúen a él.
Hace unas décadas, el chico movido acumulaba oportunidades para visitar pasillos y patios en horas de clase. Ahora, si está diagnosticado como inatento o hiperactivo, no es un secreto que suele ser un niño medicado. Si el neurólogo le ha recetado una pastilla que se libera de forma retardada (normalmente Concerta), la tragará con el desayuno y le acompañará mañana y tarde. Si el médico fracciona la dosis en varias tomas y receta Rubifén (otra marca, con el mismo principio, metilfenidato), el pequeño ingerirá la primera pastilla en casa y la segunda con las lentejas del colegio. Los profesores lo saben y custodian el medicamento con idéntica diligencia que el jarabe para la tos.
"El trastorno de hiperactividad (TDAH), solo o combinado con déficit de atención, se conoce ahora mejor y está cada vez más presente en la consulta. Pero se ha banalizado", afirma Alberto Fernández-Jaén, neuropediatra de la clínica La Zarzuela, en Madrid. Lo paradójico es que asegura que esa trivialización convive con "un infradiagnóstico brutal. Sólo el 15% de los que lo padecen están diagnosticados", sostiene. Todavía el diagnóstico se hace tarde, al final de educación primaria o en la explosión de la adolescencia, cuando el fracaso escolar ha hecho su aparición y la autoestima se tambalea. El TDAH es lo que hace años se denominaba disfunción cerebral mínima y afecta a cerca del 6% de la población infantil (los adultos también lo sufren, pero no lo manifiestan de un modo tan evidente). Hace unas décadas, los casos leves sólo merecían la etiqueta de traviesos, buscapleitos o torpes. Hoy se ha convertido en un problema prevalente en las consultas de neurología infantil. En algunos casos el niño lo pasa mal en el colegio, tanto en el aula como con sus compañeros, y se ve estigmatizado. "Ahora tenemos un arsenal mayor y podemos hacer trajes a medida del pequeño", afirma Fernández-Jaén.
No todo niño movido sufre hiperactividad. Hay niños considerados vagos y metepatas que sí lo son sin saberlo. Al igual que hay chavales diagnosticados que no siempre reciben medicación. Sus padres se resisten a darles la pastilla. O bien, se la dan los días que hay colegio y la eliminan o reducen la dosis en vacaciones y en fin de semana.
Fernández-Jaén reconoce que el diagnóstico requiere una labor de interpretación. "No hay que precipitarse. Pero si la medicación ayuda al pequeño a estar mejor en su entorno escolar y social no hay discusión. Los niños no tienen por qué ser valientes Rambos y superar sus problemas solos". Piensa, además, que el tratamiento farmacológico no tiene por qué ser eterno: "Tras dos o tres años, el 80% acaba compensando el trastorno y deja de precisar la medicación".
Trinidad Bonet, psicóloga especializada en técnicas cognitivo-conductistas, afirma que "la medicación está más que justificada, dependiendo de la intensidad de los síntomas, si estamos ante un TDAH. Este trastorno tiene múltiples causas orgánicas y sería muy difícil conseguir verdaderos cambios en el funcionamiento cerebral sin la medicación", explica. Admite, sin embargo, que el uso de fármacos "pudiera ser no tan imprescindible" si la sintomatología es leve o si se trata de niños mayores "muy motivados para aprender estrategias personales que mitiguen el déficit de atención".
La medicación empleada para el TDAH no tiene como misión relajar a estos niños, sino ayudarles a centrar su atención y a controlar su impulsividad. El metilfenidato (un derivado anfetamínico) incrementa la disponibilidad de la dopamina, un neurotransmisor relacionado con la concentración y el aprendizaje. Se piensa, además, que los psicoestimulantes actúan de un modo distinto en los hiperactivos y no potencian en ellos la excitabilidad, sino la concentración. En este sentido, las bebidas de cola y el café, sin excesos, se consideran ocasionales ayudas.
La medicación, por sí sola, no basta: "Debe completarse con un tratamiento psicológico basado en técnicas cognitivo-conductuales, que incluye pautas a padres y a colegios para facilitar el aprendizaje de autocontrol que necesitan estos niños", añade Bonet. Los padres deben convertirse en expertos en el tema y aprender estrategias para reducir la impulsividad y ayudarles a aumentar la atención. Podría decirse que "los fármacos serían el abono, y la intervención psicopedagógica, la labor de siembra".
