El mundo habla de ellos y son motivo de orgullo nacional. Sus nombres abundan en la red y en el sitio web www.7chess.com se afirma que Deysi y Jorge Cori Sánchez son la nueva imagen del ajedrez latino, que demuestran a todos los ajedrecistas que se puede alcanzar y sobrepasar a los europeos y asiáticos con mucha disciplina y trabajo.
Pero así como la práctica del deporte ciencia ha conducido a estos
adolescentes a un grado destacado, también puede beneficiar a quienes
no son los primeros de la clase. Especialistas consultados al respecto
afirman que el ajedrez es una herramienta que potencia el desarrollo
cognitivo y emocional de niños y adolescentes. Y si se aprende desde
edad temprana, mejor.
El psiquiatra Enrique Galli Cambiaso, de la clínica Ricardo Palma,
recuerda que el aprendizaje del ajedrez es recomendable entre los 8 y
14 años, y para alentarlo, a los más chicos se les puede premiar por
cada logro, y a los más grandes, hablándoles de que el juego redundará
favorablemente en su rendimiento escolar y desarrollo de habilidades.
El ajedrecista José Bernardo Cáceres Sayón asegura que la práctica de este deporte estimula la concentración y la
creatividad, facilita el aprendizaje y el cambio de actitudes.
Su experiencia le ha enseñado que cuando el niño aprende a jugar ajedrez,
también aprende a no sufrir los golpes emocionales de la derrota, pues
ve en los retos, los conflictos y la competencia no una amenaza para su
autoestima, sino una oportunidad para mejorar.
"Los chicos regulares en la escuela o con problemas de aprendizaje son los
que más necesitan del ajedrez. Cuando encuentran placer y diversión en
el trabajo mental, eso los ayuda en el estudio y cambia la percepción
de sí mismos", afirma Cáceres Sayón.
El doctor Holger Saavedra, catedrático de la Escuela de Posgrado de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima, empezó a jugar
ajedrez a los 12 años y asegura que no hay una edad límite para
aprenderlo.
El ajedrez -dice- desarrolla el razonamiento estratégico, clave para la
solución de problemas matemáticos y los que se presentan en la vida
diaria. "Para sobrevivir en un mundo lleno de problemas, tenemos que
ser buenos encontrando soluciones creativas, y el ajedrez conduce a
ello", recalca.
Captar el interés
Pero el reto es cómo despertar el interés de los chicos por el deporte del
tablero cuando viven rodeados de computadoras y videojuegos.
"El ajedrez no se aprende por imposición; la motivación es clave, y los
videojuegos de estrategia también sirven de ayuda", afirma Dante Soto,
profesor de esta disciplina en la Asociación Educativa Saco Oliveros
(en cuyos colegios se enseña ajedrez, y tiene entre sus alumnos a los
hermanos Cori).
Para Dante Nieri Romero, psicoterapeuta y psicólogo deportivo, el ajedrez
brinda herramientas que ayudan a mejorar las habilidades, pero eso no
quiere decir que el éxito en la vida esté garantizado.
Adiós a los estereotipos
"El ajedrez no debe ser visto como un campo de batalla para medir la
superioridad o inferioridad mental de las personas, sino como una
herramienta para el aprendizaje estratégico y cooperativo", sostiene el
ajedrecista José Bernardo Cáceres Sayón.
Advierte que la actitud de los padres es fundamental para alentar el aprendizaje
del ajedrez. "Hay que alentar siempre las cosas buenas o positivas de
los hijos y dejar de lado ese condicionamiento de estar obligados a
ganar siempre, pues esto afecta la forma cómo el niño ve las cosas y su
autoestima", asegura.
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