La teoría es ésa, pero hay padres que se atormentan y dudan si sus hijos serán de verdad hiperactivos. Temen, además, que la medicación genere adicción y recelan de que sus hijos se acostumbren a apoyarse en muletas químicas desde edades tan tiernas. Bonet admite que hay que analizar si esa sintomatología precisa medicación.
"Tenemos que tener cuidado y no empezar a medicar a los niños, como quizá se hace con los adultos... Ahora ya nadie aguanta nada, nadie quiere sufrir ni encontrarse mal, siempre hay que estar contento y sin preocupaciones", enumera. "Al igual que nuestro cuerpo nos dice a veces que algo va mal y que hay que cambiar algunas cosas, con los niños ocurre lo mismo: hay que preguntarse si el clima familiar incide en que no duerma, se enfade y pierda el control. A menudo, hay que cambiar costumbres en vez de escudarnos en una medicación 'para que no nos dé la lata". Bonet, no obstante, concluye: "Me da la impresión de que a los niños, todavía, no se les medica a la ligera".
El fenómeno, sin embargo, va a más. "Hay un auge de este tipo de problemas en las consultas", admite la neuropediatra Ana Camacho, miembro de la Sociedad española de Neurología, que ve a diario a decenas de niños en un hospital madrileño. Con frecuencia, estos pequeños pacientes han pasado ya por las manos de un psicólogo. Los neurólogos no son especialistas en conductas, sino en disfunciones cerebrales. Pero al neuropediatra le llega esta descripción del niño que tiene delante: "No sigue las normas, no se centra, no acata la disciplina en casa y en el colegio, no va al ritmo de sus compañeros, se pelea con ellos...".
"En la mitad de las consultas" señala Camacho, "se ve que el problema es sociofamiliar o educativo: el niño no tiene o no sigue pautas de conducta". En todo caso, el especialista suele hacer un seguimiento del problema para ver "si ese trastorno se prolonga en el tiempo y no está motivado por una circunstancia concreta". Es entonces cuando se plantea si puede haber déficit de atención con o sin hiperactividad. El diagnóstico requiere rigor y finura porque no existe una evidencia física como en otras enfermedades. "El debate sobre si hay que medicarlos viene de Estados Unidos, el país que, paradójicamente, se encuentra a la cabeza de la investigación", admite Camacho.
"Se trata de fármacos eficaces, hay estudios contrastados y se aplican desde hace cincuenta años" agrega. En las farmacias españolas se encuentra desde hace meses una nueva presentación de metilfenidato, con el nombre de Medikinet. "Como alternativa al metilfenidato disponemos de otro principio activo, la atomoxetina (comercializado como Strattera) que no pertenece a la familia de los psicoestimulantes", añade la neuróloga. Lo curioso es que este fármaco no está subvencionado por la Seguridad Social, algo que las asociaciones de padres de niños TDAH no entienden.
Algunos padres se mueven todavía en la cuerda floja al abordar este trastorno cada vez más visible en los colegios. El dilema sobre la medicación no se da ante enfermedades consideradas graves y más clásicas, como la epilepsia, en la que el niño tiene que estar de por vida acompañado de fármacos. O la esquizofrenia y otras psicosis. E incluso en trastornos de ansiedad en que la medicación es necesaria por un periodo determinado. Por el contrario, el rechazo de algunos padres a medicar a los niños por TDAH se debe a que consideran que la gravedad es mucho menor, y que los fármacos prescritos son, a menudo (no siempre), psicoestimulantes. Un recelo que los médicos también han detectado en los padres a la hora de medicar a niños con antidepresivos, en este caso por temor a que se habitúen.
"Otro motivo frecuente de consulta en niños es el dolor de cabeza", indica la doctora Camacho. Si es episódico se prescribe un analgésico. O a partir de cierta edad antiinflamatorios. "Pero no es el boom del TDAH, desde luego".
¿Serán más proclives a las adicciones los niños hiperactivos? De nuevo, surge la controversia. Mientras que hay padres que temen el efecto rebote del tratamiento o la habituación a la dosis inicial, algunos expertos aseguran que justamente la medicación previene posibles adicciones en la adolescencia y actitudes pendencieras, al ayudar al controlar la impulsividad. Lo que sí parece es que no todo está dicho sobre el TDAH y que algunas de sus señas de identidad se desmoronan o se encuentran en revisión. Una de ellas es la mayor prevalencia del trastorno en niños que en niñas. "Los primeros estudios de autores norteamericanos recogían esta diferencia porque, al evaluar la conducta, ponían el acento en el niño que molesta o es agresivo, mientras que los síntomas de las niñas, generalmente más contenidas, pasaban inadvertidos", argumenta Esther Cardo Jalón, neuropediatra del hospital mallorquín Son Llatzer y profesora asociada de Psicología y Fisioterapia en la universidad balear. Cardo ha demostrado que las diferencias entre niños y niñas son imperceptibles.
Esta neuróloga opina que, con estrategias educativas y psicológicas, muchos niños pueden mejorar. "La medicación debe ser lo último, y tras una buena evaluación". Escéptica, piensa que "la medicación tiene un espacio, pero su acción es limitada". Cardo acusa cierta presión de las empresas farmacéuticas para colocar sus fármacos. Pero "si todo se basa en la pastilla, pueden ir de una otra sin resolver el problema de fondo", continúa. La neuropediatra advierte, además, que "la sobreactividad motora está presente en casi todos los trastornos psicopatológicos infantiles... Incluso en la depresión pueden darse niveles de irritabilidad y agresión no tan comunes en adultos".
Muchos fármacos de uso habitual, para tratar por ejemplo el asma (Ventolín) tienen como efectos secundarios sobreactividad motora y a veces pueden confundirse con trastornos del comportamiento (TND) y niveles cognitivos bajos. Por otra parte, un niño con un cociente intelectual bajo, si se enfrenta a una exigencia escolar y educativa por encima de sus posibilidades, puede manifestarse inquieto en el aula porque se aburre y no es capaz de seguir el ritmo.
Cardo recuerda que, en principio, "un niño que no es TDAH medicado con psicoestimulantes, a dosis adecuadas, no va a tener efectos secundarios importantes... Pero éticamente no se puede ni se debe recetar un medicamento innecesario. Sería algo así como administrar determinados antibióticos a un paciente sano que sólo tiene una infección de tipo viral (o que no tiene la bacteria que se pretende combatir): no tendría ningún sentido".
Los niños inatentos, e hiperactivos o no, no son los únicos candidatos a estar sobremedicados. Empieza a haber padres que piden ayuda en la farmacia para acabar con berrinches o ayudar a sus hijos a dormir. "Dame algo, que el niño no duerme", escucha de vez en cuando el farmacéutico tras el mostrador. Sin embargo, poco puede hacer este profesional. Los somníferos están destinados a la población adulta.
A raíz del caso Madeleine, la prensa inglesa reabrió el debate sobre la práctica de sedar a los niños en el avión. Cardo rechaza que esto sea real. "No es normal habituar a psicofármacos a los niños para que los padres estén más cómodos. Muchos niños vuelan a diario y no necesitan ningún tipo de tranquilizante".</div>¿ Niños desatentos o niños desatendidos ?https://altaeducacion.org/forum/topics/2292074-Topic-48862008-09-27T20:34:00.000Z2008-09-27T20:34:00.000ZVioleta Zurkanhttps://altaeducacion.org/members/Violeta<div><p style="text-align: left;"><img src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2060239224?profile=original" alt="" width="219" height="380"/></p>
Lic. Jorge Gonçalves da Cruz.
Hoy nos "atienden" sólo en cuanto consumidores e hiperkinéticamente, nos acosan con miles de productos que garantizarían nuestra paz, felicidad y éxito escolar. Entre estos productos con los que nos seducen, se encuentran drogas legalmente recetadas, de las cuales sus productores y adeptos proclaman que no crearían dependencia como las ilegales).
La sociedad globalizada nos desatiende a todos y coloca como enfermedad lo que los niños todavía pueden denunciar con su inquietud y falta de atención.
Los niños preguntan, son pregunta. Las preguntas no escuchadas devienen en síntomas.
¿Cómo escuchar sus preguntas antes de medicarlos?
¿Qué sucedió para que tal cantidad de madres y padres de niños acepten y soliciten la Ritalina para calmar a sus hijos o para que sean exitosos?
¿Qué sucedió para que esos maestros, que tienen a cinco de sus veinte alumnos medicados para que les presten atención, acepten y busquen la justificativa del síntoma de A.D.D. o A.D.H.D.? ¿Cómo no se preguntan si ese 20% de niños en su clase sólo correspondería a una "desgracia" del destino que los reunió en la clase? Ya que las estadísticas de los mismos que produjeron el diagnóstico hablan sólo de un 20% de la población que podría recibir el diagnóstico.
Primero tuvieron que convencernos de que "el pensamiento es una neurona y el deseo, una secreción química" y luego encandilarnos colocándonos como espectadores, sólo activos en cuanto a compradores.
La Dra. Silvia Bleichmar, en un excelente artículo publicado en Clarín, nos recuerda: "Los niños de esta época, en su mayoría, no son receptores de ninguna esperanza, sino sólo de una supervivencia que da cuenta del desaliento y la fatiga histórica que empapa a los adultos a cuyo cuidado se encuentran".
Se ha creado la representación de un ser humano nuevo, aplanado, andrógino y sin humor, agobiado por el evitamiento de sus pasiones y sueños, avergonzado por no poder alcanzar el ideal que se propone (flaco, consumidor y exitoso) y culpabilizado por no poder comprarle a sus hijos la felicidad en cuotas.
Fukuyama, ideólogo de tal postura, se regocija con la estupidez propia de los que se creen dueños de la verdad: "Hay una simetría sorprendente entre los efectos de la Ritalina y los del Prozac: la Ritalina vuelve a los muchachos menos turbulentos y, en cierto modo, menos muchachos; en cuanto al Prozac, libera a las mujeres de los inconvenientes de la naturaleza femenina. Uno y otro nos acercan imperceptiblemente a un ser humano andrógino, que es también el objetivo de las políticas que defienden la igualdad de los sexos" (Francis Fukuyama, "El fin de la historia, diez años después").
Nunca como en nuestra época el saber de los individuos, su capacidad de pensar y el hacer creativo le habían sido expropiados en este nivel por los dueños de las técnicas y los conocimientos especiales, dice Emiliano Galende.
Los medicamentos psicotrópicos buscan normalizar los comportamientos y suprimir los síntomas más dolorosos del sufrimiento psíquico sin buscar su significación.
Elisabeth Roudinesco nos recuerda que cuanto más se promete un "punto final" al sufrimiento psíquico a través de la ingestión de píldoras, más el sujeto decepcionado se inclina hacia tratamientos mágicos.
Es así como los laboratorios (no ya los médicos, psicólogos o psicopedagogos) aparecen como esos grandes, poderosos, mágicos solucionadores de todos nuestros pesares.
Mundo de la exhibición, de la desmentida. En épocas anteriores, el método para adormecer el pensar era esconder. Hoy es exhibir y desmentir lo que se exhibe. Mostrar y decir que lo que se mostró no existe tal cual lo vemos. Nacen los fetiches, agoniza la alegría del pensar, el jugar, el preguntar, presentes en todo niño enchalecado en "diagnósticos-rótulos".
La experiencia en psicopedagogía clínica nos permite asegurar que la gran mayoría de aquellos niños rotulados como A.D.D. o A.D.H.D., con una escucha diferente por parte de sus padres o maestros, pueden conseguir aprender creativamente, sin la necesidad de la dependencia de una droga.
La dificultad para concentrarse en los niños, tiene que ser un alerta para los padres, maestros, psicólogos, psicopedagogos o médicos.
Recordemos que la medicación, como dice Silvia Bleichmar, a veces lo único que hace es disimular los síntomas, calmar los efectos, permitiendo que la perturbación productora del cuadro siga su camino desencadenando consecuencias de mayor calibre en la adolescencia.
Alicia Fernández
Psicopedagoga.</div>